miércoles, 29 de marzo de 2023

KATSUKI TOSHIO, en Nippon (mar, 2020)
‘Hanami’: ¿Cómo surgió la costumbre de contemplar los cerezos en flor en Japón?



El hanami tiene su origen en la existencia de dos variedades de cerezo idóneas para su contemplación: yamazakura y edohigan. Cabe destacar el papel de los cerezos somei-yoshino, que se plantaron en todo el país en la era Meiji. Así fue como en todos los rincones del archipiélago nipón se comenzó a imitar a las clases populares de Edo, que hacían picnics bajo los árboles.

La contemplación de los cerezos en flor —hanami en japonés— es un elemento de la cultura nipona que fascina a un gran número de personas de todo el mundo. Esta fascinación es tal que muchos turistas de otros países deciden viajar a Japón en primavera para disfrutar de la floración. Uno se pregunta cómo el hanami llegó a formar parte de la cultura nacional. Para responder esta pregunta, es necesario conocer el trasfondo histórico de esta costumbre, así como las diferentes especies autóctonas de cerezos.
Gente de todas las edades disfruta de un picnic bajo los cerezos en flor de Shinjuku Gyoen (Tokio).

El anuncio de que ha llegado la primavera

     El sakura es un árbol de hoja caduca y ancha que pertenece al Cerasus, un subgénero de la familia de las rosáceas, y que crece principalmente en las zonas templadas del hemisferio norte; hay un centenar de especies. El tipo más conocido es el cerezo silvestre (C. avium), que se da en todo el mundo, pero lo cierto es que muchos de estos árboles se concentran en Asia Oriental. Por otra parte, hay quienes piensan que el sakura pertenece al género Prunus, en el que se incluyen especies como el ciruelo europeo (Prunus domestica); sin embargo, ambos se diferencian claramente en su forma; los estudios de filogenética molecular —en los que se analiza el ADN— que se han llevado a cabo recientemente validan esa división, de ahí que, en este texto, lo clasifiquemos como Cerasus.
     En Japón, en concreto, hay diez variedades; dos de ellas —yamazakura (C. jamasakura) y edohigan (C. itosakura) anuncian la llegada de la primavera desde la Edad de Piedra, cuando los primeros seres humanos comenzaron a vivir en el archipiélago nipón. El primero crece, principalmente, en las regiones central y occidental; ya en la antigüedad había muchos de estos en las colinas habitadas. Además, florecen antes que otros árboles, de ahí que destaquen en las montañas al comienzo de la primavera. Por ejemplo, en el monte Yoshino (Nara), donde se contemplan los yamazakura desde hace más de mil años, si bien este no es el único lugar.
Yamazakura del monte Yoshino (Nara). Esta variedad de cerezo decora las montañas de todo Japón.
Flores de yamazakura. Destaca la belleza del contraste entre el blanco de los pétalos y el rojo del follaje nuevo.
     Por el contrario, los cerezos de la variedad edohigan apenas crecen en las montañas. Sin embargo, florecen más pronto que los yamazakura. Además, son árboles gigantes: miden 30 metros de altura y tienen un tronco de más de dos metros de diámetro, de ahí que muchos turistas vayan a verlos. Aunque sus frutos no son comestibles, es posible que, ya en la Edad de Piedra, la gente disfrutara contemplando sus flores de color rosa claro, un tono vivo que les confiere una belleza especial.
Flores de edohigan. Las hojas del árbol no se abren, pero es fácil distinguirlos por sus pétalos rosas.

