Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Science y que ha sido dirigido por el español César Terrer, investigador del Imperial College de Londres (Reino Unido).
      Desde el inicio de la revolución industrial, a principios
 del siglo pasado, los niveles de dióxido de carbono (CO2) que el hombre
 ha ido emitiendo a la atmósfera no han dejado de crecer y de contribuir
 al efecto invernadero que es el principal responsable del cambio climático al que nos enfrentamos.
Según los últimos estudios
 científicos, en los últimos 30 años, en la mayor parte del mundo, este 
aumento del CO2 ha actuado como fertilizante para las plantas y ha 
reverdecido el planeta.
      Sin embargo, aunque el dióxido de carbono estimule el 
crecimiento de las plantas, los científicos intentan averiguar si en el 
futuro este servicio ecosistémico persistirá y si las plantas serán 
capaces de absorber unos niveles de CO2 que no dejan de crecer.
     Pero, si las emisiones siguen aumentando de manera 
exponencial, ¿cómo reaccionarán las plantas?, ¿cuál será su papel en el 
futuro?.
Fumigar dióxido de carbono
      Para saberlo, los experimentos de cambio climático 
fumigan altas concentraciones de CO2 en las plantas de ecosistemas 
naturales o en invernaderos.
      “Se han hecho cientos de experimentos en el mundo pero no han arrojado conclusiones suficientes para responder esa pregunta”.
      Y es que, en algunos experimentos, las plantas no han 
sido capaces de absorber más CO2, mientras que en otros han conseguido 
aprovechar el extra de CO2 para crecer más “pero no sabíamos por qué 
unos sí y otros no”.
       El estudio publicado en Science concluye que la diferencia está en las micorrizas, unos hongos que se asocian con las plantas y que son “determinantes” para su crecimiento.
      Las asociadas a los ectomicorrizos, establecen 
una relación de simbiosis que beneficia a las dos partes: “El hongo 
transfiere nitrógeno a la planta, con ello, la planta consigue más 
nutrientes, crece más y absorbe más CO2 mientras que las que se asocian 
con hongos arbusculares no logran aumentar el nivel de 
nitrógeno -porque este hongo no es capaz de extraer este nutriente del 
suelo- y la planta no puede crecer más ni absorber el CO2 extra”, 
puntualiza.
      “El planeta es hoy más verde que hace unas décadas pero 
no en todas las áreas. Nuestro estudio explica por qué y apunta a que 
las plantas del futuro crecerán más pero sólo las que se asocien con las
 ecto o crezcan en áreas en las que la disponibilidad de nitrógeno en el
 suelo es elevada, como por ejemplo en los trópicos”, advierte Terrer, 
autor principal del estudio.
Reducir las emisiones para ganar la batalla
      Pese a estos resultados, para luchar contra el cambio 
climático “no es viable fertilizar los bosques del planeta con nitrógeno
 ni abordar acciones de reforestación concretas con plantas favorables a
 esta simbiosis”, advierte Terrer....  "Lo más viable es reducir las emisiones y no manipular 
los ecosistemas, que son frágiles y complejos, porque cambiar la 
fisonomía y la biodiversidad natural de un paisaje puede alterar las 
interacciones ecológicas de forma irreversible. Sería un desastre”. 
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