11 julio 2021

Sevilla como destino botánico

JUAN PAREJO, en "Diario de Sevilla"
Sevilla se prepara como destino botánico
Las jacarandás en la Pasarela / Juan Carlos Muñoz

      La ciudad de los naranjos aspira a convertirse en un destino botánico de primer nivel. Sevilla cuenta con una masa arbórea de unos 400.000 ejemplares, entre los que se encuentran especies muy interesantes y árboles singulares que se quieren utilizar para atraer al turismo botánico, principalmente del Reino Unido. Ése es una de las consecuencias que tendrá la elaboración por parte del Servicio de Parques y Jardines del Catálogo de árboles singulares y grandes ejemplares de la ciudad de Sevilla, que además de garantizar su mejor conservación, permitirá crear itinerarios botánicos por toda la ciudad para atraer a los amantes de la jardinería de todo el mundo.
     Desde el llamado naranjo de Pedro I en el Alcázar, el ombú de Hernando Colón de la Cartuja, a los ejemplares plantados con motivo de la Expo 92, Sevilla cuenta con una gran cantidad de árboles y especies singulares que se incluirán en ese catálogo para su salvaguarda y protección, cuya elaboración emana del Plan Director del Arbolado de Sevilla. En la actualidad, no existe un listado oficial que identifique estos ejemplares diseminados por toda la ciudad. Por lo tanto, la primera de las herramientas necesarias es la creación de este documento que recoja los árboles dignos de ser incorporados. El objetivo estratégico no sólo contempla la identificación de árboles, palmeras y arboledas que cumplen los criterios en la actualidad para su catalogación, sino que incorpora una categoría específica para aquellos en los que se reconoce un evidente potencial de llegar a cumplirlos, con objeto de realizar un seguimiento de su evolución y comenzar a tomar medidas especiales.
     De los, aproximadamente, 400.000 árboles que hay en Sevilla, Fernando Mora-Figueroa, director general de Medio Ambiente y Parques y Jardines, calcula que se podrán catalogar más de un millar: “El catálogo nos servirá para identificar estos árboles y saber dónde están y así poder darles un nivel adecuado de protección. Esto tiene, además, un importante atractivo turístico y botánico porque se pueden crear una serie de itinerarios”.

 La jacaranda blanca que se encuentra en los jardines del Rectorado / Juan Carlos Muñoz

     Para ello, a través de la Oficina Española de Turismo (OET) de Londres se han mantenido contactos para promocionar Sevilla como destino botánico sobre todo entre los aficionados a la jardinería del Reino Unido a través de sus asociaciones botánicas, según informó el Ayuntamiento a este periódico. En Londres radican algunas de las instituciones más prestigiosas del mundo, entre ellas la South London Botanical Institute, el Botanic Gardens Conservation International y el Royal Botanic Gardens Kew.
     Desarrollar un producto turístico de este tipo, subrayaron desde el Consistorio, cuadra con las propuestas de diversificación de la oferta del Plan8 de impulso turístico de Sevilla y en un mercado, el británico, que está entre los prioritarios en la estrategia turística de Turismo de Sevilla. El público objetivo (amantes de la jardinería) es de alto poder adquisitivo y cultural y Sevilla es destino de primer orden gracias a sus jardines y parques históricos y los jardines del Real Alcázar, conocidos en todo el mundo gracias, por ejemplo, por haber sido escenario de la grabación de la popular serie Juego de Tronos.
     El catálogo de árboles singulares será también especialmente importante porque alrededor de un 35% de los árboles de la ciudad no son de gestión municipal, es decir, se encuentran en recintos privados y la salvaguarda y protección corresponde a sus titulares.

La Plaza del Cristo de Burgos / V. Rguez.

     El documento tendría un carácter abierto, puesto que a lo largo del tiempo se podrían incorporar nuevos ejemplares. Además, prevé que no se incluyan sólo unidades, sino conjuntos de árboles que es necesario proteger y realzar por la estética y la imagen que proyectan de la ciudad. Como ejemplos se pueden citar el conjunto monumental de la Plaza del Cristo de Burgos, con especies muy interesantes; o las jacarandás que lucen en el entorno de la Pasarela, cuya floración en primavera deja unas imágenes espectaculares y son de importancia desde el punto de vista no sólo botánico, sino también patrimonial.

Naranjo que según la tradición plantó Pedro I  / M.G.

