11/29/2020

Rubén Darío - La canción de los pinos

RUBÉN DARÍO (Nicaragua, 1867-1916)
La canción de los pinos

     ¡Oh pinos, oh hermanos en tierra y ambiente,
to os amo! Sois dulces, sois buenos, sois graves.
Diríase un árbol que piensa y que siente,
mimado de auroras, poetas y aves.

     Tocó vuestra frente la alada sandalia;
habéis sido mástil, proscenio, curul,
¡oh pinos solares, oh pinos de Italia,
bañados de gracia, de gloria, de azul!

     Sombríos, sin oro del sol, taciturnos,
en medio de brumas glaciales y en
montañas de ensueños, ¡oh pinos nocturnos,
oh pinos del norte, sois bellos también!

     Con gestos de estatuas, de mimos, de actores,
tendiendo a la dulce caricia del mar,
¡oh pinos de Nápoles, redeados de flores,
oh pinos divinos, no os puedo olvidar!

     Cuando en mis errantes pasos peregrinos
la Isala Dorada me ha dado un rincón
do soñar mis sueños, encontré los pinos,
los pinos amados de mi corazón.

     Amados por tristes, por blandos, por bellos.
Por su aroma, aroma de una inmensa flor,
por su aire de monjes, sus largos cabellos,
sus savias, rüídos y nidos de amor.

     ¡Oh pinos antiguos que agitara el viento
de las epopeyas, amados del sol!
¡Oh líricos pinos del Renacimiento,
y de los jardines del suelo español!

     Los brazos eolios se mueven al paso
del aire violento que forma al pasar
rüidos de pluma, rüidos de raso,
rüidos de agua y espumas de mar.

     ¡Oh noche en que trajo tu mano, Destino,
aquella amargura que aún hoy es dolor!
La luna argentaba lo negro de un pino,
y fui consolado por un ruiseñor.

     Románticos somos... ¿Quién que Es, no es romántico?
Aquel que no sienta, ni amor ni dolor,
aquel que no sepa de beso y de cántico,
que se ahorque de un pino; será lo mejor...

     Yo no, Yo persisto. Pretéritas normas
confirman mi anhelo, mi ser, mi existir.
¡Yo soy el amante de ensueños y formas
que viene de lejos y va al porvenir!
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Los olmos de Cabeza del Buey en sellos

Los olmos de Cabeza del Buey en sellos de correo

  • Fecha de emisión: 17/09/2020
  • Procedimiento de Impresión: Offset + troquelado interior
  • Papel: Autoadhesivo madera
  • Tamaño del sello: Irregular con forma de anillo de árbol
  • Efectos en pliego: 25
  • Valor postal de los sellos: 3,80 €
  • Tirada: 160.000

Un conjunto de siete olmos centenarios, de unos años de antigüedad, están considerados la última representación de las olmedas urbanas de Extremadura, a pesar de la grafiosis, grave enfermedad que afecta a los Olmos y que ha mermado la población de esta especie de árbol en nuestro país y también en el resto del mundo.
      Estos siete olmos presiden el entorno de la ermita del santuario de Nuestra Señora de Belén, en la localidad de Cabeza del Buey, un lugar de gran valor histórico artístico con orígenes templarios.
      Estos olmos constituyen un conjunto de árboles de más de 150 años de antigüedad. El ejemplar más destacado y que puede considerarse como un árbol monumental, es el primero que nos encontramos, situado cerca de la puerta de la ermita, alcanza una altura de unos 15 metros. Su tronco es muy grueso, con 5 metros de perímetro y está hueco. Están declarados Árboles Singulares de Extremadura.
      Durante años, los Olmos Centenarios han proporcionado sombra y frescura a los romeros que cada 27 de septiembre celebran la Romería de Ntra. Sra. de Belén. Es una de las romerías más antiguas de la comarca de La Serena, de cuya celebración se tiene constancia desde el año 1650.
      Los Olmos de Belén representaron a España como candidatos a Árbol Europeo en el concurso "Tree Of The Year 2018”, concurso en el que quedaron en segundo lugar con 22.323 votos, el mejor puesto obtenido por un representante español en un certamen de estas características.
      El sello que emite Correos dedicado a este tipo de árbol y, en concreto, a este olmedo histórico y singular, está impreso en papel madera y tiene forma de un tronco cortado, en el que podemos apreciar sus anillos, que no solo marcan la edad del árbol, sino que también nos pueden dar detalles sobre el tipo de vida que ha llevado.
     Un troquelado en el centro con la forma de un olmo, completa este sello singular que nos invita a conocer la riqueza natural de nuestro país.