De celebración de la nobleza a costumbre del pueblo

     Se cree que los orígenes del hanami en Japón se remontan al siglo VIII (período Nara); concretamente, a las fiestas, con motivo del Día de las Niñas —Momo no Sekku, el 3 de marzo según el antiguo calendario lunisolar (en el gregoriano, a comienzos de abril)—, en las que se componían poemas a la vera de un arroyo mientras se contemplaban las flores y se bebía sake en unas copas que se dejaban flotar en el agua; eran toda una muestra de refinamiento y simbolizaban el paso a la siguiente estación. Estas celebraciones anuales, importadas de China, tenían lugar en los jardines de la corte y de la nobleza, donde había árboles traídos del país vecino: albaricoque japonés (P. mume) y melocotoneros o durazneros (P. persica); esto es, en aquella época, no se contemplaban los cerezos aún.
Albaricoque japonés del santuario Kitano Tenmangū (Kioto). Antes de la era Heian, las flores más representativas de la primavera en Japón eran las de esta especie.
     En la era Heian (siglos VIII-XII), Japón hizo introspección respecto a los elementos propios de la cultura nacional; consecuentemente, se empezaron a contemplar los cerezos en primavera. Estos árboles abundaban en los campos y las montañas del país, y los pétalos de sus flores se parecían a los del albaricoque japonés, por lo que es posible que este fuera el motivo por el cual acabaron sustituyendo a las flores procedentes de China. Aunque se perdió la costumbre anual de las fiestas a la vera de un arroyo, se conservó la de contemplar las flores en los jardines tradicionales: además de los albaricoques japoneses y los melocotoneros o durazneros, se incluyeron en esta costumbre los cerezos yamazakura y edohigan. No obstante, cabe señalar que el hanami de los jardines y el de los campos y las montañas eran diferentes.
     En el período Edo (siglos XVII-XIX), además de los jardines, en las grandes ciudades se habilitaron espacios amplios donde poder contemplar las flores; por ejemplo, en los parques Asukayama y Gotenyama, obra del sogún Tokugawa Yoshimune, se plantaron cientos de yamazakura y se permitió el acceso a las clases populares. Allí se empezaron a hacer las animadas fiestas bajo los cerezos en las que la multitud se reunía para beber sake y degustar la comida que se habían llevado. Así pues, puede decirse que la costumbre actual del hanami proviene de esa mezcla de las celebraciones de la nobleza para contemplar las flores en primavera y de los picnics de las clases populares.

Las postrimerías del período Edo y el nacimiento de los cerezos perfectos

     En el período Edo, los cerezos pensados específicamente para los jardines tradicionales se convirtieron en una variedad cultivada. Este gran avance lo motivó, en gran medida, que, además de yamazakura y edohigan, se plantaran ōshima zakura (C. speciosa), una variedad propia de las islas de Izu (región de Kantō) cuya existencia se desconocía durante la era Heian. Sin embargo, a partir de la era Kamakura (siglos XII-XIV), cuando se estableció el gobierno militar en Kantō, se cultivaron más cerezos de este tipo. Los árboles son relativamente pequeños, pero dan unas flores de gran tamaño. Además, no es raro que se produzcan mutaciones espontáneas como los pétalos múltiples; son una variedad ideal para el cultivo en jardines.
Ōshima zakura en flor. Esta variedad destaca por sus pétalos blancos de gran tamaño.
     En el período Edo se desarrolló toda una cultura de la jardinería específica de la época, de ahí que se cultivara una amplia variedad de plantas, entre ellas los crisantemos (Aster) y las azaleas (Rhododendron). Los cerezos no fueron una excepción: a partir del ōshima zakura, surgieron variedades de pétalo múltiple que siguen gustando mucho a día de hoy, como el fugenzō (C. Sato-zakura Grupo ‘Albo-rosea’) y el ukon (C. Sato-sakura Grupo ‘Grandiflora’). Los cerezos somei-yoshino (C. ×yedoensis ‘Somei-yoshino’) también datan de este período.
Somei-yoshino en flor. El rosa pálido de sus pétalos es un color que gusta mucho a los japoneses.
     Los cerezos somei-yoshino son originarios de la antigua localidad de Somei, de donde comenzaron a salir en el siglo XIX, a finales del período Edo; en aquel entonces, se los conocía como cerezos de Yoshino (yoshinozakura). En esa época, la altura de estos árboles superaba los diez metros y sus flores eran de pétalo simple. Se los consideraba yamazakura y se cree que se los llamaba yoshino en referencia a la zona famosa por su cultivo. Aunque no se tiene constancia escrita de cómo surgieron, los estudios genéticos han revelado que su madre es la variedad edohigan y su padre, el ōshima zakura. Al igual que el primero, las hojas no se abren en la época de florecimiento y tiene unas flores de color rosa pálido muy bonitas. Del segundo ha heredado el gran tamaño de las flores y su rápido crecimiento. Así pues, es una variedad que reúne lo mejor de ambas, de ahí que, durante el período Edo, se la considerara perfecta y gustara tanto a la gente.
     A partir de la era Meiji (1868-1912), época en la que Japón se modernizó, se plantaron cerezos en los espacios públicos de todo el país: parques, escuelas, calles... El objetivo era aprovechar la amplitud de estos lugares para llenarlos de verdor. La denominación “somei-yoshino” se empezó a utilizar en 1900, cuando esta variedad ya estaba presente en muchos lugares, y tiene su explicación en que estos cerezos son diferentes de los yamazakura que abundan en el monte Yoshino, de ahí que se decidiera agregar el nombre de la localidad donde se plantaron por primera vez. De hecho, a día de hoy, hay países en los que se sigue utilizando la denominación “cerezos de Yoshino”, cuando en realidad esta debería hacer referencia a los yamazakura. Cuando Edo pasó a llamarse Tokio, esta variedad se hizo famosa en todo el país, de ahí que “cerezos de Tokio” sea la denominación internacional más apropiada.
     Los cerezos somei-yoshino eran la especie perfecta para el hanami que comenzó en Edo. Tardan unos diez años en hacerse grandes y se puede aumentar la cantidad de ejemplares gracias a los injertos, de ahí que sea fácil crear un espacio donde la gente pueda admirar la belleza de estos árboles. Además, los somei-yoshino que se injertan son idénticos; consecuentemente, todos tienen las mismas flores del mismo color, y estas se abren a la vez. Al ser árboles de gran tamaño, se crea un amplio espacio alrededor de su tronco, donde mucha gente se puede sentar a comer y beber. Por este motivo, se plantaron muchos por todo el país: así fue como en otros lugares de Japón comenzaron a imitar a las clases populares de Edo, que disfrutaban de un picnic bajo los cerezos. La existencia de la variedad somei-yoshino hizo posible que todo el mundo disfrutara de ese elemento cultural llamado “hanami”.

