6/02/2018

MIGUEL TORGA (Portugal, 1907-1995)
A um negrilho

Na terra onde nasci há um só poeta.
Os meus versos são folhas dos seus ramos.
Quando chego de longe e conversamos,
É ele que me revela o mundo visitado.
Desce a noite do céu, ergue-se a madrugada,
E a luz do sol aceso ou apagado
É nos seus olhos que se vê pousada.

Esse poeta és tu, mestre da inquietação
Serena!
Tu, imortal avena
Que harmonizas o vento e adormeces o imenso
Redil de estrelas ao luar maninho.
Tu, gigante a sonhar, bosque suspenso
Onde os pássaros e o tempo fazem ninho!

Negrilho (Ulmus minor), árvore muito vulgar antigamente em Trás-os-Montes, tem vindo a desaparecer progressivamente, dizimado pela "Grafiose do Ulmeiro", restando alguns troncos que, apesar de secos, ainda têm valor ecológico, servindo de suporte de ninhos de cegonhas.
Foi uma destas árvores que inspirou Miguel Torga, no seu poema “A um negrilho”, o velho negrilho que existia no Largo do Eiró, em S. Martinho de Anta onde nasceu.

Desse negrilho resta, apenas, o tronco morto e, junto dele, a poesia que o imortalizou e o busto do poeta e escritor transmontano.


Fotos de Manuela D.L.Ramos 2010
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5/31/2018

AGUSTÍN Y LEÓN ÁVILA ROMERO
La proliferación de la palma africana destruye el ambiente y la diversidad cultural

en "CONSUMIDORES ORGÁNICOS"
 