     Entre los árboles singulares que se incluirán en el catálogo hay algunos muy conocidos. Uno es el llamado Naranjo de Pedro I. La tradición atribuye al Rey Don Pedro el haber plantado el naranjo más antiguo que se conserva en los jardines del Real Alcázar de Sevilla, situado cerca del Pabellón de Carlos V. Esta tradición, transmitida oralmente de generación en generación, no parece aventurada, por lo cual este naranjo amargo, plantado hacia la mitad del siglo XIV, tendría más de seis siglos de existencia, edad posible para un árbol que puede ser muy longevo. En este mismo espacio hay otro naranjo que cuenta la leyenda que fue plantado por Carlos V e Isabel de Portugal con motivo de su enlace matrimonial, celebrado en el Alcázar el 11 de marzo de 1526. Este hecho no se ha podido verificar, pero sí científicamente que un naranjo ubicado junto al Cenador de la Alcoba data de principios del XVI.
      La Magnolia que se encuentra en la esquina suroeste de la Catedral es otro árbol que estará en el catálogo. En los últimos meses el Ayuntamiento ha realizado importantes esfuerzos para que el ejemplar recupere el vigor perdido desde el año 2007, cuando la reforma integral de la Avenida le dejó prácticamente sin espacio.
Entre otros muchos, también hay que destacar el ombú que se encuentra en el monasterio de Santa María de las Cuevas de la Cartuja, plantado por Hernando Colón, hijo del almirante; un ejemplar único de jacaranda blanca que hay en los jardines del Rectorado de la Universidad de Sevilla, trasplantado hace unos años desde la Palmera; o los cipreses del ex convento de la Paz, sede de la Hermandad de la Sagrada Mortaja.

 Magnolia de la Catedral / Juan Carlos Muñoz

     La intención del Ayuntamiento es que todos estos árboles cuenten con una señalización propia para que las personas puedan conocer la información sobre ellos en el mismo lugar en el que se encuentran o a través de la página web.

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08 julio 2021

El ciprés de Aomori, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA 
Junihonyasu

Este es un ejemplar de un árbol de la familia de los cipreses, originario de Japón y poco frecuente en occidente, llamado comúnmente “hiba” (Thujopsis dolabrata var. Hondae). Sin acuerdo acerca de su edad, que según las fuentes puede ir desde 300 a más de 800 años, crece al norte de la isla de Honshu (la mayor de ellas, algo más pequeña que el Reino Unido), a unos 10 Km de la ciudad de Kanagi (prefectura de Aomori). 
     Aunque también se le conoce como “ciprés de Aomori”, su nombre allí es "Junihonyasu" (o "Junihonyashi") que significa “lanza de doce puntas” debido a la peculiar forma de este árbol que tiene ocho metros de perímetro y que a unos tres metros del suelo, se hincha y deforma durante un metro para dar paso a doce ramas verticales que llegan hasta los 34 metros de altura. 
     Al pie del árbol se encuentra una “puerta torii” (arco tradicional japonés o puerta sagrada que suele encontrarse a la entrada de los santuarios sintoístas o lugares sagrados marcando la frontera entre el espacio profano y el sagrado) y sobre él, una “kamidana” (algo así como un altar doméstico en miniatura). 
     La leyenda sobre su origen dice que hace mucho tiempo, había un joven llamado Yashiro (o Yashichiro) que era un cobarde redomado, y cada vez que entraba a la montaña, se asustaba y hacía reír a todos, e incluso los monstruos que vivían en la montaña recordaban su nombre. Yashiro estaba muy enfadado. Un día se armó de valor y se fue a la montaña con un hacha afilada para vengarse de los monstruos. Durante la noche escuchó voces que le llamaban por su nombre, así que atacó con su hacha al lugar de donde venía la voz y un monstruo cayó del tocón de hiba en el que estaba sentado. Al amanecer descubrió que un viejo mono de pelo blanco estaba sangrando y muriéndose. La verdadera identidad del demonio era ese mono y los aldeanos, que temían la venganza de los grandes monos, plantaron árboles jóvenes de hiba para contentarlos.
     A partir de ese día, crecieron doce ramas en el ciprés y si crecen nuevas ramas y se convierten en 13, una de ellas se marchita y siempre mantiene 12 ramas, porque es un número sagrado, y este ciprés está consagrado como un dios de la montaña.  Junihonyasu se ha convertido en monumento natural de la zona y fue seleccionado como uno de los “100 nuevos árboles famosos”. En 2003, se intentó declararlo “Monumento Nacional de Japón”, pero no fue posible: el propietario del terreno debía firmar, pero eran siete herederos y después de un año de negociaciones, no hubo acuerdo para hacerlo. Pero sigue en su lugar, siendo venerado y especialmente el día 12 de diciembre, que es el día en el que se adora al dios de la montaña y que para los locales, es el árbol en sí mismo.
Árbol nº 165
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02 julio 2021

MIGUEL D'ORS (Santiago de Compostela, 1946)
Arrendajo


C
entinela del bosque, el arrendajo
advierte a toda la Naturaleza
tu llegada.

                  Ese grito,
que desgarra como una cuchillada
herrumbrosa el silencio, significa
que un intruso está entrando en este espacio
puro.

          Tú que no eres
puro, tú que no eres hermano de los robles,
de las piedras musgosas,
de las aves que pían en ramas ignoradas,
del agua que, secreta, halaga las raíces,
no mereces vivir en este mundo;
tú no tienes derecho a entrar a la armonía
mientras no haya armonía dentro de ti. Detente;
vuelve a tu vida; deja en ella todo
lo que crees saber; busca de nuevo
la infancia, aquella luz
del corazón.

                      Con ella, acaso algún día
puedas volver al bosque
sin que se sobresalte el arrendajo.

