09 abril 2011

A pesar de todo lo acontecido, los SAKURA...

... los cerezos no han faltado a su cita anual

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Gracias, Héctor, por tu blog

07 abril 2011

THÉOPHILE GAUTIER (1811-1872)
 Le pin des Landes

On ne voit en passant par les Landes désertes,
Vrai Sahara français, poudré de sable blanc,
Surgir de l'herbe sèche et des flaques d'eaux vertes
D'autre arbre que le pin avec sa plaie au flanc ;

Car, pour lui dérober ses larmes de résine,
L'homme, avare bourreau de la création,
Qui ne vit qu'aux dépens de ce qu'il assassine,
Dans son tronc douloureux ouvre un large sillon!

Sans regretter son sang qui coule goutte à goutte,
Le pin verse son baume et sa sève qui bout,
Et se tient toujours droit sur le bord de la route,
Comme un soldat blessé qui veut mourir debout.

Le poète est ainsi dans les Landes du monde;
Lorsqu'il est sans blessure, il garde son trésor.
Il faut qu'il ait au cœur une entaille profonde
Pour épancher ses vers, divines larmes d'or!


EL PINO DE LAS LANDAS

No se ve, al pasar por las Landas desiertas,
Auténtico Sahara francés, empolvado de arena blanca,
Brotar de la hierba seca y de los charcos de verdes aguas
Otro árbol que el pino con su herida en el flanco;

Pues para robarle sus lágrimas de resina,
El hombre, avaro verdugo de la creación,
Que vive sólo a expensas de aquéllos a quienes asesina,
En su dolorido tronco abre un ancho surco.

Sin lamentar su sangre que corre gota a gota
El pino derrama su bálsamo y su savia que hierve,
Y se mantiene siempre erecto al borde del camino,
Como un soldado herido que quiere morir de pie.

El poeta está en las Landas del mundo;
Cuando carece de herida, conserva su tesoro.
Le es preciso tener en el corazón una profunda grieta
Para derramar sus versos, divinas lágrimas de oro.

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03 abril 2011

LAMENTO POR EL CIPRÉS DE SILOS
José Mª Manrique

                                          Para el P. Quintiliano con
                                                                       admiración
                                             porque siempre admiro
                                                                        la bondad.

Desde un ángulo perdido,
en un claustro misterioso,
te veo alzarte hasta el cielo
en el silencio nocturno
y acariciar una estrella.

Yo no sé viejo ciprés,
lo que sientes cuando el día
va llegando poco a poco
y cuando la luz que nace
mata a la luz de tu estrella.

Pero creo adivinar
entre el campo de los pájaros
y entre el rumor de la fuente
un silencioso lamento
porque tu estrella se fue.

Después, tal vez, tu esperanza
sueña, ansiosa, con la noche.
Con ella vuelve tu estrella,
la acaricias tiernamente,
pero la sientes lejana.

Y hallas frío en su sonrisa,
y ves hielo en su mirada,
y tú quisieras llorar
como la fuente en el alba,
pero ya no tienes lágrimas.

Luego, otro día, otra noche...
tú piensas: “Quizá mañana”.
Y en la estrella que acaricias
no hallas fuego ni alegría,
sólo frialdad lejana.

Quisieras llorar, ciprés,
y ya no te quedan lágrimas...
Sólo el llanto de la fuente
te consuela, y tristemente
tú piensas: “Tal vez mañana”...

28-8-1966

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30 marzo 2011

JOSÉ BERGAMÍN (Madrid, 1895-1983)
Rimas

Vosotros los más altos,
estremecidos árboles:
almezes, olmos, álamos...
choperas, cipresales.

Vosotros, los altísimos
señores del paisaje:
rectos, erguidos troncos,
apretado follaje.

Buceando en la tierra
raíces infernales
sois de la luz urdimbre,
de los cielos, raigambre.

Le dais su voz al viento;
a la niebla, hospedaje.
Cobijo es vuestra sombra
de oscuras soledades.

Al rumor de  las aguas
dormido en el boscaje
interpretáis los sueños
de las nubes distantes.

Vuestras ramas, penachos
altivos, blandos, frágiles
dedos de verdes hojas,
acarician el aire;

pulsan en el silencio
melodioso, la sangre
que arrebuja en el nido
su latido entrañable;

y señalan al vuelo
perdido de las aves
los abiertos caminos
que nunca siguió nadie.

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