2/07/2018

JOSÉ Mª DE LEYVA VEGA
“El ardor de un superviviente”
fragmento de la revista La sabina blanca

      Hay un hecho curioso y sorprendente que pocos conocen. Las sabinas son diocas, esto es, hay ejemplares masculinos y femeninos, lo que significa que las sabinas hembras necesitan polinizarse con el polen de las sabinas macho. Esto sucede al final del invierno, pero para esas fechas no hay insectos polinizadores y por tanto es necesaria una estrategia que asegure la supervivencia de la especie, entonces es cuando se produce un insólito espectáculo.
      En las primeras horas de la mañana de los últimos días invernales, cuando ya el sol empieza a calentar tibiamente el paisaje, y recorre una suave brisa que apenas ondula las ramas más frágiles, de manera inesperada la sabina parece haber comenzado a arder; no se distinguen llamas -quizás de amor- pero la vieja sabina blanca súbitamente se envuelve en una espesa nube blanca; parece una humareda, pero ese fuego no es más que la semilla de la vida que se esparce con el viento.
     En cuestión de segundos, de golpe, la sabina macho abre todas sus flores liberando tal cantidad de polen que más de uno las ha visto “arder”. El ardor y la pasión parecen contagiarse de unas a otras en un movimiento entrópico. Aquí y allá se elevan nubes de polen como si estallasen en una orgía de humo. Este frenesí tan sólo dura unas horas. Al mediodía habrá acabado, y solamente se produce en señalados días a finales de febrero.
     Tanto desparrame de energía tiene su fin, y tras dos años de maduración se producen los frutos, que aún necesitarán se devorados por las aves para que sus semillas puedan germinar. Ahí comenzará un largo ciclo de crecimiento de un árbol que, como otros tantos, está amenazado por el cambio climático, pues se duda que, a pesar de su gran resistencia dado su lento crecimiento, pueda adaptarse a los cambios bruscos que parecen que se nos avecinan.
     Ojalá dentro de cien años a los niños de la sesma del sabinar no haya que contarles historias sobre el intenso perfume de los sabinares, porque cada año, fieles a su cita, habrá cientos de sabinas que inundarán de polen el monte con el fuego de la vida.

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2/05/2018

La sabina por antonomasia, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA, Ingeniero técnico forestal 
La Sabina de El hierro, un árbol con la ‘peluca’ muy cambiada, En PELLAGOFIO nº 54   
Este ejemplar ha soportado durante siglos el embate endiablado de los vientos alisios, declinando su copa hasta el suelo en la misma dirección eólica.| FOTO JUAN GUZMAN
Quizás por ser la hermana menor de este territorio archipielágico, tanto en edad geológica como en tamaño, la isla de El Hierro alberga una paz excepcional, sentimiento y relax que aumentan a medida que nos desplazamos hacia su parte occidental. Esta área donde abundan más los árboles que las personas es, a su vez, uno de los extremos regionales y el fin del Viejo Mundo.
    
Tras el ocaso del reducido pueblo bimbache, allá por 1405, la isla pasó a repartirse entre los nobles, repoblándose con nuevos colonos castellanos. Tras de los repartos, la masa forestal sufrió una intensa transformación, aunque no tanto en su extremo occidental. La Dehesa engulle la mayor parte de las formaciones espontáneas de sabina (Juniperus turbinata), quedando como pastizales públicos para todos los herreños: esta condición de territorio comunal y la apreciada calidad de la madera han demostrado, con los años, ser una estupenda garantía para su conservación.
    
Y aunque sean miles los ejemplares de sabina que pueblan El Hierro, curiosamente sólo existe un ejemplar conocido como la Sabina de El Hierro (27º 44´56″ N y 18º 07´37″ W). Este individuo constituye todo un símbolo forestal con profundas raíces en la cultura popular. Su estampa, sinónimo de corpulencia y resistencia, aparece por doquier, su aromática resina despide folclore, Virgen de los Reyes, lucha canaria y, en definitiva, canariedad.

Embate endiablado del viento
    
Paradigma del denominado “porte en bandera”, este ejemplar ha soportado durante siglos el embate endiablado de los vientos alisios, declinando su copa hasta el suelo en la misma dirección eólica. Otras sabinas cercanas, al encontrarse más resguardadas por el relieve, no presentan estos portes tan tumbados. Si bien los alisios suelen tener una velocidad constante en torno a los 20 km/h, lo cierto es que esta zona recibe estos vientos con intensidad multiplicada aunque esté a sotavento, ya que vienen encañonados tras chocar y rebasar el enorme semicráter de El Golfo –la otra mitad se hundió en el mar– que conforma el norte insular.
    
La Sabina de El Hierro no responde al típico esquema de un árbol, al contrario, se sujeta al suelo –al menos en esta fase de su larga vida– más por su copa que por su base. A vista de cuervo, uno de los mejores aliados en su reproducción, esta copa resulta ser elíptica. De mitad de copa hacia abajo es un entramado de ramas secas y líquenes verde-azulados, también anaranjados; de mitad de copa hacia arriba encontramos la parte viva del vegetal con sus hojas imbricadas típicas de muchas coníferas. Sus frutos presentan un tamaño medio, lo que denota a priori que no padece estrés hídrico.
    