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30 junio 2021

Un cuento celta

LA DONCELLA DEL SAUCE

Érase una vez un joven y magnífico carpintero que creaba exquisitas piezas de carpintería, desde muebles hasta lujosos carruajes, cuyo nombre era Donovan. Su fama llegó a oídos del rey de Aveh que, ante la próxima boda de su hija, honró al carpintero con su presencia y le encomendó que creara un arpa cuyo sonido superara cualquier otro similar y que estuviera fabricada con madera de sauce, uno muy especial. Donovan, complacido, aceptó el reto. Tomó su hacha, su arco y su carcaj y se aventuró en el bosque en busca de su preciado árbol.
    Cuando estuvo en o profundo del bosque escuchó una bellísima voz. Hacia la voz dirigió y debajo de un espléndido sauce, hermoso y brillante, estaba una hermosa doncella. El carpintero la llamó: "Ven conmigo. Abandona tu círculo de setas rojas de sauce". Ella lo observó serenamente y, negando con su cabeza, le respondió: "Mírame, soy como un rayo de luz bailando con la luna. No puedo abandonar este lugar. Sólo escúchame, no me pidas que vaya donde tu vas".
    El joven Donovan regresó al pueblo, contó su historia pero nadie podía creerle. Él, con mil caras,  describía a la doncella de cabello rojo como el fuego, de ojos brillates como esmeralda, su cuerpo envuelto en belleza, tan joven y tan serena... Pasaron los días y el joven Donovan prendado por la belleza y la voz de la doncella se adentró nuevamente por el bosque con una flor amarilla y un abrigo verde para ella. Se paró frente al sauce y dijo: "Mi señora, me has robado el corazón con tu hermosura y desearía ser yo su marido". La doncella respondió: "No puedo casarme contigo, ni ahora ni nunca". Seguidamente, comenzó a cantar nuevamente: "Mírame ahora, soy un rayo de luz bailando con la luna. No puedo abandonar este lugar. Escúchame ahora, no me pidas que vaya a donde tú vas". Nuevamente regresó al pueblo.
     El joven carpintero decidido, tomó su hacha y se dirigió al bosque del sauce pensando: "Tomaré a la doncella de ojos verdes. Será mi esposa y con ella criaré a mis hijos. Con ella viviré mi vida". Al llegar al sauce, el joven Donovan le dijo a la doncella que le libraría de su prisión del sauce. La doncella lloró al escuchar sus palabras. Él tomó su hacha y la usó para derribar el sauce. El carpintero decía satisfecho: "Tu árbol ha caído. Ahora me perteneces". La tomó dulcemente de su mano y juntos corrieron fuera del bosque mientras ella cantaba: "Mírame ahora, soy como un rayo de luz bailando con la luna. No puedo abandonar este lugar. Escúchame ahora, no me pidas que vaya a donde tú vas". 
     Al salir del bosque la muchacha cayó a tierra. El joven Donovan la tomó entre sus brazos y vio como lentamente agonizaba la chica. La doncella lo besó, tomó las manos del Donovan y, con su último aliento, le dijo: "No puedes tomar el bosque. El bosque nunca debe irse..." Su cuerpo se desvaneció y entre las manos del carpintero una flor amarilla quedó. El joven carpintero plantó la flor donde cayó el sauce y con la madera forjó el arpa para el rey. 
     Cuenta la leyenda que la princesa, al tocar en su boda con su arpa, los invitados escucharon el canto de la doncella. Todos pensaron que era la voz de la princesa, pero sólo Donovan podía reconocer, entre lágrimas, la voz de su amada doncella que decía: "Mírame ahora, soy como un rayo de luz bailando con la luna. No puedo abandonar este lugar. Escúchame ahora, no puedes tomar el bosque, el bosque nunca debe irse". 

 
Letra / Lyrics
A young man walked through the forest
With his quiver and hunting bow
He heard a young girl singing
And followed the sound below
There he found the maiden
Who lives in the willow
 
He called to her as she listened
From a ring of toadstools red
'Come with me my maiden
Come from thy willow bed'
She looked at him serenely
And only shook her head.
 
"See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead"
 
A young man walked through the forest
With a flower and coat of green
His love had hair like fire
Her eyes an emerald sheen
She wrapped herself in beauty
So young and so serene
 
He stood there under the willow
And he gave her the yellow bloom
'Girl my heart you've captured
Oh I would be your groom'
She said she'd wed him never
Not near, nor far, nor soon
 
"See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead"
 
A young man walked through the forest
With an axe sharp as a knife
I'll take the green-eyed fairy
And she shall be my wife
With her I'll raise my children
With her I'll live my life
 
The maiden wept when she heard him
When he said he'd set her free
He took his axe and used it
To bring down her ancient tree
'Now your willow's fallen
Now you belong to me'
 
"See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead"
 
She followed him out the forest, and collapsed upon the earth
Her feet had walked but a distance,
From the green land of her birth
She faded into a flower,
That would bloom for one bright eve
He could not take from the forest,
What was never meant to leave.
 
Fuente: Musixmatch
 ---Fin---