9/12/2022

Takahashi en Kagawa 2, el cronista de Japón (032)

TAKAHASHI HIROSHI (Japón, 1960)
El shinpaku del templo de Hōshōin 
(isla de Shōdoshima, prefectura de Kagawa, Japón)

Especie: Byakushin (Juniperus chinensis, familia de las cuprasáceas, género Juniperus)
Dirección: Kitayama 412, Kamishō, Tonoshō-chō, Shōzu-gun, Kagawa-ken 761-4122.
Perímetro del tronco: 17,3 m.      Altura: 17,5 m.     Edad atribuida: 1.500 años
Designado Monumento Natural Especial Nacional
Tamaño: ★★★★★   Vigor: ★★★★★   Porte: ★★★★   Calidad del ramaje: ★★★★★      Majestuosidad: ★★★★★


      Shōdoshima es, después de Awajishima, la más extensa de las islas que emergen en el mar interior de Seto. Su población ronda los 30.000 habitantes. Conocida principalmente por su producción de aceite de oliva y por haber sido escenario de la novela y película Ni-jū-shi no hitomi (inglés: Twenty-Four Eyes), esta isla debería ser visitada también por todo aficionado a los árboles gigantes que se precie. El objeto del viaje será el shinpaku (Juniperus chinensis) del templo de Hōshōin. Partiendo del centro del municipio de Tonoshō, que es el portal de la isla, hay que dirigirse hacia el nordeste por la carretera prefectural. A una distancia de kilómetro y medio, a mano izquierda, se verá la silueta de dicho templo budista.
      La especie que aquí llaman shinpaku es más generalmente conocida en japonés como byakushin. Se puede afirmar con rotundidad que este es el byakushin más grande de Japón. No se ha llegado a aclarar si lo conforman tres cepas independientes o si se trata, más bien, de un conjunto de troncos nacidos de una misma raíz. Por las coincidencias de forma que muestran las secciones de los tres troncos en sus partes más próximas se especula con que podría haber sido originariamente un único tronco que, no pudiendo sostener todo el peso de la copa, acabó rajándose y dividiéndose en tres. Tal fue la conclusión a la que llegó un dendrólogo que lo examinó en 2015.
      Al no tener un único tronco es difícil hacer una medición exacta, pero en su parte más cercana al suelo, donde todavía no se han separado los troncos, el perímetro llega a los 17,3 metros. Esto dará una idea del descomunal tamaño del árbol. Casi todos sus compañeros de especie que han alcanzado similares proporciones ven cómo sus troncos se secan y su vigor se debilita, pero este ejemplar conserva su salud e incluso diríase que continúa en fase de crecimiento. Es probable que no exista en todo Japón ningún otro ejemplo de una conífera que haya desarrollado una copa tan enorme.
      Muchos turistas se acercan al árbol para encontrar alguna de las decenas de formas de especies animales (tortuga, mono, dragón, periquito, tigre, etc) que parecen mimetizarse en su corteza, recorrida en los tres troncos por profundos pliegues.
      Una tradición dice que fue plantado por el mismísimo emperador Ōjin, lo cual, de ser cierto, significaría que el árbol tiene como mínimo 1.600 años de edad. Es uno de los nueve árboles exentos considerados monumentos naturales especiales a nivel nacional y un verdadero tesoro para el país. Si hubiera que elegir los tres árboles más grandes de Japón de cualquier especie, este sería uno de los candidatos más cualificados.


Número del mapa: 032

-----

9/09/2022

RAFAEL CABANILLAS SALDAÑA (Toledo, 1959)
"Quercus, en la raya del infinito"

Es una novela mordaz, dura a ratos y siempre tierna con la luz de la esparanza nunca muerta. La sierra, las breñas, las arroyos, los bosques...  y los siempre presentes habitantes del bosque hacen de esta novela una lectura amena y con cierta rima. Se desarrolla en esa España, llena de vida, mal definida como "vaciada" pero despoblada de gentes por mor de la deshumanización, la especulación, el mal reparto de la riqueza, el acaparamiento de bienes, la esquilmación del estado por parte de la clase dominante...  
     En esta novela el bosque y sus habitantes son los protagonistas. El bosque se hace infinito e imprescindible
.

