03 febrero 2023

Una pasión, las camelias, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Camelias...

     (...) En el año 2002, un cultivador chino de camelias, Gao Jiyin, importó de los Viveros Nuccio de Altadena, California, (que para los cultivadores de camelia es como La Meca de las camelias) dos estaquillas de la camelia “Nuccio´s Bella Rosa” y se los llevó a un vivero de la ciudad de Jinhua, provincia de Zhejiang (China) para su propagación. Allí se injertaron sobre plantas de una variedad de camelia ampliamente conocida por ser un excelente portainjertos. De las dos estaquillas iniciales se hicieron tres injertos, que al año siguiente proporcionaron ramas para hacer cien injertos nuevos. Cuando ya tenían más de 500 nuevas plantas se dieron cuenta de que una de ellas tenía las hojas moradas, pero crecía saludablemente. 
     Considerando que era una nueva y valiosa mutación, procedieron a injertar la nueva planta y al cabo de cuatro años ya tenían unas 5000 plantas mutadas nuevas, todas ellas con las hojas rojo oscuro, algo extremadamente raro en un camelia, a la que denominaron “Red Leaf Bella”-Bella hoja roja- ("Hongye Beila" en chino). La planta no sólo tenía un nuevo color, sino que además sus flores también eran de un nuevo tipo. Las hojas nuevas, de un color oscuro, se tornan de color verde oscuro al envejecer, en ocasiones con manchas moradas, de tal forma que a lo largo de todo el año siempre mantiene una diferencia con cualquier otra camelia. 
     En diciembre de 2009, Gao Jiyin dio a conocer al mundo la nueva variedad a través de la revista “The Camellia Journal”. Las observaciones mostraron que las hojas oscuras hacen la fotosíntesis, igual que en cualquier otra hoja de color verde, y la planta crece bien, fuerte y es resistente a plagas y enfermedades. Como a cualquier otra camelia, le gustan los suelos ácidos, sueltos, ricos y bien drenados. Puede crecer a pleno sol en verano y se ha comprobado que a cinco grados por debajo de cero (-5º C) ningún brote nuevo sufre daños. 
     Respecto a lo que originó la mutación, lo único que hay son especulaciones, alguna de ellas contraviniendo las normas convencionales de la botánica (quimera), así que quedará así: una mutación, pero les invito a especular acerca del tema. Mi agradecimiento al cultivador Eusebio López Redondo por prestarme la fotografía de la planta completa. Las otras dos pertenecen a la publicación original de Gao Jiyin en The Camellia Journal.

El texto dice: “Este cambio de color en "Red Leaf Bella" a veces aparece tarde en la temporada”
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31 enero 2023

 

TOMAS TRANSTRÖMER (Suecia, 1931-2015)
Archipiélago otoñal

 

 

De pronto, el caminante encuentra aquí el viejo,
enorme roble, como un alce petrificado con su interminable
cornamenta, frente a la fortaleza verdinegra
del mar de septiembre.

Tormenta nórdica. Es el tiempo en que
los racimos de serbas maduran. Despierto en la oscuridad,
oigo a las constelaciones piafar en sus establos,
en las alturas, sobre los árboles.
 

 De Secretos en el camino (1958)

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28 enero 2023

Un olivo muy grande

"IBIZAISLA.ES"
¿El olivo más grande de España?

España es un país de aceite. Quien haya recorrido la Península Ibérica podrá dar buena cuenta de ello. Por ello, tiene mayor mérito que en ninguno de esos olivares se encuentre el olivo más grande de España. El galardón al olivo de mayor tamaño lo recibe la olivera de n’Espanya, cerca de Sant Carles de Peralta. Sus dimensiones son sorprendente, gracias a una altura de 12 metros y un perímetro de 15 metros en la base del tronco.
     Obviamente, dado su alto valor ecológico, está catalogado como árbol singular para garantizar su protección. Se desconoce con exactitud la edad de este olivo, aunque se considera que se trata de un árbol milenario. A pesar de su colosal tamaño, posiblemente no se trate del olivo más viejo de España: ese honor le corresponde al olivo de Ulldecona (Tarragona) que nació en el año 314 d.C., por lo que en 2014 llegó a los 1.700 años.  

  
Un árbol difícil de abrazar
     Este árbol se encuentra catalogado desde 2001 por el Servei de Protecció d’espècies del Govern Balear. Esta catalogación es la que indica que posiblemente se trate del olivo más grande del país. El tronco tiene tres metros de alto y a partir de ahí, cinco grandes ramas van alzándose hasta alcanzar los 12 metros de altura. En la copa, tiene un diámetro de 12’5 metros.
     Sin embargo, la parte más impresionante de este árbol es su tronco, con 15 metros de diámetro. Para conseguir rodearla por completo en un ‘abrazo’ gigante, nueve personas serían necesarias. El tronco como se aprecia en la imagen, está plagado de pliegues y protuberancias que hacen que su aspecto aún más colosal.
     El mismo Servei de Protecció d’espècies indica que nunca se ha podado este árbol, por lo que a pesar de su gran tamaño no produce apenas olivas, sin embargo, sí que garantizan una alta vitalidad de este ejemplar.
 
