23 mayo 2018

EL LENGUAJE DE LOS CIPRESES
de trocha.org.es
 

Cipreses guían el camino hacia un núcleo rural habitado
Estos esbeltos árboles, popularizados en nuestro país por encontrarse comúnmente en los cementerios o camposantos, también se pueden ver al borde de antiguos caminos que, en su tiempo, fueron rutas de cierta importancia e, incluso, abundan en muchos parques y jardines, tanto públicos como particulares.
     Lógicamente, al buen observador no se le escapa la pregunta de rigor: ¿por qué están ahí los cipreses? Para entender mejor el papel de este árbol tendremos que empezar por obtener un cierto conocimiento del mismo.
     Desde la perspectiva científica, el Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado dice: la palabra ciprés  (del provenzal cyprés) m. Bot. (gén. Cupresus) fam.: cupresáceas, clase: coníferas; árbol siempre verde, con copa de forma cónica, y madera rojiza, olorosa, que pasa por incorruptible; tiene flores amarillentas, hojas pequeñas, en filas imbricadas, y fruto de glábula de unos 3 cm. de diámetro. Hay varias especies.
     Según el Diccionario de los Símbolos, de Jean Chevalier Alain Gheerbrant(1), el ciprés fue un árbol sagrado entre numerosos pueblos; gracias a su longevidad y a su verdor persistentes, se llama el árbol de la vida (ciprés tuya). En Europa es un símbolo de duelo. Quizás se trata de todos modos de una mala interpretación, aunque sea de origen muy antiguo, del simbolismo universal y primitivo de las coníferas que, por su resina incorruptible y su follaje persistente, evocan la inmortalidad y la resurrección.
     El teólogo Orígenes ve en el ciprés un símbolo de las virtudes espirituales, pues el ciprés desprende muy buen olor, el de la santidad.
     En el Diccionario de los Símbolos y Mitos de J.A. Pérez-Rioja (2), se dice de él: En su calidad de árbol perenne, siempre verde, perfumado, de madera incorruptible como la del cedro, ha tomado una significación funeraria. Ya desde los tiempos paganos, se asocia con la idea de la muerte. Por ello se encuentra generalmente en los cementerios. En heráldica, simboliza elevados y nobles sentimientos, como la idea de la incorruptibilidad.

     Se presume que estos árboles, originarios de las regiones del Egeo, llegaron a la Península Ibérica en los barcos romanos, (...)
     Los antiguos viajeros –casi siempre caminantes– la vista de estos árboles, junto o próximos a las casas solariegas, obtenían conocimiento sobre las posibilidades de encontrar allí refugio y amparo, (...)
     Si el camino era largo y debía durar varios días, los viajeros no tenían más remedio que alojarse en fondas, hostales, figones y otros establecimientos del mismo ramo. Pero si el viaje se tenía que realizar en todo o en parte por montaña y en ámbitos descampados, el caminante se veía abocado a pedir hospitalidad en alguna casa solariega que pudiera encontrar a lo largo de su ruta. (...)
Hospital de Benasque
Actual hospedería de un antiguo refugio para caminantes
construído hace ocho siglos por los monjes Hospitalarios
.

       Para señalar la disposición de alojamiento en esas casas de campo aisladas, se eligió un símbolo inequívoco, visible desde muy lejos para los viajeros: el esbelto ciprés, árbol de hoja perenne.
     Según los estudiosos, parece que los romanos fueron los primeros en utilizar los cipreses como elementos de señalización en su cultura, estableciendo, incluso, una especie de código: en una edificación aislada en la montaña, cerca de caminos, la presencia de un solo ciprés informaba al viajero de la posibilidad de obtener agua en ese punto; dos cipreses significaba que disponía de comida, y tres o más cipreses que era un centro de reunión con dormitorio.
Ciprés ornamental del monasterio de Silos
     Asimismo, tuvieron otras utilidades nuestros majestuosos cipreses. A las autoridades romanas se las distinguía con hileras paralelas de estos árboles, en la entrada de sus casas, para hacer saber que se trataba de una figura social importante. Todavía hoy pueden verse, por muchos lugares de la geografía española, fincas rústicas y palacetes luciendo esta señorial formación arbórea. También en las avenidas o vías principales de acceso a las ciudades se plantaban cipreses para dar así la bienvenida a las gentes, pero en especial a las tropas y generales victoriosos.
     Esta simbología romana contribuyó a que posteriormente, en la era cristiana que sucedió al imperio romano, se plantaran cipreses en cementerios para darnos la bienvenida a la vida eterna. Así, de esta manera, el paso de los siglos y el desconocimiento popular de la simbología original, han contribuido a que en la actualidad se considere que los cipreses son meros árboles funerarios y, en ocasiones, portadores de mal augurio.
     En consecuencia, si nos atenemos a lo que inicialmente significó el ciprés, tendremos que convenir que su elección como símbolo fue un acierto por sus propiedades: perfil inequívoco, hoja perenne, gran altura (hasta 35 m.), gran resistencia…, que le convierten en el árbol ideal para ser visto a grandes distancias.
     A partir de ahora, cuando salgamos de marcha montañera, ya sabremos qué nos están diciendo estos esbeltos y majestuosos árboles..

