18 octubre 2022

Romance de Almedíjar, Castellón

ANGEL VALERIANO ROJO
Romance de la Castañera
 
Cuenta la historia que cristianos, moros y hebreos, a la sombra de estos montes, seiscientos años vivieron. Espadán abrazaba a todos, pero son reyes de lejos los que traen la guerra ahora para engrandecer sus reinos.
     Y ordena el emperador que la fe es lo primero, que no pueden vivir juntos cristianos y sarracenos. Labradores y pastores son ahora los guerreros que preparan la batalla para defender su predio.
     En la villa de Almedíjar, Almasajir de otros tiempos, se van juntando artesanos, cazadores, carboneros... Para mandar a todos está Almanzor, el labriego, que desde Algar ha llegado de los cristianos huyendo. Pero tienen un problema y no saben resolverlo. No pueden saciar su sed pues falta agua en el pueblo.
     Así que Almanzor pregunta a todos los lugareños y una cristiana muy joven, que es la esclava del cabrero, le dice: "Señor yo puedo satisfacer tus anhelos y por conducirte al agua la libertad es mi precio".
     El rey Almanzor sonríe y dice a su consejero: "Es valiente la chiquilla y si la escucho me arriesgo a que los hombres se rían, y a que me acusen de ingenuo. Pero vamos a seguirla y así sabremos si es cierto". Ya se juntan con el rey diez o quince caballeros y por el barranco arriba van recorriendo el sendero.
     Desde el camino se ve un castaño de altos vuelos. Almanzor que lo divisa quiere cortarlo al momento para proveer la leña que requiere el campamento.
     Mas la esclava que les guía les cuenta este parlamento: "Cristiana soy, mi señor, pero bisnieta de hebreos, que por defender su vida hasta su credo perdieron. Este castaño que alza sus siete brazos al cielo por adorar a su dios lo plantó mi bisabuelo. Respétalo, pues, Almanzor, que por Alá te lo ruego, y que lo admiren los hombres hasta el final de los tiempos".
     "Hablas con voz de profeta -le contesta el sarraceno-. Le dejaremos con vida y que dé sombra a mis nietos. Pero se habrá de llamar, para compensar tu empeño, castañera y no castaño, pues pervive por tu genio".
     En estas conversaciones llegan hasta un paso estrecho. Trepan, suben, hacen senda y llegan hasta un caldero y en una esquina se encuentra el agua de sus desvelos.
     De poco le ha de servir a este morisco tan fiero haber encontrado el agua que consuela sus guerreros. Llegan ya, que están llegando, como la tormenta al cielo, los tiempos de la tristeza, la derrota y el destierro. Y nos cuentan que los moros que de Espadán huyeron, fueron a enterrar sus vidas en el polvo del desierto.
     Y si alguno les pregunta ¿por qué tanto desconsuelo? Contestan que no hay montañas más dulces que sus recuerdos.

Ángel Valeriano Rojo y Maite Regidor llegaron en los 90 a Almedíjar con la ilusión y el convencimiento de vivir en el medio rural.
Fueron pioneros como nuevos pobladores y dieron vida a un sueño haciendo de la quesería “Los Corrales” su modo de vida. La elaboración artesanal y cuidada de sus productos ha logrado merecidas distinciones, convirtiéndose en atractivo gastronómico para las personas que se acercan a visitar el municipio.

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15 octubre 2022

La fabricación de aceite de lentisco (Linsticu ou chessa) en Cerdeña

 
François De Lanfranch,  Bui Thi Mai, Michel Girard

En Cerdeña, como en el resto de islas del Mediterráneo occidental, la fabricación de aceite de lentisco hace tiempo que está en desuso. Realizado con personas que habían practicado en el pasado, el seguimiento de las operaciones en campo permitió precisar el estatus social del árbol productor, la forma de recolectar sus frutos así como los diversos tratamientos implementados para la obtención del aceite de “purificación” que constituye la última etapa, se lleva a cabo específicamente para cocinar ciertos pasteles tradicionales de Cerdeña. Los hallazgos de semillas de lentisco en yacimientos arqueológicos indican que las poblaciones mesolíticas y neolíticas del sur ya conocían las propiedades alimenticias de este árbol de la maquia y el matorral. (...)