Un olivo alejado de los focos
     Este olivo no es conocido por muchos ibicencos… afortunadamente, ya que la fama puede llegar a traer fatales consecuencias. El árbol se encuentra en un terreno particular y vallado. Por lo tanto, no merece la pena buscarlo, simplemente hay que alegrarse de que un ejemplar de olivo de este tamaño se encuentre en la isla.
     Curiosamente, otras noticias argumentan que en otros lugares del país se encuentra el olivo más grande. Sin embargo, las medidas se encuentran muy alejadas de las que posee el olivo de ca n’Espanya.


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25 enero 2023

Los Sakura en Washington D.F.

DANIEL STONE, en National Geographic, Mar-2019 
¿Cómo llegaron las flores de cerezo a los Estados Unidos?
 
Los cerezos en flor se alinean en Tidal Basin cerca del Jefferson Memorial en Washington, D.C. Fotografía de REX A. STICKY, Colección de imágenes de Nat Geo

La primavera en Washington, D.C. comienza todos los años con el famoso, Festival de los Cerezos (Cherry Blossom Festival), cuando los esponjosos cerezos rosados que rodean el National Mall y Tidal Basin florecen. Cientos de miles acuden allí para disfrutar de las hermosas flores, lo que lo convierte en uno de los eventos más queridos de Washington. Es difícil de imaginar, pero hace más de un siglo, esta misma área en D.C. estaba desnuda, sin un cerezo en el lugar.
      La historia de los cerezos que llegaron a los EE. UU. es casi tan notable como las flores mismas, y es posible que nunca hubiera sucedido si no fuera por un puñado de insólitos aventureros y aficionados.
    
Related: cherry blossoms around the world

      En un momento en que la agricultura estadounidense era tan gris como la tierra, un cazador de alimentos para el USDA llamado David Fairchild fue en busca de plantas novedosas que pudieran ser de valor económico para los agricultores estadounidenses. Impulsado por la curiosidad y alimentado por el optimismo, trajo muchas plantas y frutas que ahora se dan por sentado, como mangos de la India, duraznos de China y aguacates de Chile.
     En 1902 Fairchild se encontró por primera vez con los sakura, los cerezos en flor de Japón. Encantado por su belleza, Fairchild quiso llevarse los árboles y encargó 125 árboles de sakura para su propio patio delantero en Chevy Chase, Maryland.
     El propietario del vivero en Yokohama estaba tan complacido de tener un cliente estadounidense que le cobraron a Fairchild solo 10 centavos por árbol. En la primavera de 1906, los árboles importados por Fairchild florecieron por primera vez y la noticia de las flores rosadas atrajo a tantos espectadores a su hogar que Fairchild ordenó 300 más como regalo para la ciudad de Chevy Chase.
      Eliza Scidmore, la primera mujer escritora, fotógrafa y miembro de la junta oficial de National Geographic, también fue una defensora de los cerezos en flor en D.C. Después de pasar un tiempo viviendo y escribiendo desde Japón, regresó a Washington con fotografías de cerezos en flor —"la cosa más hermosa del mundo” y comenzó a pedirle a la administración del presidente Grover Cleveland que los plantara a lo largo de la cuenca del Tidal. (Read about the life and times of Eliza Scidmore).
      Años más tarde, el presidente Theodore Roosevelt habló a menudo sobre “embellecer” la capital del país, que luego se llenó de lodo del Potomac. Helen Taft, la primera dama, creía que las flores de cerezo eran la respuesta. Su esposo estuvo de acuerdo. Además de su belleza, el presidente William Taft también percibió la oportunidad de forjar una amistad diplomática con los japoneses.
      En el otoño de 1909, el alcalde de Tokio envió 2000 árboles jóvenes a Washington. Sin embargo, llegaron apenas con vida: sus raíces eran demasiado cortas y estaban repletas de insectos. Temerosos de plagas extranjeras, los entomólogos del USDA los quemaron en una gran hoguera en el National Mall. Solo cuando Japón mandó un segundo envío más grande de 3.020 árboles, todos altos y maduros, los árboles llegaron a plantarse.
     El 27 de marzo de 1912, la Sra. Taft plantó el primero en una ceremonia privada en West Potomac Park, cerca de las orillas del río Potomac. La esposa del embajador japonés fue invitada a plantar el segundo árbol. Fairchild tomó una pala poco después y participó en el evento. (Discover the best places to see cherry blossoms in the U.S.).
     Solo se necesitaron dos primaveras para que los árboles fueran adorados por el público estadounidense, al menos lo suficiente para que el gobierno de los EE. UU. correspondiera y enviara un regalo a Japón a cambio. Los funcionarios decidieron ofrecer a Japón un envío de cornejos en flor, nativos de los Estados Unidos, con flores blancas brillantes.
     Casi todos los árboles originales se han muerto. Los Sakura viven unos 25 años, 50 si tiene suerte, más si es un milagro. De los 3.020 originales, solo quedan dos, canosos y caídos, cerca de la base del Monumento a Washington junto a una placa que conmemora el día 27 de marzo de 1912 en que fueron plantados
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