1/08/2018

HOPE JAHREN (EE.UU., 1969)
La memoria secreta de las hojas

     Hope Jahren da un repaso a la naturaleza de una forma especial que cambia nuestra manera de mirar el entorno. Es la historia de una vocación científica que surge en el laboratorio de ciencias de un pueblo pequeño de Estados Unidos y termina, de momento, en la Universidad de Hawái. En medio, todas las plantas y mucha vida.
     Escrito en una llamativa primera persona, mezclando la historia de su familia noruega, llegada a Minnesota hacia 1880, con su carrera profesional, la autora contagia su pasión por las plantas, su fascinación por hojas, flores, frutos y troncos, notablemente “superiores en belleza, diversidad e importancia al resto de los seres del planeta”, según Jahren. El repaso a los vegetales y la forma de hacerlo, la cantidad de datos aportados y las vivencias que los acompañan convierten a este libro en algo poco común y, sobre todo, algo que cambia nuestra manera de mirar el entorno. Por ejemplo, dice la autora, en el mar hay cuatro plantas por cada animal, mientras que en tierra hay casi mil por cabeza. En el planeta tenemos unos tres billones de árboles, y Canadá es el país con más ejemplares, 318.180.524.032, más o menos; en el lugar favorito de la autora, los bosques protegidos del oeste de Estados Unidos, hay unos 80.000 millones de árboles.
     Decía Joaquín Costa, con una frase que seguro que Jahren haría suya, que todo se lo debemos a los árboles, desde que nos acogen en las cuatro tablas de la cuna hasta que nos envuelven en las cuatro tablas del ataúd. En este antropoceno de cambio climático y de incendios forestales desaforados —aunque la superficie arbolada de España se haya incrementado en un 33% en los últimos 25 años—, es bueno ensalzar la importancia de los bosques genuinos y de su protección, sobre todo si es con un libro que contiene tanta vida y tanta emoción. Evitemos la frase del Julio César de Goscinny y Uderzo: “Talaremos el bosque para construir un parque natural”.

Tomado de Babelia, El País
La memoria secreta de las hojas. Hope Jahren. Traducción de María José Viejo e Ignacio Villaro. Paidós, 2017. 336 páginas. 20 euros.
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1/06/2018

Pino de la Mano de Dios, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. Técn. Forestal
El Pino de la Mano de Dios, el sobrenatural pino-micropinar

      Aunque los ecosistemas forestales se repiten entre las islas Canarias, lo cierto es que, por regla general, a poco que se conozca el territorio casi siempre existen varios indicios que nos permiten adivinar la isla en la que nos hallamos. Dicho esto resultan algo perplejos los paisajes robados, tal y como ocurre cuando los ancestrales pinares garafianos (La Palma) parecen haberse trasladado a las laderas altas de La Orotava (Tenerife). También puede suceder que cuando el mar de nubes deja entrever la amplia orografía que desciende desde el Teide por la cara del valle de la Orotava, se produzca la extraña impresión de estar tierra adentro, como en un amplio valle continental. La visita al árbol que hoy tratamos aglutina un popurrí de sensaciones, reuniendo las anteriores y muchas más.

La Mano de King Kong
     El Pino de la Mano de Dios también es conocido como Pino Santo o como La Mano de King Kong. Se trata de un montaraz y maravilloso ejemplar de Pinus canariensis, tímidamente escondido entre lo inclinado y lo verde del norte de Tenerife. Se localiza (28°22’56.3″N 16°28’43.5″W) en una zona a menudo bañada por las nieblas, a 1.440 metros de altitud en el Lomo de La Resbala, dentro del Paisaje Protegido del mismo nombre.

     Para llegar a esta zona el capataz forestal que me acompañó, David, y un servidor transitamos la pista que parte desde el Área Recreativa de La Caldera y asciende por la pista de Mamio, recorriendo los que a buen seguro son los mejores restos del pinar húmedo original de Tenerife. Las cualidades que más se repiten entre los abundantes pinos son el gran diámetro, la rectitud del fuste, las colgantes barbas liquénicas (Usnea sp.), las cortezas planas, grisáceas y brillantes, y cómo no, las grandes alturas. Tras recorrer
aproximadamente 10 kilómetros por esta pista, encontramos una divisoria por la que discurre el Cortafuegos de Santa Úrsula. Luego, de frente, continúa otra pista y a unos 200 metros, ladera arriba, aparece este curioso ejemplar. Al Pino de la Mano de Dios corresponde este nombre porque tras una gruesa base de 10 metros de diámetro, aparece una profusa división que diferencia hasta siete troncos principales, donde los más gruesos superan los dos metros de diámetro.

      En su centro queda un enorme hueco que asemeja a la palma de una mano, mientras que las pernadas parecen enormes dedos. Sobre este lecho mullido en pinillo cabe una persona incluso tumbada. Un poco más arriba, una nueva bifurcación brinda un trono digno del mismísimo Conan el Bárbaro. Su altura se ha calculado en 25 metros y su edad seguramente nos trasponga a la época de la conquista insular.