Francisco C.L.

21 mayo 2018

ESOPO, Grecia (S. VI? a. C.)
La Diosa y el árbol

Cierto día se les ocurrió a los dioses la idea de escoger cada uno un árbol para protegerlo y custodiarlo. 
Zeus escogió la encina, Afrodita el mirto, Heracles el álamo, y así sucesivamente los demás dioses. Atenea, la diosa de la sabiduría, se reservó el olivo.
-Yo elijo este árbol -dijo- porque produce gran cantidad de frutos útiles. 
-Tienes razón -replicole Zeus-, y veo que eres justamente celebrada por tu sabiduría. En efecto, si en las cosas que hacemos no hallamos algún beneficio, es una tontería hacerlas por vanagloria.

Procuremos que nuestras acciones sean siempre prudentes y útiles.

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19 mayo 2018

CARTELES Y ÁRBOLES (1)

Esta es una amalgama de carteles que se han ido agrupando a lo largo del tiempo. No va a tener un orden, simplemente irán apareciendo.
Aquí debería decir: AGRADÉSELO A UN ÁRBOL
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17 mayo 2018

YACIMIENTO DE EL BARRANQUILLO, Castellote, Teruel 
Árboles fósiles

      El yacimiento de El Barranquillo se ubica cerca de la ermita del Llovedor en el término municipal de Castellote. Para visitar la zona es conveniente ir desde Mas de las Matas, la ruta más fácil. Contiene dos árboles fósiles conservados en sílice que formaron parte de un bosque del Cretácico. Se han excavado cuatro troncos fósiles de tres especies diferentes de coníferas, de un total indeterminado que contiene este yacimiento.
      Por su posición y conservación ha sido posible determinar su proceso de fosilización. El bosque al que pertenecieron se formó en torno a un río y tras una crecida fueron arrancados del suelo, embarrancaron y se enterraron rápidamente. A partir de ese momento se produjeron los procesos de carbonificación y silicificación.
      El yacimiento apenas ha sido excavado en su zona más superficial y se supone que en la zona más interna se encuentran muchos más fragmentos e incluso restos de las primeras plantas con flor de la Península Ibérica. Este yacimiento es importante por los pocos datos que todavía tenemos sobre los bosques del Cretácico en la península.
      Se puede llegar en coche pero es una ruta ideal para bici, unos 14 km.






 

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15 mayo 2018

VIETNAM, Lim, un árbol
The millennium-year-old "lim" tree in Bac Giang province.

Provincia de Bac Giang:
     Un árbol "lim" de mil años de antigüedad ha sido reconocido con una ceremonia, como árbol del patrimonio vietnamita por la Asociación de Vietnam para la Conservación de la Naturaleza y el Medio Ambiente (VACNE).
     El árbol de 45m de altura es científicamente conocido como Erythrophleum fordii, pero se llama "Lim" en la comunidad. En 2011, el VACNE lanzó un programa con el objetivo de seleccionar y honrar los árboles patrimonio de Vietnam, en un intento de conservar sus fuentes de genes, al tiempo que aumenta la conciencia pública por la protección del medio ambiente. También contribuye a promover la diversificación y abundancia de la flora de Vietnam, así como a desarrollar la investigación científica en el campo. Para ganar el honor, los árboles deben tener más de 200 años en el caso de árboles silvestres y mas de 100 años para los plantados. Además, los árboles deben conectar con las características históricas y culturales de la comunidad donde crecen. Aquellos que no cumplan los criterios, pero que tengan valores especiales para la ciencia, la historia o la cultura, también ganarán el reconocimiento.
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