     En América Latina, cultivos como la soya, el eucalipto, la caña de azúcar, la palma africana y el hule, entre otros, y la ganaderización capitalista, se desarrollan partir de la devastación de grandes ecosistemas naturales como el Cerrado brasileño, la Amazonia entera y el Gran Chaco en Argentina, Paraguay y Bolivia. En México y Guatemala la pérdida de la Selva Lacandona y del Petén es alarmante.
     Ello se debe al impulso de grandes empresas agroalimentarias donde participa una clase capitalista transnacional, la gran beneficiaria del boom de los mercados de futuros agrícolas y del apoyo gubernamental para desplegar sus estrategias de alianzas y fusiones. Dentro de esta estrategia de dominio territorial que acapara tierras, apoyos fiscales y créditos, que subordina mercados y aumenta la rentabilidad de las empresas transnacionales, se inscribe el impulso a las plantaciones de palma africana.
     El cultivo de palma africana se extiende del sur de Veracruz en México hasta la zona ecuatorial de Colombia, Ecuador y Brasil, generando un entramado de espacios ocupados por esta oleaginosa.
     La expansión del cultivo de palma se debe fundamentalmente a una política de desarrollo rural que ha castigado, vía precios, la producción de cultivos básicos favoreciendo la producción agroindustrial. A ello se suma la dinámica de control territorial de recursos estratégicos que impulsa el paramilitarismo y la violencia para el despojar comunidades en países como Colombia, Guatemala y Honduras.
     Según datos de 2016 del Movimiento Mundial de los Bosques Tropicales (WRM por sus siglas en inglés), en México había entonces 60 mil hectáreas con cultivos de palma, en Guatemala 130 mil, en Honduras 165 mil, en Nicaragua 27 mil 700, en Costa Rica 66 mil 419, en Panamá 8 mil, en Colombia 500 mil y en Ecuador 280 mil hectáreas.
     En México, la producción de palma africana ocurre mediante un proceso de “asociación-cooptación” de la estructura corporativa campesina regional, lo que ha permitido un desarrollo ”consensado” con los campesinos locales, como en el Soconusco, Palenque y Marqués de Comillas en Chiapas.
     Para el caso de las nuevas plantaciones en Campeche, aparecen nuevos actores con mayor capital y con grandes extensiones de tierras que rompen la práctica del “desarrollo consensado” y que se acercan a experiencias cercanas al acaparamiento de tierras practicado sobre todo en África, Sudamérica y Asia.
     La palma africana en México se ha convertido en uno de los impulsos centrales de la deforestación de la Selva Lacandona y de las zonas tropicales del sureste mexicano, y es una actividad promotora del cambio climático. Ello porque el modelo de negocios que promueve, basado en una agricultura de contrato, impulsa a los campesinos a desmontar la floresta para sembrar palma, lo que mercantiliza la economía campesina y deteriora las prácticas culturales propias de los grupos campesinos e indígenas con la llegada de agentes externos.
     Es parte también del proceso de mundialización que ha generado la incorporación de grandes actores económicos a la producción agrícola; las empresas trasnacionales han visto el cultivo de la palma africana como un nicho de oportunidad para abastecer en primer término la industria alimentaria y de cosméticos, y en un segundo término convertir a biodiesel de la pasta obtenida.
     Resaltamos el crecimiento espectacular que está teniendo el cultivo de la palma africana en México, pasando de 49 mil hectáreas sembradas en 2010 a más de 90 mil actualmente, ampliándose la frontera agrícola a través de la destrucción de la cubierta forestal tropical y el despojo a campesinos e indígenas.
     Es un negocio creciente donde a la deforestación que se produce se le suma la alta utilización de agentes químicos y tóxicos y la superexplotación del trabajo a la que son sometidos los trabajadores en la cosecha del producto, utilizando en las regiones de frontera con Guatemala mano de obra sometida a condiciones de trabajo de peonaje en pleno siglo XXI.
     En torno al sitio geográfico que abarcará la Zona Económica Especial de Puerto Chiapas y la Zona Económica Especial de Coatzacoalcos se impulsan los cultivos de este producto agrícola y con ello la construcción de plantas agroindustriales para su posterior transformación. En Puerto Chiapas se tiene la base para construir una planta de producción de biodiesel con base en palma africana con asesoría y tecnología colombiana enmarcado en el Plan Mesoamérica.
      Las empresas transnacionales son los principales responsables de los problemas que causan las plantaciones de palma africana: el acaparamiento de los territorios y de los bienes comunes; la destrucción de áreas biodiversas y formas de vida asociadas; la contaminación por pesticidas de los ríos, arroyos y pozos; el agotamiento y la erosión del suelo; condiciones de trabajo degradantes; y un creciente proceso de financiarización de la naturaleza sobre las tierras y la producción. Hemos señalado tres grandes impactos que genera dicha actividad forestal: concentración del ingreso en pocas empresas y transferencias de subsidios gubernamentales a grandes agentes privados; gran utilización de fertilizantes y agroquímicos que contribuyen enormemente al cambio climático y eliminan de manera extraordinaria la biodiversidad que caracteriza, por ejemplo, al estado de Chiapas; el elemento de imposición colonial-cultural a la vida campesina e indígena, pues los productores son subordinados, simples trabajadores de la agroindustria capitalista.
     Al aceptar el cultivo, por ejemplo, el campesino dueño de las tierras asume una total dependencia con la agroindustria que en su actual fase de expansión del cultivo sólo cubre 50 % de la capacidad de sus fábricas, lo que la obliga a dotar de un precio “atractivo” para los productores. Cuando la actividad se consolide, el precio de compra disminuirá. Debido a los impactos ambientales (erosión, contaminación, costos del desraizamiento), y al control económico por parte de la agroindustria (vía deudas, tienda de raya, insumos y abarrotes), el campesino no podrá hacerse cargo del terreno, y se verá obligado a transferir el terreno a manos privadas, lo que consumará el despojo de miles de hectáreas con amplia disponibilidad de agua.
     Con este cultivo lo que se vive no es una oportunidad para que los campesinos e indígenas se vuelvan empresarios exitosos, sino un terrible proyecto del capital transnacional que valoriza los espacios agrarios, promueve los monocultivos y su paquete agrotóxico y en el futuro el despojo de tierras de campesinos e indígenas a través de la mercantilización de la economía campesina y el deterioro cultural.

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5/29/2018

Pino de Candelaria, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA, Ing. Técn. Forestal
El Pino de Candelaria, en  PELLAGOFIO nº 14