(...) La lividez de la tez, de tonos azulados como sus venas, escenificaban realmente su miedo a la muerte. Su delgadez extrema, su debilidad, los pies amoratados, lo aproximaban de verdad a ella. Pero otra vez más -ojalá no fuera la postrera- lo acompañó la suerte. Una suerte convertida en deidad de aquellos montes que asimilaba a Abel como un animal más de esa naturaleza agreste al que había decidido salvar. La deidad que decide que nieve por semanas enteras hasta congelar las piedras, como decide que se deshiele y regrese la vida, igual que regresa cada año la primavera. La fiebre desapareció al ritmo que se fundía el hielo de la sierra. Ahora corrían las torrenteras con vigor, de cualquier agujero brotaban manantiales para expulsar toda el agua que se había bebido a la fuerza la tierra. Un empacho de nieve y agua, una borrachera, que había que expulsar rápidamente del vientre del planeta. Salió el sol y coronó las cumbres, convirtiendo el blanco en rojo y en naranja con reflejos rosáceos. Se deshelaba el monte con un goteo constante de las agujas de los pinos, de los alcornoques, de las encinas, de los rebollos y los quejigos. Chupones verdes que no dejaban de soltar sus lágrimas de frío. Un destilar pertinaz, rítmico, constante. Se desnudaban los enebros, los tejos, los madroños y las sabinas, nueva luz del sol resplandecían como si los hubieran lavado y relucieran sus colores. También las aulagas y brezales, los romeros y lentiscos, los acebuches, retamales y majuelos, parecían sacudirse la nieve igual que se sacude el agua un perro. Era el mismo sol que calentaba la sangre de Abel, aposentado en la puerta de su cueva, como si sus rayos le insuflaran la vida. La fiebre se va, el agua corre, los colores que vuelven al campo y al cuerpo, los olores que regresan, la luz del aire, el azul del cielo. Cuando pudo caminar, bien abrigado...

-----

9/06/2022

El pino de la Cruz del Castillo, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. técn. forestal
El Pino de la Cruz del Castillo, rey en el santuario de la tea

La puesta en práctica de la ingeniería, en cualquiera de sus disciplinas, resulta siempre más difícil de aplicar cuando la inclinación del terreno se torna exigente. El hecho de que hoy podamos recorrer cómodamente la mayor parte de los rincones de estas maravillosas islas es el fruto de complicadas ingenierías, donde los volúmenes de terraplén rara vez han superado a los de desmonte. La apertura de carreteras, a veces por lugares inverosímiles, ha supuesto un enorme coste para la naturaleza canaria, pero también una influencia negativa que se manifiesta de forma diaria y constante.
      En islas como La Palma, la de mayor verticalidad, la ingeniería civil a la hora de realizar y conservar carreteras, o la ingeniería forestal a la hora de contener y sofocar los incendios, han supuesto siempre una tarea ardua y complicada. Todavía hoy son fácilmente perceptibles las marcas de barrena para romper la piedra al borde de carreteras y, sobre todo, es fácil adivinar el perfil natural anterior a la construcción.

El perímetro de este portento forestal (a la altura del pecho) es de cinco metros, manteniendo un grosor casi continuo a lo largo de toda su longitud
     Precisamente, el Pino de la Cruz del Castillo quedó atrapado en un pequeño promontorio, hacia el lado mar, tras el corte de la montaña por la carretera LP-1 entre sus puntos kilométricos 52 y 53. Cabe recordar que esta parte de la isla no fue conectada hasta la década de los 60 del pasado siglo.

Pinar de Garafía
      Franceses, Gallegos, Briesta, Roque El Faro, La Mata, Machín o Cruz del Castillo son topónimos mayores cuando hablamos del santuario del pino canario: el pinar de Garafía. Este pinar que se localiza en la zona N y NO de la Isla Bonita constituye una de las mejores representaciones del ecosistema cuyo máximo exponente es el Pinus canariensis. Aun así, la relación del hombre con el pinar ha sido intensa y significativa abarcando desde las extracciones de brea –de los que todavía quedan vestigios en forma de hornos en la zona– hasta el aprovechamiento masivo de madera –por lo general a través del mar–, sobre todo en épocas de hambrunas y carestías.
     En el paraíso de la tea todo se encuentra relacionado con esta especie resinosa, no olvidemos el vino de tea, envejecido en barricas del corazón del pino o los quesos ahumados con la quema de acículas secas.
     Si bien el pinar de Garafía alberga notorios y admirables ejemplares, el majestuoso Pino de la Cruz del Castillo ocupa un lugar privilegiado (28º 48´10″ N y 17º 52´18″ W), confiriéndole una especial vistosidad. Encrucijada del camino real que une Garafía con Los Sauces, este monumental espécimen se alza junto a la carretera logrando una todavía mayor altura aparente. El muro de contención que lo rodea, de unos seis metros de alto, junto al que se disponen unas escalinatas de piedra, se construyó en el año 1990, a la vez que se asfaltaba este tramo de la carretera. En aquella época fue motivo de polémica, ya que se llegó a insinuar su tala por motivos de seguridad de la propia vía. La defensa del ayuntamiento garafiano fue tal, que además de lograr que se construyera el muro de protección, el árbol terminó formando parte del escudo municipal.
      No sabemos si este fue el árbol que inspiró la magnífica lámina botánica que ilustrara Mary Anne Kunkel, pero perfectamente podría haberlo sido. El Pino de la Cruz del Castillo atesora una figura esbelta y armoniosa, con un porte equilibrado y simétrico y a su vez una copa perfectamente aparasolada. En su atalaya a modo de pódium sobresalen sus casi 32 metros, junto a otros dos hermosos ejemplares.
      El perímetro de este portento forestal (a la altura del pecho) es de cinco metros, manteniendo un grosor casi continuo a lo largo de toda su longitud. Su radio de copa abarca todo el ancho de la calzada, mientras que en el talud opuesto encontramos varias raíces asomando sobre el terreno. Por su aspecto y vigor podemos atribuirle una edad próxima al medio milenio, quizás un poco menos.
      Su base no presenta grandes heridas, salvo en la cara SE donde la madera aparece descubierta. En este pequeño hueco podemos apreciar antiguas muescas de hacha, seguramente para “catar el pino” –testear su proporción enteada– y a su vez obtener tillas para la lumbre, así como una pequeña mancha de fuego que parece responder más a algún acto vandálico que al incendio forestal.