LAS PLANTAS OLEAGINOSAS DE EUROPA La flora europea incluye, de hecho, varias plantas que dan aceite, pero las que proporcionan un producto alimenticio son relativamente pocas (Dorvault, 1928; Paris & Moyse, 1971-1981). (...)

 https://www.persee.fr/docAsPDF/jatba_0183-5173_1999_num_41_2_3712.pdf

Este es el comienzo del artículo publicado en Journal d'agriculture... Los interesados tienen los enlaces.

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12 octubre 2022

Reportaje de "El País" del 15 jul 1978
Los bosques españoles, sometidos a una repoblación irracional


En 1940, apenas finalizada la guerra civil y bajo la absoluta dictadura fascista, se ponía en marcha en España un Plan Nacional de Repoblación por el que se preveía la forestación de 5.679.000 hectáreas en el plazo de cien años. Desde aquel año, y hasta 1972, el total repoblado ascendió a 2.658.700 hectáreas, lo que supuso alcanzar el 46% aproximadamente de la meta entonces fijada, en el intervalo de los 32 primeros años. La repoblación forestal aparece por tanto, como una de las mayores realizaciones del régimen, que le proporcionó, junto con la política de regadíos y construcción de embalses, los más jugosos dividendos de promoción y propaganda política. Sin embargo, y paradójicamente, la realidad forestal del país fue bien distinta a la que durante lustros se nos hizo creer. Esto se explica debido a que en realidad se manejaron demagógicamente las cifras, pregonándose a los cuatro vientos los logros de la simple repoblación, pero ocultándose también cuidadosamente las superficies de bosques autóctonos que durante los mismos años se talaban a mata rasa. En definitiva, el balance fue ampliamente adverso para las masas forestales contempladas en su totalidad.
     Hoy, en 1978, en la España «democrática», es decir, 38 años después de la puesta en marcha de aquel plan, se pretende relanzar su actividad a través de una nueva ley de Producción Forestal redactada por prácticamente las mismas personas, o al menos por personas de la misma ideología, y aprobada por las ya desaparecidas Cortes franquistas con número 5/77 y publicada en fecha 8-1-77.
     Hasta qué punto los promotores de esta nueva ley conocen lo paradójico, ambiguo e inestable de la situación lo demuestra el hecho de que sin haber sido aún publicado el reglamento se comenzó ya a promocionar su inmediata aplicación, ofreciéndose con urgencia a los propietarios de los terrenos que se acojan a sus beneficios, cantidades a fondo perdido de 8.000 pesetas hectárea para las repoblaciones de pinos y de 10.000 pesetas hectárea para las de eucaliptos. Todo esto, evidentemente, entraña tales riesgos que muy bien pudiera darse el traste con los últimos bosques españoles autóctonos supervivientes de la «eficacia» del antiguo Plan Nacional.

El bosque español disminuyó en cantidad y en calidad

     Durante siglos pasados, y a partir fundamentalmente de la Alta Edad Media, España se vio sometida a procesos crecientes de deforestación, cuyo resultado más evidente se detecta en las áreas desertizadas o semidesertizadas del Centro, Levante y Sur de la Península. El punto culminante de este proceso pudo haberse alcanzado durante el pasado siglo con la desamortización masiva de los bosques en todo el país. Ya en el presente siglo, y durante los últimos cuarenta años, la situación no varió sensiblemente a pesar de la mencionada política de repoblación forestal. Así, mientras que por un lado se replantaban 1.473.575 hectáreas durante el intervalo 1961-1976 la superficie total de los bosques españoles descendió, en el mismo período, en 3.138.000 hectáreas, equivalente al 21 % aproximadamente de la existente en el primer año de la serie. Analizando esta disminución según los grandes grupos de especies, se observa que las coníferas, junto con la mezcla de frondosas y coníferas sólo disminuyeron en 0,8 y 0,37 millones de hectáreas respectivamente, mientras que por el contrario, los bosques de frondosas pasaron de 8,1 a 6,1 millones de hectáreas. La disminución global es por tanto atribuible a este último tipo de bosque.
 

