"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
A los amantes de los árboles,... localización, poesía, cuentos/leyendas, etc.
22 marzo 2018
LOS BOSQUES MÁS DIVERSOS SON MÁS RESISTENTES A LA SEQUÍA
Un trabajo llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con científicos del Danum Valley Field Centre y el Forest Research Centre (Malasia), así como de la Universidad de Oxford (Reino Unido), muestra que los bosques más diversos son más resistentes al estrés hídrico
causado por la sequía. Los resultados del estudio, que relacionan
biodiversidad con una mejor capacidad de afrontar los efectos del cambio
climático, aparecen publicados en el último número de la revista Nature Ecology & Evolution.
Los científicos han empleado plántulas de árboles tropicales,
en mezclas y en monocultivo (de una sola especie), procedentes de
Borneo (Malasia), y láminas de plástico para excluir la lluvia y simular
eventos de sequía similares a los causados por el fenómeno climático de
El Niño. El objetivo era alterar la cantidad de lluvia y, al mismo
tiempo, la diversidad de las plántulas para probar la relación entre la
diversidad y la sequía.
«Las plántulas respondieron a la sequía
severa en todas las situaciones, pero, cuando la diversidad era más
alta, se reducía el estrés hídrico en comparación con las plántulas en
monocultivo», explica el investigador del CSIC Michael O’Brien, que
trabaja en la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC).
La menor competencia de las plantas más diversas por el agua
permite que se mantenga su crecimiento durante episodios de sequía,
mientras que, en el caso de los grupos de la misma especie, la competencia
es mayor y, por tanto, el crecimiento se resiente. «La
complementariedad entre especies retrasa el punto en el cual el agua se
muestra limitante para el crecimiento», agrega el investigador del CSIC.
Las
conclusiones del estudio ahondan en la comprensión de la dinámica de
los bosques tropicales. Por un lado, la diversidad promueve la
resistencia de las distintas especies de árboles a la sequía, un dato a
tener en cuenta cuando las sequías sean más frecuentes según los
escenarios de cambio climático previstos para los
próximos años. Por otro lado, el hecho de que las plántulas en
monocultivo estén más afectadas por la escasez de agua sugiere que la
sequía tiene un papel en el mantenimiento de la diversidad en bosques
tropicales.
«Hemos demostrado que existe una
retroalimentación por la cual la sequía fomenta la diversidad, al tiempo
que los bosques más diversos son más resistentes. Las estrategias de gestión y restauración son, por tanto, clave para mejorar la resistencia de los bosques al cambio climático», concluye O’Brien.
JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. Téc. Forestal El Drago de Gáldar, un árbol con casa y bruja propias (Gran Canaria)
El poblado de Gáldar fue, junto al de Telde, una de las sedes o guanartematos en que se dividió la isla de Tamarant (Gran Canaria), tras la muerte de Artemi Semidán en 1405. Esta separación apenas duró 75 años, ya que la tranquila vida de los que disfrutaron de una isla prácticamente virgen se vio para siempre truncada con la conquista castellana. Se baraja la cifra de que sólo un 15% de la población prehispánica sobrevivió a la ocupación. Para los primeros canarios la presencia del drago (Dracaena draco y, probablemente, también Dracaena tamaranae), debió ser muy común, no sólo por coincidir las áreas de asentamiento con la distribución de las especies, sino también por ser uno de los pocos árboles fácilmente aprovechables ante la carencia de herramientas metálicas. Los aborígenes aprovechaban las curvas de la parte más dura de las fibras del drago para fabricar tarjas o escudos de armas, que luego pintaban en vivos colores. Seguramente fuera apreciado por sus propiedades forrajeras y no se descarta que también hicieran uso medicinal de la “sangre de drago”. Ya antes de la conquista, existieron intercambios de esta panacea medicinal de la época con comerciantes europeos. El monumental invitado de este texto se sitúa (28º 08′ 40” N y 15º 39′ 19”W) en la que fuera la primera capital de la isla. El Drago de Gáldar, pese a su tamaño, es un “árbol de interior” y siempre ha contado con vivienda propia. En concreto, este ilustre titán se hospeda en el patio (13×5 metros) de las antiguas casas consistoriales del Ayuntamiento, edificio que hace esquina entre la calle Tagoror y la plaza de Santiago de los Caballeros. Sólo un estrecho ojo de pez, abierto en el muro interior de la entrada, nos ofrece una ínfima visión del drago cuando el inmueble público permanece cerrado.
