JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. técn forestal
Una de las sabinas de más porte y antigüedad de Canarias
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foto del blog "El coleccionista de instantes"
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(...)La sabina (Juniperus turbinata subsp. canariensis) fue un
árbol muy común en Gran Canaria y Tenerife, congregándose en formaciones
boscosas como las que todavía abundan en El Hierro y, sobre todo, en La
Gomera. Nombres como La Chapa de Sabina, El Sabinal o El Paso de La
Sabina redundan en las distintas toponimias insulares.
En el caso de Gran Canaria, los sabinares que lucieron las medianías
bajas fueron progresivamente consumidos por un pueblo que valoraba tanto
el alto poder calorífico, como la intensidad aromática de su madera. La
fragancia de la sabina, que se quemaba haciendo sahumerios, sirvió para
ambientar y fumigar muchas casas ligadas al duro trabajo de
campo. La resistencia de su madera es tal que, incluso en fecha actual,
podemos toparnos con huecos que alojan raíces patentes, o también casas
prehispánicas cuyas vigas de sabina todavía sujetan estructuras.
Vivienda aborigen
Al pie de la montaña de Tirma hallamos una de estas viviendas, según el
Dr. Grau Bassas la vivienda aborigen mejor conservada –pese a que
durante un largo tiempo fuera utilizada como gallinero–, y no muy lejos
de ella nos alegra contemplar cómo ha logrado llegar hasta nuestros
días la testimonial sabina que protagoniza este artículo.
La Sabina de Tirma se eleva sobre la cota 472 metros y ocupa la
coordenada 28º 01´60″ Norte y 15º 43´36″ 0este, localizándose junto a un
grupito de almácigos (Pistacia atlantica) y palmeras (Phoenix canariensis) en el cauce de un barranquillo conocido como Los Piloncillos.
Se trata de un ejemplar vetusto, con ramas que presentan engrosados
ganchos de inserción. Su diámetro se aproxima a los dos metros y su
perímetro casi viene a duplicar esta medida. Su aspecto general revela
una edad muy avanzada, parámetro que, al tratarse de una conífera y, en
consecuencia, marcar anillos de crecimiento, podría calcularse en vida.
Muy cerca de la base aparece una gran rama semidesgajada que aploma
sobre un murete de piedra que el propietario actual de la finca, el
Cabildo de Gran Canaria, mandara construir en el año 1995.
Pese a la amplitud del medio agreste y natural circundante, no
advertimos la presencia de más sabinas: a buen seguro la cuasi-extinción
del cuervo en la isla ha reducido sus posibilidades de regeneración.
Por otra parte, el carácter paradójico que atribuimos a este ejemplar
radica en que, con casi 10 metros de altura, posiblemente se trate de la
sabina con mayor porte de todo el archipiélago, toda vez que se ubica
en una isla que, hace mucho tiempo, no puede presumir precisamente de
sabinares.
La cercanía del agua la salvó
A menor escala, el bosquete termófilo que incluye la sabina se
ubica dentro de un antiguo entorno de huertas agrícolas, como prueba
sirva el cuarto de aperos que se encuentra a escasos metros. Según nos
cuenta José Martín, auténtico patrimonio oral de esta zona, el agua
nacía sobre un estanque cueva cercano y aunque lo normal es que se
repartiera por las tajeas de riego, muchas veces se producía el reboso y
libre discurrir hacia los umbríos precipicios cercanos.
La robustez y extraordinario crecimiento de este individuo responden
probablemente a la disponibilidad del recurso natural, circunstancia que
debió permitirle crecer también durante los veranos. A fecha actual, el
preciado líquido ya no fluye por los alrededores, según José Martín
desde que se plantaron los pinos en la zona, es decir, hace cerca de 40
años. Sea o no casualidad, lo cierto es que nuestra sabina continua
perdurando, ganándose a pulso su propia impronta monumental.

La espada de Doramas
La razón por la que esta sabina logró evitar el hacha también
podría explicarse por la cualidad hídrica. Ya en este sentido se
expresaban muchas ordenanzas que antaño señalaban los puntos de agua
como lugares de salvaguarda forestal. Y aunque no existan pruebas
fehacientes, la tradición histórica señala que el guerrero Doramas
eligió esta especie para confeccionar su gran espada. Quizás el propio
caudillo aborigen, de haber visitado este remanso de paz, también habría
indultado a este ejemplar en detrimento de muchas otras opciones para
poder fabricar un arma tan afilada y letal como perfumada.