Muchas más variedades que la somei-yoshino

     A día de hoy, existen diferentes formas de disfrutar de los cerezos en flor, además de los picnics concurridos; por ejemplo, se puede contemplar las flores en silencio o dar un paseo por el campo o la montaña. Por otra parte, hay que señalar la existencia de variedades autóctonas como el ōyama zakura (C. sargentii), en la gélida Hokkaidō; el kanhi zakura (C. campanulata), en la cálida Okinawa, y el kumano zakura (C. kumanoensis), descubierta recientemente en la zona meridional de la península de Kii.
Flores de kumano zakura. Destacan por su gran tamaño y color blanco.
     Huelga decir que, entre las variedades cultivadas, los cerezos somei-yoshino no son los únicos que destacan; hay multitud de especies: los cerezos llorones shidarezakura (C. itosakura ‘Pendula’), los kawazu zakura (C. ×kanzakura ‘Kawazu-zakura’) y los taihaku (C. Sato-zakura Grupo ‘Taihaku’) son tan solo algunos ejemplos.
     Conocer las múltiples variedades de cerezos que existen en Japón, así como la historia del aprecio que les tiene el pueblo nipón, nos dará la oportunidad de disfrutar del hanami de una forma diferente.

Todas las imágenes son del autor.
Lo hemos leído aquí
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domingo, 26 de marzo de 2023

AMJA, en el ElDiario.es, enero 2023
¿Por qué las ciudades europeas necesitan árboles, pero luego no es tan sencillo plantarlos?

jueves, 23 de marzo de 2023

Obtención de sirope de agave (y 3)

PATRIZIA AYMERICH 
Sirope de agave (extracto) Lo hemos leído aquí

(...) El sirope de agave es una miel o néctar dulce que se extrae del agave (que puede ser el agave azul o el agave maguey), una especie de cactus o planta del desierto originaria de la zona tropical y subtropical de América, tanto de la zona del Caribe como del norte de México y el Sur de Estados Unidos. La planta tiene un aspecto similar a la yuca, pero en realidad es una suculenta similar al aloe vera. El sirope se elabora a partir de la savia líquida que se obtiene del corazón de la penca del agave, una vez que este ha crecido entre siete y diez años.
     Con esta planta también se obtienen otros productos, muy reconocidos y utilizados en América Latina. Por ejemplo, lo primero que se obtiene de la extracción de la savia es el aguamiel, que ha sido consumido también, durante siglos, por los indígenas de la región como una bebida natural refrescante y fortificante. Si el aguamiel se fermenta se puede obtener el pulque, una bebida alcohólica de antigua tradición mexicana, hermana del tequila y el mezcal.
     Para obtener el sirope, el aguamiel se calienta o se trata por vía enzimática para hidrolizar los hidratos de carbono complejos que contiene (principalmente fructanos, que también se encuentran en diferentes cereales) y transformarlos en azúcares simples. Luego se filtra y se concentra con aplicación de calor hasta obtener la textura del sirope o miel de agave, de intenso sabor dulce.