Guarecido de los vientos Las dimensiones de este drago (Dracaena draco) hay que calcularlas desde el nivel de la calle. Así, su altura ronda los 8,5 metros y su perímetro normal es de casi 2,50 metros. La influencia del recinto rectangular que lo aloja se ha traducido en una copa de forma oval en vez de esférica; en contrapartida, el drago siempre ha estado guarecido de los vientos. La parte aérea es fácilmente observable si subimos a la segunda planta del edificio, desde esta perspectiva también se perciben dos puntos de apoyo directo entre el árbol y los muros. El Drago de Gáldar es un ejemplar cultivado y antiguamente se beneficiaba de las conducciones agrícolas, pero al ir éstas desapareciendo, el Ayuntamiento se vio en la necesidad de recurrir a regarlo. Hace unos veinte años sufrió una importante depresión vegetativa, por lo que se solicitó la ayuda de especialistas. A esta llamada de emergencia respondió, entre otros, el bueno de Jaime O’Shanahan. Este gran amante y conocedor del mundo verde detectó que el problema se localizaba en el sistema radical que estaba desapareciendo, entonces, para provocar la nueva emisión de raíces, se propuso el recubrimiento parcial del tronco con un sustrato volcánico poroso. Gracias a esta acción de conservación el drago presenta hoy un estado saludable, a la vez que la sensación de una ramificación muy baja. La corteza denota un aspecto añoso y vetusto, con grandes manchas de hongos naturales, espacios desprovistos de corteza y, sobre todo, muchas cicatrices: fechas, sangrados, iniciales y puntos, dibujos e incluso firmas, algunas famosas como la del escultor galdense Juan Borges Linares. En base al documento histórico (1718) sobre la adquisición del terreno, en el que se hace referencia a la presencia de “vides y de un drago”, tradicionalmente se le ha atribuido una edad cercana a los 300 años. Por otra parte, si tenemos en cuenta sus 14 floraciones, la última en 2011, y la reglas de tiempo entre floración-ramificación, su edad se reduciría a 215 años. Leyenda de la Bruja Regañosa En todo caso existe una leyenda, según la cual la edad del drago podría ser todavía mayor. Raúl Mendoza, inquieto agricultor de la zona, ha documentado extensamente la historia que su abuela le contaba: la Leyenda de la Bruja Regañona. El libro que resulta de la investigación de Raúl, en espera de ser publicado, contrasta la leyenda con varios personajes históricos, hasta el punto de que todo parece indicar que la leyenda puede ser muy real. Catalina (o quizás Águeda) fue una niña de alta alcurnia que, tras una turbulenta historia de casamiento forzado, acabó en un convento del que salió fingiendo su propia muerte. Luego se convirtió en una oscura yerbera dedicada a la medicina popular, a la vez que en una gran protectora del drago cuya sangre aprovechaba. Su carácter hosco y su profesión de curandera le granjearon la enemistad tanto del cura, como del boticario, hasta llegar al extremo de que éstos intentaron talar el drago. Pero la Bruja Regañona, apodo que le pusieron los asustados niños, no lo permitió, desapareciendo el día en el que el boticario fue encontrado sin vida al pie del drago. No se sabe bien si alguna vez el drago fue parcialmente talado, o si el fantasma de su defensora todavía le ronda. Lo que sí podemos afirmar es que entre las cicatrices hay un dibujo que parece ser una bruja, acompañado de la fecha del 13 de julio de 1913, que refiere a una tal María Leonarda en el ejercicio de tratar de exorcizar el drago de su hechicera, o quizás debamos decir más bien de su bienhechora.
EL DRAGO DE GÁLDAR CUMPLE 300 AÑOS Gran Canaria (1718-2018) El drago de Gáldar cumple este año su 300 aniversario, al menos eso dice su Ayuntamiento que se ha propuesto realzar esta fecha y celebrarlo dedicándole las Fiestas Mayores de Santiago. Desde la concejalía de Cultura y Fiestas y Patrimonio Histórico que dirige Julio Mateo Castillo ha diseñado además un logo conmemorativo que será presentado en breve. El que cumpla 300 años está en duda, si se tiene en cuenta el número de ramificaciones -14- y se multiplican por 15 (14x15=215 años), fórmula aceptada por los expertos para calcular la edad de los dragos, ya que éstos carecen de anillos de crecimiento. Claro que si se demuestra que, efectivamente, tiene 300 años echaría por tierra esta teoría.
Este árbol ocupa el patio central -13m por 5 m- de la antigua Casa Consistorial y cada año recibe miles de visitantes. Es un
impresionante ejemplar que ha formado parte de la historia viva de la
ciudad y forma parte de los atractivos de este edificio situado junto al
Teatro Consistorial.El drago, según cuentan, fue plantado en 1718. Tiene un perímetro de 2,5 metros y 8,5 metros de altura. Dada la envergadura que ha conseguido al gran drago ese patio se le ha quedado minúsculo, es difícil sacar una foto sin "romperlo". El Ayuntamiento pone en valor su importancia, junto con el templo de Santiago de Los Caballeros y el Conjunto Histórico-Artístico de la Plaza de Santiago, de la que forman parte las cuatro gigantescas araucarias, plantadas en 1885. Para la ciudad de Gáldar su drago es todo un símbolo, tanto que se ha hecho un monumento -en acero corten- en una rotonda de entrada a la ciudad. Mejor sería si allí se hubiera plantado un hermoso drago natural pero «doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder».
Foto de la red
Las cicatrices que este drago tiene nos indica que fue empleado para extraer su savia, "sangre de drago". A los dragos se les hacía incisiones en la corteza que respondían a la agresión supurando su savia que coagulaba en grumos de color rojo sin olor ni sabor. Los grumos se trituraban y se utilizaban para fabricar tintes y barnices, o bien en medicina. Hay quien afirma que los "Stradivarius" eran barnizados con los derivados de esta savia. La sangre si se quema despide una fragancia semejante al estoraque líquido. Las hojas son coriáceas de color entre verde grisáceo y glauco, de 50 a 60 cm de
longitud y unos 3 o 4 cm de anchura. (Fotos propias) -----