Los estudiosos de los bosques no nos cansamos de repetir las virtudes y las capacidades de resistencia, e incluso de sufrimiento, innatas al árbol más abundante del archipiélago: el pino canario. En el pinar de Candelaria, sobre la fachada sureste de la Corona Forestal de Tenerife, habita un simpar ejemplar de esta mágica especie. En concreto, nuestro protagonista se localiza en las coordenadas 28º 23´13.5´´ de latitud norte y 16º 25´ 46´´ de longitud oeste. Se trata de un pino más de los miles que conforman el monte público de Fayal, Valle y Chafa, pero, a su vez, este pino ha sido objeto de estudio por su peculiaridad.
     A primera vista nos asalta una pregunta: ¿pero qué le ha pasado a este árbol? Fue el guarda forestal de la zona, José Pérez Castro, quien advirtió a José Climent (gran especialista en la materia) sobre la presencia de este espécimen de sorprendente aspecto, y no fue hasta 1993 cuando Climent, junto al profesor Luis Gil, realizaron el estudio dendrométrico para intentar responder a la pregunta.
     Todo comenzó en el invierno de 1874. Nuestro árbol emergió en el monte y creció con normalidad hasta la edad de 65 años. Fue en 1939, coincidiendo con el final de la Guerra Civil Española, cuando un “arboricida necesitado” se aproximó hasta su base y comenzó a talarlo. Por la incisión ancha de los cortes se intuye el uso de un machete para realizar la tarea. El árbol presentaba entonces un diámetro de 56 cm. Y aunque el leñador se esmeró en su trabajo, llegando a sesgar anularmente todo el árbol, por alguna desconocida razón cejó en su empeño y no terminó de apearlo, quedando éste con una gran herida abierta, abandonado a su suerte.
     Con los años este formidable ejemplar siguió creciendo, pero esta vez a “dos velocidades”. De la herida hacia abajo el árbol presenta a fecha actual, prácticamente la misma dimensión que en 1939, pero de la herida hacia arriba ha aumentado su diámetro hasta casi los 80 cm. Fisiológicamente el anillado es un trauma muy severo, que causa la muerte, aunque algunas especies son capaces de sobreponerse utilizando sustancias de reserva hasta reconectar los tejidos.
     En nuestro ejemplar no se aprecia ninguna reconexión externa de tejidos, hecho ante el que surge la duda: ¿cómo se abastecen de savia elaborada para que las raíces sigan dándole vida al árbol?
     Para explicarlo existen dos hipótesis. Por un lado, las raíces y la parte baja del árbol se aprovisionarían mínimamente a través de una pequeña porción de madera viva que queda bajo la herida, hoy ennegrecida por los incendios y en continua destilación resinífera. Por otro lado, este fenómeno podría explicarse por “anastomosis”, es decir, que el pie sobrevive gracias a la existencia de injertos subterráneos con las raíces de los pinos más próximos.
     En cualquier caso el estado actual de nuestro protagonista tampoco parece pronosticarle un futuro muy prometedor. La guía principal ya se ha secado y muchas ramas se encuentran rotas y puntisecas. Por ventura, el hecho de encontrarse cerca del barranco, azocado de los vientos, ha favorecido su desafiante crecimiento. Como quiera que fuere, yo particularmente me inclino –quizás más con el corazón–, por la hipótesis de la anastomosis apoyada en el hecho de que es la solidaridad de sus hermanos cercanos la que no ha impedido caer a tan admirable gladiador.
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NOTA: Este árbol no tiene, hasta la fecha, un nombre propio. En referencias anteriores se le ha mencionado como el Pino de Candelaria.
¿Qué le pudo suceder a este pino?
En el pinar de Candelaria, sobre la fachada sureste de la Corona Forestal de Tenerife, un pino con una extraña morfología en su base ha sido objeto de estudio.
     Según estudios dendrocronológicos, El pino emergió en el monte hacia 1874 y creció con normaliad hasta la edad de 65 años y 56 cm de diámetro. Sin embargo, en 1939 estuvo a punto de caer bajo el hacha.
     El leñador llego a anillar todo el perímetro pero no terminó de apearlo, quedando abandonado a su suerte con una gran herida abierta. El anillado puede causar la muerte del ejemplar, pero algunas especies utilizan sustancias de reserva hasta reconectar los tejidos.
En la actualidad, el pino presenta el mismo grosor que en 1939 de la herida hacia abajo el árbol, pero de la herida hacia arriba ha aumentado su diámetro hasta casi los 80 cm.
No se aprecia ninguna reconexión externa de tejidos, hecho ante el que surge la duda: ¿cómo se abastecen de savia elaborada para que las raíces sigan dándole vida al árbol?
     Existen dos hipótesis:
     Por un lado, se aprovisionaría a través de una pequeña porción de madera viva que queda bajo la herida. Por otro lado, podría explicarse por “anastomosis”, es decir, gracias a la existencia de injertos subterráneos con raíces de pinos próximos.
     Lo que está claro es que los árboles no tienen mas remedio que adaptarse a las circunstancias en las que se encuentran y cuentan con múltiples recursos fisiológicos para sobreponerse.
     ¿Conoces algún otro caso similar?