La erosión, consecuencia de la tala abusiva de árboles

Los grandes beneficios que se derivan de la existencia de masas arbóreas en un país, y particularmente en un País árido como es el nuestro, pueden establecerse tanto en evitar el empobrecimiento de los suelos, moderando la erosión como en reducir los riesgos de las inundaciones y corrimientos de tierras, regulando el régimen hídrico. Además, el bosque preserva la flora y fauna salvajes, desempeñando una función social de importancia cada día más creciente. Las provincias que sufren un mayor grado de destrucción del suelo en la actualidad son: Almería y Granada, con más del 50% de su superficie total afectada por un proceso grave de erosión; con un 30-50% de la superficie provincial en el mismo estado, se encuentran: Jaén, Málaga, Córdoba, Huelva Las Palmas, Murcia, Alicante, Toledo, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Albacete, Zaragoza y Teruel.
      Parece, pues, evidente, que el objetivo primordial de cualquier tipo de política forestal que se plantee en nuestro país, debe ser el del mantenimiento del suelo, pasando otros -caso por ejemplo, de la producción maderera para el abastecimiento de la industria- a un segundo plano, dentro de una escala de prioridades.
     Solamente en las veinticuatro provincias españolas más afectadas por los procesos de erosión se perdieron durante la última década 2.171.201 hectáreas de superficie arbolada. Impresiona la deforestación llevada a cabo en Andalucía, con un descenso absoluto de 560.641 hectáreas, así como en Murcia, Alicante y Valencia, con 323.650 hectáreas. Canarias perdió igualmente casi la mitad de sus bosques (47,2%) en el mismo período.
     Otra de las conclusiones que se extraen del análisis de la evolución forestal de España, es que los cambios cuantitativos y cualitativos experimentados en los últimos tiempos se deben fundamentalmente a la influencia ejercida por la repoblación forestal. De las 2.658.700 hectáreas repobladas, como ya comentamos, hasta 1972, 2.078.968, es decir, el 90,1 % del total se replantaron de pinos; 202.539 hectáreas, el 8,7 %, con eucaliptos, y solamente 24.710 hectáreas, es decir, un simbólico 1 % del total fueron replantadas con especies frondosas autóctonas. Por el contrario, estas últimas masas retrocedieron en toda la Península e islas de una forma más o menos generalizada. Este fue el caso del encinar, bosque representativo por su amplía distribución en toda la España mediterránea, que decreció como mínimo en unas nuevas 20.000 hectáreas durante el período
     1961-1976, los robles y hayas, propios de las zonas húmedas del Oeste y Norte, descendieron en 335.891 y 74.869 hectáreas, respectivamente; las mezclas de estas frondosas, en 1.480.761, y las mezclas de coníferas y frondosas, en 919.973 hectáreas.
     Los bosques propios de los ecosistemas canarios fueron igualmente diezmados, pasando, por ejemplo, el pino canario, de una superficie de 115.000 hectáreas, en 1956, a sólo 63.721 hectáreas en 1976. Igual proceso experimentó la laurisilva, formación arbórea peculiar de estas islas, que juega un papel importante en su estructura ecológica, y que en la actualidad se encuentra reducida en fracciones muy importantes.
     Pero si el Plan Nacional de Repoblaciones de 1940, así como los organismos del Estado que lo desarrollaron y pusieron en práctica -Patrimonio Forestal y Distritos Forestales primero, y actualmente el Icona- no lograron conservar la superficie de nuestros bosques, mantener su estructura ni defender nuestro suelo de la erosión, ¿cuáles fueron realmente los objetivos e intereses que lo promovieron? Parece evidente que la casi exclusiva preferencia en la repoblación por las especies de crecimiento rápido -pinos y eucaliptos- que proporcionan en poco tiempo la materia prima necesaria para las industrias de la madera, y particularmente para la de la fabricación de pasta de papel, fueron los objetivos prioritarios y exclusivos.
     De forma parecida a lo sucedido en el pasado inmediato, la política forestal que se pretende seguir en el futuro, a través de la ley de Producción Forestal, dirige todos sus medios y esfuerzos a la producción a corto plazo de madera, marginando claramente otros objetivos de orden social que deberían ser prioritarios, tales como los ya expuestos de lucha contra la erosión y conservación de los valores naturales y ecológicos, patrimonio de todos los españoles.
     En este orden de cosas, nada más oportuno que recordar ahora las evidentes conexiones que la gran industria nacional y multinacional del papel mantiene con las instituciones del Estado en el sector. Personajes como por ejemplo Gregorio López Bravo, ex ministro con Franco de Industria y Asuntos Exteriores y actualmente senador por Alianza Popular y presidente del consejo de administración del grupo SNIACE, son los que realmente siguen dictando hasta los más elementales detalles de la política forestal de España.