      En su corteza encontramos varios clavos ya oxidados, así como vergonzosas inscripciones con nombres y fechas, algunas demasiado actuales, circunstancia que nos transmite preocupación por la escasa educación hacia estos seres tan vulnerables. Por seguridad resultaría conveniente instalar una barandilla rústica al borde de la escalinata. Igualmente, pero esta vez por dignidad, consideramos importante instalar algún tipo de cartel que informe sobre la singularidad de este árbol y el respeto general hacia esos seres tranquilos que no solo nos deleitan, sino que también nos benefician.

                                                -----

Fénix Canarias en Facebook

Al Norte de la Isla de La Palma, el pinar de Garafía cuenta con una de las mejores representaciones del ecosistema del pinar canario. Hoy te presentamos a 'un rey en el santuario de la tea', el Pino de la Cruz del Castillo.
     Cualquier labor que se pretendiese realizar en la Isla de La Palma, ya fuesen trabajos forestales o la apertura de una pista, han supuesto siempre una tarea ardua por su difícil orografía.
     Hoy en día, aún son perceptibles las marcas sobre la piedra labrada para la apertura de pistas, como la de gallegos construida durante los años 50 del siglo pasado. Durante las labores de apertura de la pista, en la encrucijada del camino real que une Garafía con Los Sauces, un gran pino canario quedó aupado a una atalaya, lo que engrandeció aún más su porte. El Pino de la Cruz del Castillo.
     En cierto momento, se llegó a insinuar su tala por motivos de seguridad de la carretera, pero la defensa del ayuntamiento garafiano fue tal, que además de lograr que se construyera un muro de protección, el árbol pasó a formar parte del escudo municipal.

                                                      -----

9/02/2022

Creta mitológica, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Y la mitología

(...) Creta, la isla más grande del mar Egeo es, según la mitología griega, el lugar donde nació y creció Zeus y desde dónde lanzó su ataque contra los titanes, que le convirtió en Padre de todos los Dioses. A Creta, transformado en un toro blanco, trajo secuestrada a la princesa fenicia Europa y en la zona de Litheos, cerca de Gortyna, consumaron su relación a la sombra de un plátano (que desde entonces es de hoja perenne). Tuvieron tres hijos: Minos, Radamante y Sarpedonte. Cuando Zeus dejó la tierra para irse al Olimpo, Europa se casó con el primer rey de Creta que adoptó a sus tres hijos y se inició así la cultura minoica. Este mito, del que existen representaciones desde al menos el siglo IV a C., ilustra ahora las monedas griegas de dos euros. 
      Desde la Grecia clásica, hasta la actualidad la leyenda de Europa se ha mantenido en la literatura. Estos son sólo dos ejemplos:

      "En Creta, según se dice en Gortyna, hay un plátano junto a una fuente, que no pierde las hojas (cuenta la leyenda que bajo este árbol, Zeus se unió a Europa), cuando todas las demás las pierden". (Teofrasto, “Historia de las plantas”)
 
Júpiter y Europa

"Siguió luego a su esposa hasta Gortyna
ciudad sobre las márgenes del Litheos
que construyó el hijo de Rhadamante
No lejos, si es verdad lo que refieren
del plátano frondoso que abrigara
de Júpiter y Europa los deleites.

( Chateaubriand, “Los Mártires”, 1804)
 

     Gortyna es en la actualidad un importante lugar arqueológico, conocido especialmente porque se conservan unas placas con la inscripción de unas leyes, escritas en dialecto dórico, conocidas como leyes de Gortina y que tiene un árbol (no demasiada cosa) del que se dice que es descendiente del plátano original bajo el que se ayuntaron Zeus y Europa. Puede ser que, como sucede con el árbol de Gernika, a la muerte de uno se reponga con un hijo, porque el actual no deja de ser un jovenzuelo. También se aprecia que el Padre de los Dioses, no viene a castigar a los que maltratan a su árbol clavándole carteles...

-----