La altura de esta desmelenada sabina es cercana a los cuatro metros y su base no sigue para nada un patrón cilíndrico. Su fuste, que termina casi en ángulo recto, entremezcla secciones planas y retorcidas, algunas claramente separadas ya del suelo, con gruesas ramas que parten hacia el suroeste. Son fácilmente apreciables ramas desgajadas, antiguos cortes con hacha o machete, o ramas terminadas con sierra ya en época más reciente.
    
En comparación con las frondosas, las coníferas destacan por poseer una mayor longevidad. Tratando de imaginar a la Sabina de El Hierro en apariencia humana aparece ante mis ojos un extraño, anciano y corpulento ser, prácticamente culturista, con una rodilla hincada en el suelo y una mano hacia arriba frenando el viento, mientras sostiene un gesto de apretar de dientes. Con seguridad la Sabina de El Hierro debió nacer hace la friolera de 500 años, y es probable que ya empezara a curvar sus brotes cuando todavía los bimbaches danzaban, agradecidos por el agua, alrededor del Santo Garoé.
    
Si tienes la ocasión de acudir a este lugar no pierdas la oportunidad de contemplar a estos guardianes del viento, la ocasión para mezclarte con estos seres casi mitológicos, la especial naturaleza y, cómo no, con el propio viento.
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2/03/2018

EL BAOBAB, leyenda africana
De Kioko, relatos en vivo

    Cuentan que en el principio de los tiempos el baobab era el árbol más espectacular de la Tierra. Tenía hermosas y brillantes hojas y unas flores delicadas de bonitos colores y agradable perfume. Sus creadores, maravillados de su perfección, le concedieron también el don de la longevidad. Él, al hacerse adulto, se vio elegante, fuerte, hermoso... llegó a tal punto su vanidad, su chulería, su presunción que hasta deseó ser más importante que sus creadores, los dioses. Le ocurrió como aquellos personajes de la Biblia -Luzbel o los arquitectos de la Torre de Babel- que quisieron emular a dios.
     Los enojados dioses lo arrancaron de cuajo y lo plantaron al revés, dejando sus preciosas hojas y flores bajo tierra. Comenzó a desfallecer, no podía respirar, sus hojas se marchitaron y sus flores desaparecieron. Ahora sus raíces miraban al cielo sin saber qué función podrían tener. Comenzó a pedir clemencia, pidió perdón...
     Los dioses se apiadaron de él pero no lo cambiaron de posición para que por siempre recordara que la vanidad no es cualidad benefactora. Los dioses le concedieron que le salieran nuevas y sabrosas hojas que los animales apreciaron por su sabor, le salieron nuevas y elegantes flores muy olorosas pero que sólo se abrirían durante la noche y durarían un sólo día.
     Pasaron los lustros y los humanos se enemoraron del baobab ya que en tiempos de sequía podían recurrir a él para dar de comer a sus rebaños y sus frutos eran sabrosos y medicinales. También entendieron que podía comunicarse con sus antepasados, que podía conectar con el inframundo, con lo oculto.
     Ahora los pueblos de África conversan, firman tratos o establecen compromisos sentados bajo ese árbol. Es el árbol testigo de la palabra.
     Algunos pueblos entierran en los viejos baobabs de troncos huecos a sus griots -los poetas, cantantes o músicos- los transmisores de la tradición oral, los depositarios de la cultura en África. Y también cuentan las leyendas que nadie puede quedarse dormido bajo sus ramas porque los dioses se lo llevarían al cielo.
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2/01/2018

MUNDIYA KEPANGA-MARC DOZIER
Frères des arbres - Hermanos de los árboles

   Película en francés de ARTE France, marzo de 2017, 85 minutos
     Nacido en Papúa Nueva Guinea, Mundiya Kepanga, un líder papú de la tribu Huli, todavía vive en el corazón de uno de los últimos bosques primarios del mundo. Quiere advertir al público sobre la deforestación que ha tenido por el momento dramáticas proporciones en su país y que pronto tendrá un impacto en el futuro de la humanidad. Al mismo tiempo, heredero y transmisor de una cultura ancestral de tradición oral, y con su conocimiento del mundo occidental, su mirada es un puente entre dos mundos. Lejos de las estadísticas y los informes alarmistas, habla con sencillez de la naturaleza, sean en grandes reuniones internacionales, o bien en encuentros con locales. Malicioso, le gusta hacer preguntas simples que ponen el dedo donde molesta para hacer que demos un paso atrás en nuestras acciones. En su papel de "puente" ofreció su cofia más preciada al Museo del Hombre. Con esta donación envía un mensaje a la humanidad: su bosque es un patrimonio universal que hay que salvaguardar.
«Cuando todos los árboles hayan desaparecido, los hermanos de los árboles desaparecerán con ellos»
     Fotógrafo y realizador, Marc Dozier ha publicado numerosos libros y documentales, dedicados a la Papúa Nueva Guinea, en particular la película La Exploración invertida. Pone su experiencia y su conocimiento en el servicio de producciones en la realización de documentales difundidas en grandes canales como National Geographic, BBC, Discovery Channel, Canal +, Arte o Francia 5 y también es fotógrafo integrado en la redacción de la revista francesa Grandes Reportajes desde el 1998.



Desconozco los días que estará visible en Rutube... dividido en dos partes:
https://rutube.ru/video/8663790b7c25024ff5e03009cf36b6ef/
https://rutube.ru/video/d699bc4b0afbd3c468f54e7919006b63/

Vídeo disponible en VoD 
Información y fotos:  https://boutique.arte.tv/detail/freres_arbres_appel_un_chef_papou
                                     https://www.quaisdudepart.fr/freresdesarbres

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