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Culto al ábol, al único representante de su especie

09 octubre 2022

JUAN ENRIQUE GÓMEZ
Cipreses para la enamorada

23 grandes cipreses bordean el camino entre Ambroz y Belicena, y bajo ellos el recuerdo de un gran amor

Es territorio de antiguas almunias árabes, donde aún es posible encontrar cortijos en los que sobreviven viejos aljibes nazaríes, depósitos que recogieron aguas para saciar la sed de los que allí vivieron a lo largo de más de cinco siglos. Es la hacienda del camino de San Antón, el tradicional sendero que transita entre Ambroz y Belicena, en pleno corazón de la Vega de Granada. Es el centro de un paisaje fértil, donde se recorta la imagen de una verde muralla formada por grandes árboles. Son 23 cipreses de más de una decena de metros de altura, que con sus densas ramas parecen custodiar una pequeña lápida en honor de una mujer, Blanca Jara Seijas. Un humilde bloque de piedra ante el que los caminantes se detienen para guardar un instante de recogimiento y contar su historia a quienes por primera vez recorren las entrañas de las tierras que fueron de la Orden de Santiago, los Franciscanos y de Manuel Seijas, que fuese titular de cuatro ministerios y redactor del Código Penal que desde el XIX marcó la justicia española hasta 1973.
     Los árboles del camino de San Antón son los cipreses de la enamorada. Blanca, bisnieta de Manuel Seijas, era tan querida por su marido, Rafael Dolz, que en 1941, cuando ella cumplía 23 años, recibió un sorprendente regalo: en el camino de acceso a su hacienda, Rafael, había plantado tantos cipreses como años cumplía su esposa. La historia la recoge Agustín Gil García en su libro 'Senderos e historias por la Vega de Granada', a quien se la contó el hijo de Blanca, Ricardo Dolz de Castellar Jara, conocido como propietario del mesón J.R.
     Son los mayores cipreses del valle de Granada. Blanca vio crecer la arboleda y paseo bajo ella durante seis décadas, y a su muerte, en abril de 2009, su nombre en la placa de piedra situada bajo el octavo ciprés, indica que el amor aún camina entre los árboles.

 


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06 octubre 2022

De Fénix Canarias
El pino canario

Una de las características de los territorios insulares son las fuertes pendientes como las del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, en La Palma.
     Hoy te mostramos un caso curioso sobre geodinámica y su afección a una de las defensas del pino canario ante el fuego.
     En Canarias son habituales los desprendimientos de piedras que se deslizan ladera abajo, ya sea por tras fuertes lluvias, vibraciones, tormentas eléctricas o incluso el viento. La acción constante de estos eventos ha dado forma al paisaje que contemplamos hoy en día.
     En los bordes de caminos que transcurren por zonas con altas pendientes y que hayan ardido en las   últimas décadas puede verse pinos con un hueco en el lado de la pendiente de color negro en su base.
Estos huecos comienzan tras la pérdida de corteza por impacto de rocas. Aprovechamos para mencionar    la función protectora del pinar reduciendo la energía y el efecto erosivo de las rocas, aportando seguridad y protegiendo las infraestructuras.
     La corteza del pino canario tiene un espesor de entre 3 y 5 cm (hasta 18 cm en ejemplares monumentales), siendo de las más gruesas del género. Está formada por varias capas prensadas sin espacio para el oxígeno que favorecería la combustión, creando una pared aislante.
A la madera expuesta se le suma la pinocha. El fuego aprovecha esta debilidad para introducirse y formar los huecos. Cuando el fuego llega hasta el duramen (tea), que es mucho más combustible, puede intensificarse.
     La resistencia dependerá también del tamaño del árbol. A veces dejan grandes huecos donde puede caber una persona, pero siguen en pie mientras su estructura aguante. Si empiezan a retorcerse y a sonar frente a vientos moderados es una clara señal de que pronto caerán.
     Como ya hemos comentado en múltiples ocasiones, el pino canario no sólo se sobrepone a un incendio o un volcán por su capacidad de rebrotar. Pasado un tiempo sin incendios, y si la herida no es muy grande, puede cerrarse con nueva corteza.
     Hay casos curiosos, como la de los pinos que logran parar las rocas y siguen creciendo y adaptándose a su nuevo entorno.
     Aunque menos habitual, se han encontrado este tipo de heridas pero con una forma mucho más alargada y estrecha. En este caso provocado por rayos. Aunque el caso de tormentas eléctricas e incendios por causas naturales bien merece otro post
Orografía de la Caldera de Taburiente, La Palma
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