Propiedades del sirope de agave

Los expertos aseguran que el sirope de agave puede ser una gran alternativa, interesante y saludable, al azúcar refinado, pero siempre bajo un consumo moderado y responsable. Uno de los aspectos positivos, en este sentido, es que, al tener mayor poder edulcorante que el propio azúcar, se puede añadir menos cantidad de sirope en las comidas para conseguir el mismo sabor dulce. (...)
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martes, 21 de marzo de 2023

Día del bosque y de la poesía

ALFONSINA STORNI (Suiza, 1892-1938)
La piedad del ciprés


Viajero: este ciprés que se levanta
a un metro de tus pies y en cuya copa
un pajarillo sus amores canta,
tiene alma fina bajo dura ropa.

Él se eleva tan alto desde el suelo
por darte una visión inmaculada,
pues si busca su extremo tu mirada
te tropiezas, humano, con el cielo.
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sábado, 18 de marzo de 2023

El guarapo, la memoria del bosque. Los siropes (2)

EUGENIO MONESMA MOLINER (Huesca, 1954)
Miel de palma con la savia o guarapo de las palmeras (Extracción artesanal en 1998)


LA MIEL DE PALMA | En algunos núcleos de la isla canaria de LaGomera, situados entre Alojera, Tazo y Epina, se extienden unas grandes plantaciones de palmeras de las que se obtiene el guarapo. De todo el archipiélago canario esta práctica de extracción de la savia de las palmeras ha pervivido en esta zona durante muchos siglos, y en el año 1998 documentamos este proceso.

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miércoles, 15 de marzo de 2023

Obtención de Siropes (1)

EL SIROPE DE ARCE

Mucho antes de la llegada de colonos europeos hacia América del Norte, las tribus nativas del este de Canadá y el noreste de Estados Unidos habían descubierto cómo recolectar la
savia de arce
Los Abenaki fabricaban recipientes de corteza que se utilizaban para evaporar la savia de arce y fabricar diversos productos alimenticios. Los Attikameks habrían sido los descubridores, haciendo estas cestas con raíces y corteza de abedul.
     Cuenta una leyenda que una pequeña ardilla trepó a lo largo del tronco de un arce, mordió una rama y comenzó a beber el líquido que fluía. Un indígena que al pie del árbol la observaba se preguntó por qué tomaba savia en vez de beber de un manantial de agua fresca que fluía cerca. Trepó al árbol y, tal como hizo la ardilla, con su cuchillo descortezó el árbol y probó la savia. Hasta entonces, su tribu solo encontraba azúcar en frutas silvestres. Si algo aprendimos los humanos fue el imitar a los animales para conseguir determinados fines.
     Para llegar a transformar la savia de arce en sirope se debe hervir para reducir en una proporción de 40 a 1 litro, y eso es costumbre hacerlo en las "cabanes à sucre, choza de azúcar" o cabaña de azúcar", que tiene una abertura en la parte superior para expulsar el aire húmedo. La provincia de Quebec, en Canadá, es el mayor productor de jarabe de arce en todo el mundo. En Quebec el proceso es parte de la cultura y los ciudadanos suelen ir a las cabanes à sucre a comienzos de la primavera, donde se sirven espléndidas comidas con jarabe de arce como acompañamiento. "Tire sur la neige" (dibujar en la nieve) es una
delicia antigua en Québec. Se hace a comienzos de la primavera cuando comienza la cosecha del jarabe de arce y cuando todavía hay nieve en el suelo. 
Primero se llenan largos canales de madera con nieve fresca y limpia. Luego, el jarabe de arce hervido y reducido se vierte en tiras sobre la nieve, enfriándolo hasta obtener una consistencia similar a la de un caramelo. Después los niños enrollan el caramelo en palitos de madera y obtienen un delicioso y pegajoso dulce. Y, como dicen los quebequenses, "Attention aux dents" -atención a los dientes-.  
     Los Tire sur la neige también es costumbre hacerlo en los hogares. Simplemente llenas un recipiente grande con nieve compactada. Se hierbe el jarabe en una cacerola. Algunos lo hacen a ojo, dejando hervir el contenido durante unos diez minutos. Es mejor utilizar un termómetro llevando el caramelo hasta los 115°. Se retira el recipiente del fuego y se hace una prueba de nieve para verificar la consistencia del caramelo. Si es demasiado duro, añadir un poco de agua y mezclar bien. Si, por el contrario, el caramelo es demasiado líquido, se continúa cocinando. Con una cuchara se vierte el jarabe hirviendo sobre la nieve y se les da a los niños palos de madera para que se diviertan.

