sábado, 14 de mayo de 2016

UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
Origen del cultivo del olivo, De Mercacei

Una investigación de un equipo multidisciplinar de la Universidad de Córdoba (UCO), en la que se han empleado técnicas genéticas, arroja algo de luz sobre cómo se produjo el inicio de la oleicultura. El equipo, compuesto por personal de los departamentos de Agronomía de este centro docente y de Biología Evolutiva y Ecología de la Universidad de California, en Irvine (Estados Unidos), ha observado que existen diferencias entre las variedades del Mediterráneo central europeo respecto a los extremos orientales y occidentales, con ejemplares más parecidos entre ellos.
     Según ha publicado el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3) en su página web, estas diferencias entre variedades ayuda a pensar que los procesos de domesticación fueron diferentes en el área que abarca el Levante español, Baleares, Cerdeña y el sur de la Italia peninsular y Grecia que en resto del Mediterráneo.
      “A partir de nuestros estudios genéticos, se observan diferentes patrones genéticos en las variedades de olivo. El centro de domesticación principal se localizó en Oriente Próximo e impregnó todo el Mediterráneo. Sin embargo, en el centro de la cuenca se observa que hay particularidades propias con un mayor cruce con los acebuches locales”, ha explicado Concepción Muñoz, del Departamento de Agronomía de la UCO. La especialista, sin embargo, es cauta sobre estas particularidades: “No podemos afirmar que hubo una domesticación local en esta zona”.

Dos hipótesis
  
     El CeiA3 ha destacado que reconstruir la historia del olivo no es fácil. Los cereales como el centeno son plantas anuales, con tiempos de generación más cortos lo que los estudios genéticos son más abundantes. Por eso, se tiene más información de la propagación de los cultivos herbáceos que de plantas leñosas. Además, en la expansión del olivo intervinieron varias civilizaciones, ya que fenicios, griegos, romanos y árabes llevaron consigo sus propias variedades cuando colonizaron diferentes partes del Mediterráneo. Finalmente, estos pueblos se encontraban en muchos casos con olivos silvestres, denominados acebuches, a los lugares donde llevaban sus cultivos. El olivo y el acebuche (ambos de la especie Olea europea) se pueden cruzar entre ellos y dan lugar a descendencia fértil.
     Hasta ahora, convivían dos hipótesis en la domesticación del olivo. La predominante parte de la idea que la planta se domesticó en la zona que ahora conforma la frontera entre Siria y Turquía, al norte por lo tanto del Creciente Fértil, hace unos 7.000 años. Las variedades domesticadas fueron trasladadas, en sucesivas oleadas y por diferentes civilizaciones, de este a oeste hasta llegar al Magreb y la Península Ibérica.
     La otra hipótesis es que se produjeron diferentes procesos de domesticación, que fue multilocal. “¿Por qué no podemos suponer que, si en un momento dado se dieron las condiciones para domesticar el acebuche en Oriente Próximo, otros pueblos no hicieran lo mismo en otras zonas del Mediterráneo?”, se ha preguntado Muñoz. A favor de esta interpretación está la diversidad de variedades locales que tiene el olivo.
     Para los científicios, el escenario es complejo, ya que hay una especie domesticada que es capaz de interactuar con la variante silvestre y de tener descendencia y es, además, una planta de lento crecimiento en comparación a una herbácea, que ralentiza los estudios de campo. A esto se suman los conflictos en la zona de Oriente Próximo, que dificultan la toma de muestras en el hipotético foco original.

Banco de variedades y estudio genético
     La Universidad de Córdoba dispone de una colección de variedades que junto a la localizada en el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) constituyen el Banco de Germoplasma Mundial del Olivo. Esta colección está compuesta por ejemplares vivos de diferentes variedades.
      Según ha remarcado el ceiA3, la colección de la UCO tiene ya unos seis años y está libre de verticilosis.
     A partir de estudios morfológicos y de ADN, los científicos pudieron establecer tres grupos de variedades diferenciados. Por medio de marcadores, se establecieron las características genéticas entre cada variedad. Estos perfiles genéticos (“una especie de código de barras de cada variedad”, según Muñoz), permitieron generar una especie de árbol filogenético de las muestras almacenadas en el banco, situado en Rabanales. Además, en el estudio se incluyeron muestras de acebuches de España, Cerdeña (Italia) e Israel.
     Las muestras procedentes de Oriente Próximo se parecían más a las del sur de España y Marruecos que a las de la zona central del Mediterráneo. Ubicadas geográficamente, se produjo un efecto curioso: parecía un mapa político de la Edad Media, según recoge el CeiA3. Mientras que las variedades orientales y peninsulares perfilaban los territorios que ocupó la expansión islámica, primero, y la Corona de Castilla en la Península Ibérica después, las variedades del centro del Mediterráneo reproducían la extensión de la Corona de Aragón con sus territorios extrapeninsulares. No sólo eso, las muestras presentes en América, llevadas por los conquistadores, se parecían más a las del sur que a las del este de España.
     “Cuando se publique el genoma del olivo, se podrá ahondar en el proceso de domesticación”, ha avanzado Muñoz. Por ahora, a pesar de que se refuerza la hipótesis de que la domesticación del olivo se originó en Oriente Próximo queda alguna pregunta por resolver. ¿Qué pasó en el Mediterráneo central? “Hemos hecho un retrato de trazo grueso, ahora falta perfilar las formas dibujadas”, ha precisado la investigadora.


Concepción Muñoz, Isabel Trujillo, Nieves Martínez-Urdiroz, Diego Barranco, Luis Rallo, Pedro Marfil y Brandon S. Gaut. ‘Olive domestation and diversification in the Mediterranean Basin’. New Phytologist (2015) 206: 436-447. DOI: 10.111/nph.13181

INFORMACIÓN:
http://www.mercacei.com/noticia/44641/Actualidad/Una-investigacion-de-la-UCO-arroja-luz-sobre-como-se-inicio-la-oleicultura.html
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