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11/26/2020

Documental: Bajo los bosques

VÍCTOR CASAS
Bajo los bosques

Un viaje de norte a sur a través de las relaciones entre bosques, animales y personas; a la sombra de grandes árboles centenarios. Recolectando la belleza de estos vínculos en forma de imágenes, sonidos y palabras, por viejos y nuevos caminos que avanzan desde Galicia a Extremadura, junto a la Raya de Portugal.
      Árboles que forman parte de paisajes creados gracias al trabajo y los conocimientos de muchas generaciones humanas, en busca de alimento, leña, madera y corcho en las diferentes partes de su anatomía vegetal. Árboles de los que se aprovecha todo, que se levantan a la distancia justa de sus vecinos y se podan fomentando la longevidad, la producción de frutos y la sombra generosa en verano, protectora de hierbas y ganados.

Duración: 47 min, Fundación Entretantos

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11/23/2020

La sabina de la Hoya de la Cruz, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA Ing. Téc. Forestal
Viento y lava contra la tenaz Sabina de la Hoya de la Cruz

«Antaño la sabina fue muy apreciada como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días», escribe Juan Guzmán en esta entrega, la número 32 de la serie “Árboles de Canarias”.

Entre los múltiples paisajes de la que fuera la isla-cuna de los benahoritas, La Palma, llaman especialmente la atención aquellos que mezclan el verde forestal con las tonalidades oscuras de la actividad volcánica reciente. La isla ofrece espectaculares panorámicas en las que el poderoso pino canario (Pinus canariensis) profundiza poco a poco entre la corteza lávica. Resulta curioso observar cómo cambian de coloración los pinos: amarillentos en edades juveniles para luego, una vez alcanzan los nutrientes del antiguo suelo, adquirir su color verde habitual.
     Pero el pino canario, maravillosamente representado en la isla de La Palma, no es el único árbol canario con capacidad de adaptación a las condiciones de los malpaíses. Entre las antiguas coladas de los volcanes del Parque Natural de Cumbre Vieja, la sabina canaria (Juniperus turbinata) también logró encontrar un hábitat ecológico extremo pero, al fin y al cabo, favorable. 

 

A 4 km del volcán Teneguía
      Nos trasladamos al sur de La Palma, en concreto al municipio de Fuencaliente. Apenas a cuatro kilómetros de donde se produjo la actividad volcánica terrestre más reciente del archipiélago (Teneguía, en octubre-noviembre de 1971), se encuentra la zona de Las Caletas, un área salpicada por viviendas, pinos y contados ejemplares de viejas sabinas canarias. Desgraciadamente, el incendio forestal de 2009 acabó con varias de ellas, sobre todo las que habitaban junto a la pista forestal de Lomo Alto. 
      En esta ocasión el lugar de culto y admiración forestal se localiza sobre la coordenada 28º 30´ 9.30″ N y 17º 49´ 37.10″ W. Allí, a 590 metros sobre el nivel de un cercano mar –apenas un kilómetro y medio en proyección horizontal– se encuentra postrada la Sabina de la Hoya de la Cruz. Junto a ella se hallan los restos derruidos de una casa que en su día se construyera con materiales volcánicos.      Las limitaciones estacionales creadas por los vientos costeros han modelado un árbol de poca talla, pero no así en anchura. Este atractivo ejemplar consta de dos troncos principales, uno hacia arriba con escasa altura y otro que se extiende ampliamente en paralelo con el inclinado terreno.

Formas caprichosas

      Las características que más resaltan de esta singular sabina son, sin duda, las formas caprichosas que trazan sus troncos y ramas, sus partes planas, quiebros, entrelazadas y hasta bucles parecen el perfecto dibujo resultante de la fusión del viento y la lava. Las ondulaciones del suelo volcánico se confunden con los engrosamientos de la retorcida madera. Algunas partes recuerdan a las grandes cornamentas de los alces.
     Junto a su base, una maraña de gruesas y retorcidas raíces se disponen de manera aérea, dejando entrever las finas fibras rojizas de la corteza. Entre los huecos apreciamos numerosas semillas de tamaño casi diminuto, lo que nos concede una idea tanto de la alta longevidad como de la dureza estacional.

      Su posición solitaria la habrá librado muchas veces de los voraces incendios que suelen azotar los sures palmeros. En la actualidad, especies invasoras como el circundante rabo de gato (Pennisetum setaceum) suponen una grave amenaza en caso de que el fuego se aproximara.
     
Antaño la sabina fue muy apreciada por su poder calorífico como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días. Pueden ser muchas las razones que evitaran su corta, quien sabe, quizás fuera para ocultar del sol de la mañana a la vivienda o, por qué no, por el antagonismo surgido entre el hacha y el respeto a su delicada  beleza.

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