¿Qué arce es el más apropiado?


La mayoría de los arces pueden ser utilizados para extraerles la savia y fabricar el jarabe, pero el arce azucarero (Acer saccharum) y el arce negro (Acer nigrum) son los más adecuados. Debido a su importancia económica, el arce es un emblema de Canadá, y su hoja está representada en su bandera.
     Antiguamente a los arces se les hacía un agujero y mediante una caña se derivaba la savia a un cubo. Hoy en día es todo más cómodo y limpio. Mediante agujeros en los árboles y tubos de plástico se lleva la savia directamente a los tanques de recolección y de allí a la fábrica.

Hay sirope también de arroz, cebada, manzana o agave.
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domingo, 12 de marzo de 2023

La importancia de los plantadores

XAVIER LOMBARDERO, en LA VOZ, oct-2010
El zorro come 40 tipos de frutos y ayuda a expandir el bosque gallego


El perseguido raposo está prestando un importante servicio a la naturaleza auxiliando a la dispersión de semillas de hasta 40 especies arbóreas. Investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela han demostrado la relación mutualista entre uno de los árboles, el serbal, y los carnívoros que consumen sus frutos carnosos. Ignacio Munilla, desde el departamento de Botánica, y José Guitián, del de Biología Celular y Ecología, comprobaron que durante 11 años los frutos de los serbales han estado ininterrumpidamente en la dieta de zorros y martas.
     De noche o por el día comen frutos caídos e incluso encaramándose al propio árbol, ayudando al avance del capudre (su nombre gallego) en Os Ancares, O Courel y la montaña leonesa. El zorro puede recorrer hasta siete kilómetros al día y el serbal llega por sus heces a matorrales o terrenos abandonados, donde prepara el camino para el bosque maduro. Además, se ha comprobado que en las montañas gallegas comen muchas moras, tejo, arándano, rosa silvestre, endrinos, peral silvestre e incluso especies cultivadas como los higos, uvas, cerezas, guindas, peras, manzanas, ciruelas...
     «Los zorros gallegos comen de todo, en especial ratones, insectos, carroña, desperdicios procedentes de basureros, muchos frutos en el otoño, aves y muy pocos conejos. Lo que parece es que busca específicamente los frutos. No son simplemente una dieta de repuesto sino que los busca aunque haya otros alimentos. Son fáciles de consumir frente a presas que exigen caza, pero podría ser que tuviera necesidades
de ingerir determinados componentes de los frutos», explica Guitián. Los frutos del capudre son muy ricos en taninos y vitamina C.
     El zorro, como carnívoro más abundante, presta eficaz servicio al trasladar las semillas, y falta saber cómo le afecta la escasez de serbal algunos años. Son árboles sincrónicos: el año sin frutos, no los hay en ninguno. Se trata de un recurso habitual también para martas, garduñas, jinetas y tejones y que comen en grandes cantidades el jabalí, el oso (también come arándanos, castañas o bellotas) los ratones y aves, con las distintas especies de zorzal que hay en Galicia. El zorro forma parte de la cadena trófica del campo gallego y en este contexto, Guitián asegura que «los campeonatos de caza del zorro me parecen patéticos. En cualquier caso, toda la caza de zorro debería de estar avalada por estudios bien hechos que demuestren
claramente que hay una densidad muy elevada, o poca, o la que sea. Nadie ha demostrado en Galicia que haya sobreabundancia. Conejos o perdices no hay, pero por infinidad de razones que nada tienen que ver con el raposo».

Lo hemos leído aquí
 
Quizás sea el momento para recordar la fábula de "La zorra y las uvas" atribuida a Esopo y recontada por otros también muy ilustres.  Y debemos saber que antaño era normal enredar las parras a algún árbol, sobre todo olmos, de ahí viene "No le pidas peras al olmo".