 

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5/27/2018

PLANTAS PARA PROTEJER A LAS ABEJAS
De Ecoportal.net

abejas

     Por desgracia, las abejas se encuentran se encuentran en grave peligro de extinción. Mientras cumplen con el plan otorgado por la naturaleza, la maravillosa polinización, estas polinizadoras se exponen a agroquímicos que conducen al  Síndrome de Colapso de Colmenas (CCD), una de tantas consecuencias achacadas a Monsanto y el cultivo de transgénicos.
     Científicos de la Universidad de Sussex en Reino Unido utilizaron un jardín experimental para evaluar las plantas polinizadoras y contar el número de insectos que las visitan. Y dicen que los resultados demostraron que las plantas favoritas de los polinizadores son tan bonitas, baratas y fáciles de cultivar que aquellas que le gustan menos a los insectos.

¿Cómo podemos colaborar nosotros?

     Afortunadamente, estamos a tiempo de apoyar a las abejas para que continúen con su trabajo, produciendo miel y esparciendo el polen; son alas de vida que nutren, reproducen y embellecen la naturaleza misma. Para alejarlas de los químicos, los pesticidas y los azúcares de baja calidad — léase dulces, refrescos y demás alimentos procesados—, podemos ofrecerles más flores para trabajar y nutrirse. ¡A sembrar en el jardín!

  • Flores nativas. Acude a un invernadero cercano, o pregúntale a tu jardinero, para comprar alguna flor de la región. Como es una planta endémica, realmente será de bajo mantenimiento.
  • Plantas tradicionales. Elige flores como petunias, amapolas, margaritas, claveles, rosas, caléndula, girasoles.
  • Hierbas. ¡Las abejas aman las hierbas! Elige menta, lavanda, romero, albahaca, tomillo, claro, también las puedes utilizar.
  • Vegetales. Si tienes un espacio más grande, no dudes en cultivar pepino, cebolla, cebollín, calabazas, brócoli y coliflor.
  • Frutas. Ahora, si piensas en árboles frutales, puede ser un manzano o un cerezo; un arbusto de moras es excelente opción.
     Consejos para cultivar un jardín acogedor para insectos pueden ser encontrados en una variedad de fuentes, pero los investigadores aseguran que estos se basan “en general, en la opinión y la experiencia”.
     Si no tienes espacio en tu casa o vives en un apartamento muy pequeño, puedes buscar algún espacio comunitario —a lo mejor a tu casero no le desagrada la idea—; en un estudio de Yoga o en alguna escuela, en el trabajo. Ofrezcamos más plantas florales a las abejas.

Para los polinizadores

     En los estudios realizados, se encontraron con que la borraja, la lavanda, la mejorana y las variedades abiertas de dalias eran muy buenas para los insectos. Los coloridos alhelíes perennes también resultaron muy atractivos para los polinizadores. Sin embargo, el popular geranio no es del gusto de los estos insectos.
  • Las mejoranas fueron las más “todo terreno”, según los investigadores, las que atrajeron abejas, abejorros, sírfidos y mariposas.
  • Mientras las borrajas fueron las mejores para las abejas, las dalias abiertas y lavandas fueron las más atractivas para los abejorros.
  • El equipo puso una serie de variedades de lavanda para la prueba y se encontró que los híbridos altamente mejorados, incluyendo algunos con nuevos colores como el blanco o el rosado resultaron incluso más atractivos para los insectos.
     Nigel Raine, de la Universidad Royal
Holloway de Londres, comentó que con la disminución de las poblaciones de abejas en todo el mundo “todos podemos darle una mano a las abejas plantando las flores correctas y así darles el néctar y el polen que necesitan. Los jardineros y urbanistas deben pensar cuidadosamente la mezcla de flores que plantan, para asegurar que abejas y otros insectos polinizadores importantes cuentan con una amplia gama de alimento disponible. También es importante para satisfacer las necesidades de las especies más raras y proporcionar alimentos en los momentos en que podría haber un menor número de botones de flores silvestres”.

 https://www.veoverde.com/
 http://www.bbc.com/

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