22 marzo 2012

SIMÓN ACOSTA PADILLA (El Hierro, 1903-1964)
El Garoé

La hojas de tus ramas habrán sido
fuente de cristal resplandeciente,
que dejaban caer en la vertiente
el jugo por tus brazos recogido.

Tú serías un ladrón muy bien querido
que inspiraba devoción siempre creciente,
y el tiempo veloz en su corriente,
no ha logrado sumirte en el olvido.

Si el terrible Huracán fue tu verdugo,
maldición se llevó al que le plugo
derribar para siempre el Árbol Santo.

Tú que llevas una página en la Historia,
une humildemente a tu memoria
esta loa de amor que yo te canto.

Panel de cobre junto a la Alberca de los Deseos, al pie del nuevo til plantado en 1948 en memoria de aquel otro monumental arrancado de la tierra por un huracán en el año 1610. 
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17 marzo 2012

ALESSANDRO TASSONI (Italia 1565-1635)
Océano Cantó Primero

Ve rústicas casas y habitantes,
Y de agua pide; maravilla extraña,
Encuentra el terreno que no produce humores,
Un gran árbol en su lugar y una fuente;
Apretando a su alrededor todos los vapores
Del lugar, más allá de toda creencia humana,
La virtud de este árbol se deshace
Y destila bajo sus hojas.

De Mitologia de las Plantas, Angelo de Gubernatis, !878
Frontera desde el balcón de Jinama
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13 marzo 2012

GIOVANNI BATTISTA RUMASIO (Italia 1485-1557)
Historia delle Indie Occidentali

El ilustre viajero y humanista narra así al Garoé:

“No hay en la isla del Hierro agua dulce ni río, ni fuente, ni lago, ni pozo y a pesar de todo se habita, porque el Señor Dios del Tiempo la provee de agua celeste, sin tan siquiera llover; y de este modo cada día del año, una o dos veces antes de que amanezca, hasta que el sol llega a lo alto, hay un árbol que de su tronco, de sus ramas y de su frondosidad deja caer mucha agua; y en aquel tiempo siempre se ve sobre el árbol un pequeña nube o niebla, hasta que a dos horas de sol o poco menos se deshace y desaparece; y el agua deja de gotear; en este tiempo, que puede ser de cuatro horas, se recoge tanta agua en una laguna hecha a mano al pie de este árbol, que hay suficiente para toda la gente de la isla y para todos sus animales y rebaños.”

 Mitología de las Plantas, Angelo de Gubernatis 1878
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