Espectáculo en cada ángulo
     La mayor parte de los árboles, y en especial los pinos, resultan muy poco cambiantes al recorrer su perímetro. Por el contrario, rodear el Pino de la Mano de Dios es todo un espectáculo, ya que su fisionomía varía con cada ángulo. Llama la atención, tal y como me comenta un emocionado David, los cordones que aparecen en algunas partes de su corteza, recordándonos a los graciosos molletes de un bebé rollizo.
     Desde un punto de vista científico, este pino tiene una morfología muy atípica. Pinus canariensis es una especie monoembrionaria, es decir, que de cada semilla solo nace un individuo, al contrario, por ejemplo, que el Dracaena draco donde una sola semilla puede dar lugar a dragos dobles o triples. Por otro lado la capacidad de brote de cepa, poco común en los pinos, pudiera explicar una ramificación basal tan baja en respuesta a fuertes perturbaciones en edad juvenil. Pero si nos paramos a pensar en tan singular aspecto, también cabe la teoría de que el Pino de la Mano de Dios pudiera tratarse, en realidad de diferentes pinos que encontrándose muy cercanos se fusionaron, soldando sus maderas hace ya muchos años.

Cazadores de árboles
     Esta posible teoría, tal y como nos cuenta el investigador Luis Gil, sería fácilmente demostrable realizando un análisis de ADN nuclear y estudiando la edad en cada pernada. También desenterrar parcialmente las raíces –con todos los mimos del mundo– ayudaría a demostrar esta teoría, sin precedentes conocidos para Pinus canariensis.
     Sea o no cierta esta teoría, el Pino de la Mano de Dios constituye por sí mismo un micropinar dentro del pinar. Parafraseando al compañero Cesar Javier Palacios, “los cazadores de árboles excepcionales nos enfrentamos a una de nuestras mejores piezas”, si bien añadiría que, en este caso, el cazado no es otro que el propio observador. Posicionarnos frente a tan cautivador ejemplar, además de arrancar todos los respetos y reverencias, provoca una poderosa atracción, una llamada de la naturaleza para encaramarse a su regazo. Tras la invitación, una vez situados en esta enorme palma, la sensación es como encontrarnos en un portal hacia otra dimensión.

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Número 51 de Tenerife. Se da por muerto al no haber podido recuperarse del incendio de 2023

1/04/2018

Aymak Djangaliev - El origen de la manzana

Aymak Djangaliev
AYMAK DJANGALIEV (Kazajistán, 1913-2009) y CATHERINE PEIX (Francia)
Les origines de la manzana en Kazajistán

      Película dedicada a Aymak Djangalievitch Djangaliev (1913-2009), estudioso, recuperador, propagador y conservador de los manzanos originales Malus sieversii. Un trabajo merecedor del Premio Internazionale Carlo Scarpa per il Giardino, XXVII edizione, 2016.

Película en francés, 54 minutos, aquí
      En Kazajistán, en las montañas de Tian Shan, crecen prehistóricos manzanos silvestres, algunos de los cuales miden más de 30 m de altura y cuyas manzanas, de diversas formas y colores, son sabrosas y dulces. ¿Cuál es el misterio de estos árboles hasta ahora desconocidos por el mundo occidental?
    
¿Serían los antepasados ​​de nuestros manzanos cultivados, y Kazajistán sería el Jardín del Edén? A través de una investigación científica e histórica, esta película presenta la obra de Aymak Djangaliev, científico kazajo que ha dedicado su vida al estudio y la conservación de estos bosques, y el trabajo de científicos americanos, ingleses y franceses que han examinado el verdadero "milagro" que representa esta biodiversidad. Descubrimos el secreto de la extraordinaria resistencia a las enfermedades de los manzanos Malus sieversii que podrían ofrecernos mañana las manzanas sin pesticidas. Una biodiversidad que es esencial salvaguardar para las generaciones futuras.

Fotos obtenidas de la película https://vimeo.com/112089524
Más información:
http://www.finnegans.it/foreste-dei-meli-selvatici-del-tien-shan-conversazione-natalya-ogar/
http://www.originedelapomme.com/AymakDjangaliev.html
https://www.youtube.com/watch?v=wNQG4egtwWI
https://www.youtube.com/watch?v=y_Gu0QPqwNA
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1/02/2018

ANTONIO MORENO (Alicante, 1964)
Castaño

¿Es locura —o bien juicio recobrado—
detener el andar, pararse en medio
de la acera del día para hablarle
al árbol retoñado que se encuentra
delante de nosotros? Para hablarle
muy de cerca aunque mudos y por dentro,
sin musitar palabra, pero hablarle
como lo haríamos ante el amigo
bueno con quien estamos siempre a gusto.

Yo me detengo a veces de este modo.

Me pongo en un rincón, junto al lugar
que ya se había transformado en casa,
en seguro recinto de la vida,
y oigo el temblor de todas esas hojas
como un pueblo con una sola lengua;
escucho el agua de ese movimiento
que es libertad al tiempo que destino,
y en su verdor iluminado aprendo
a ser mejor y más el ser que quiero.

              de “Nombres del árbol”, Tusquets
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