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jueves, 9 de marzo de 2023

Olivos de Portugal

El olivo más antiguo de Portugal nació hace 3350 años 
 
A menudo nos encontramos con árboles grandes, de las más variadas especies, y tratamos de adivinar su historia, así como su edad. En Cascalhos, en la parroquia de Mouriscas, municipio de Abrantes, la Oliveira do Mouchão con 3350 años de existencia es considerada el árbol más antiguo de Portugal, estando presente en el ranking ICNF de Árboles Monumentales de Portugal, siendo considerada un ejemplo contemporáneo de Cristo. La población, satisfecha con la presencia de un Árbol de Interés Público en la parroquia de Mouriscas, ya ha creado un grupo en las redes sociales que pretende señalar otros ejemplos: el grupo "Rota das Oliveiras Milenares de Mouriscas".  
     Una mezcla de respeto y perplejidad es inevitable al observar a uno de los seres vivos más antiguos de Portugal. Recientemente se fechó que tenía una edad asombrosa de 3350 años, como se puede leer en el sitio web del Instituto para la Conservación de la Naturaleza y los Bosques. Es un olivo. Su sombra acogió ciertamente a celtíberos, íberos, lusitanos, celtíberos, conios, romanos, visigodos, alanos o árabes que se alimentaban de las aceitunas que producía. Es contemporáneo del faraón Ramsés II y Moisés (1250 años aC).
     Sigue produciendo aceitunas en la parroquia de Mouriscas, municipio de Abrantes, revelando un estado vegetativo que le permite añadir algunos siglos más a su dilatada existencia si, mientras tanto, la acción del hombre no la reduce a leña.


Lo hemos leído aquí

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miércoles, 8 de marzo de 2023

ÁLVARO TEJERINA y ADEME - Asociación para el Desarrollo de Monfragüe y su entorno
"Árboles con nombre propio. La cultura del árbol por los términos municipales de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe"

     Esta publicación es una investigación de campo respecto a algunos de los árboles y arboledas con nombre propio encontrados en los catorce términos municipales que componen la ReservadelaBiosfera de Monfragüe: Malpartida de Plasencia, Toril, Serrejón, Casatejada, Saucedilla, Casas de Miravete, Romangordo, Higuera de Albalat, Deleitosa, Jaraicejo, Torrejón el Rubio, Serradilla, Casas de Millán y Mirabel.
     Se exponen árboles del ámbito analizado en sus aproximadamente 300.00 hectáreas, que afecta a unos 14.000 habitantes y que presenta numerosas figuras de conservación espacial: ZEPA, LIC, RED NATURA 2000, RENPEX, PARQUE NACIONAL. Algunos presentan un porte notable-extraordinario-monumental, otros tienen vinculaciones, los hay que parecen catedrales vivas, titanes vegetales, son árboles notables, sobresalientes, plus, árboles viejos bien singulares de edad avanzada, raros, unidos a tradiciones locales, con una singularidad extrema al conformar paisajes culturales, también con alto interés científico.
     Al autor le acompañarán en la presentación Francisco Javier Sánchez Vega, Presidente de ADEME; Ángel Rodríguez Martín, Exdirector del Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Monfragüe, y Andrés Rodríguez Rodríguez, Presidente del Patronato del Parque Nacional de Monfragüe y del Consejo de Participación de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe.
La edición del libro se enmarca en la actuación “Apoyo a la innovación social, la gobernanza multinivel y la dinamización social y económica” de la submedida 19.2 del Programa LEADER 2014-2022 en Monfragüe y su Entorno. 
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domingo, 5 de marzo de 2023

Recordando a Félix..., del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El pino Félix Rodríguez de la Fuente

Este es el llamado Pino de Félix Rodríguez de la Fuente (Pinus nigra subsp. salzmannii). Este hermosísimo pino recibe ese nombre porque en sus proximidades se grabaron varios capítulos de la famosa serie de Rodríguez de la Fuente y junto a él tiene una piedra que tiene esculpido su nombre.
     Tiene las raíces someras y se encuentra descalzado en la orientación sur debido a que está junto a un camino de menor cota que su base. Está situado en el ayuntamiento de Cazorla (Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas) en la provincia de Jaén, flanqueado por cerros que superan los 1.700 m.s.m. Con una altura de 24 metros, tiene un tronco prácticamente liso de cinco metros que luego forma una amplia copa de más de 20 ramas que cubre una superficie de unos 400 m2. El perímetro del tronco a 1,30 de altura es de 4,5 metros, ampliándose en la base hasta los casi 13 metros. Se la atribuyen más de 300 años de edad.

 

 Ficha de la Junta de Andalucía

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jueves, 2 de marzo de 2023

ELENA CÓRDOBA 
Árboles


Balanceáis vuestros brazos poderosos,
y parecéis querer, tras los cristales,
abrazarme.
Movéis vuestras cabezas con ternura,
como si toda mi angustia dolorida
comprendieseis.
Me llamáis por mi nombre, susurrando,
me llamáis a algún sitio,
pero
¿a dónde?

Tomado  de "La poesía de los árboles. Antología universal de poemas de los árboles y el bosque. Publicado en

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