1/30/2014

ANTONIO REDONDO ANDÚJAR (Zaragoza, 1966)
Otra vez los árboles se agitan


Mira allá: otra vez los árboles se agitan
y el sol se ha derrumbado
sobre todos los cuerpos que lo adoran incautos.
¡Qué sonido tan torpe el crepitar del fuego!
Se parece al tic-tac del reloj.

Mira allá: otra vez los árboles se agitan.
Sus copas describen círculos inmensos.
La bóveda del cielo es de un azul que miente.
Sentido circular de la existencia: ¿Dónde caerás de nuevo?
¿En un cilindro
o en la masa viscosa de un nadie inexistente?

Camino, vuelvo la vista atrás y, a lo lejos
–guardando la distancia necesaria–,
una mujer, ocultando su cuerpo
–de manera que no pueda saber qué es lo que me oculta–,
me persigue incansable.
No me sirve de nada que mi paso sea raudo,
que corra como un loco
–encerrado entre muros de carne–
porque describo círculos inmensos.

Otra vez los árboles se agitan
y el cielo es de un azul que miente.
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1/26/2014

LUIS FERNÁNDEZ VALDÉS "LUDI" (Gijón, 1886-1937)
El "Arbolón" del Campo de Valdés.
Arrancado por un huracán

Ha muerto la acacia,
cayó el árbol viejo,
su tronco nudoso, tronzado y herido
por racha de viento,
hoy yace humillado,
tendido en el suelo.
¡Pobre árbol anciano!
¡Caray! ¡Pobre viejo!


No serás más el blanco sufrido
de chicos traviesos,
que dañaban tu santo ramaje
con crueles gomeros,
persiguiendo a los chises, gorriones,
pioyines, jilgueros
y demás avecillas alegres
que en rápido vuelo,
temerosas buscaban refugio
en tu noble seno.
¡Pobre árbol anciano!
¡Caray! ¡Pobre viejo!

No podrás ya servir de toldaje
frondoso y espeso,
en las tardes de sol abrasante
que funda los sesos,
a los viejos que a tu dulce sombra
tomaban el fresco,
o la brisa que el mar les mandaba
envuelta entre besos,
a la vez que formaban senado...
senado o congreso.
¡Pobre árbol anciano!
¡Caray! ¡Pobre viejo!

No será ya más, mudo testigo,
tu tronco senecto,
de los gratos y dulces coloquios
que a tu sombra tuvieron efecto.
No podrás ya servirnos de biombo,
no serás tú ya más testaferro
de los dulces y tiernos idilios,
¡qué idilios más tiernos!
que tuvieron lugar en la sombra
que tu tronco añejo
proyectaba en el muro ruinoso
del viejo convento.
¡Pobre árbol anciano!
¡Caray! ¡Pobre viejo!

¡Cuántas noches oscuras de estío
y algunas de invierno,
imprudentes y necios turbaron
la paz de tu sueño,
el rozar pasional de un abrazo
o el chasquido sonoro de un beso,
de un beso muy largo,
muy largo y extenso;
y en aquel despertar impensado,
en el colmo de tu desperezo,
viste a alguna soltera o casada
con un punto casado o soltero,
que en el banco de marras sentados
se contaban sus mutuos deseos!

¡Cuántas veces cayóte la baba,
contemplando con cálido anhelo
la fusión de unas manos de nieve,
el fulgor de unos ojos de fuego,
las palabras de miel de la Alcarria
de una boca de labios sangrientos,
mientras tú, con tu santa pachorra,
contemplabas aquel adulterio
sin apenas chistar, impasible!
¡Ni un leñazo les diste en obsequio!
Entretanto, la luna en lo alto
ostentaba sus pálidos cuernos.

No nos digas quién era la dama,
no nos digas quién era el mancebo,
no lo digas, ¡por Dios!, sella el labio,
que si llega el marido a saberlo,
a la esposa la vuelve papilla
y al galán le escabecha los sesos.
¡Ten la lengua, por Dios, noble acacia,
que a tu tumba se vaya el secreto...!

Ha muerto la acacia,
cayó el árbol viejo,
su tronco nudoso, tronzado y herido
por racha de viento,
hoy yace humillado,
tendido en el suelo.
¡Pobre árbol anciano!
¡Caray! ¡Pobre viejo!

El Campo Valdés al que este poema se refiere, está en Gijón, delante de la Iglesia de S. Pedro, a orillas de la playa de S. Lorenzo, y espaldas del Ayuntamiento.
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1/23/2014

CARLOS MAZO (Colombia, 1895-1939)
La palmera

Voluptuosa y gentil como una casta
virgen, al iniciar su primavera,
principia a levantarse la palmera
sobre el sopor de la “llanura vasta”.

Todo al redor la mima en la pradera:
el sol, las aves y las brisas... hasta
el potro indócil que a su lado pasta
la ve como a una dulce compañera;

en tanto que ella, a imagen del poeta
en una ardiente inspiración secreta,
quiere en las nubes refrescar sus galas...

Y crece sin cesar, y sube... y sube, 
y al ver tan lejos de su afán la nube
se le doblegan de dolor las alas.

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1/19/2014

MICHAEL NICHOLS (Alabama, 1952) Fotógrafo
Secuoya "Hiperión"
publicado en  NatGeo
Biografía

La utilización de una original e innovadora técnica en captación de imágenes permitió al fotógrafo Michael Nichols realizar un extraordinario trabajo basado en las Sequoias, los mayores árboles existentes del planeta.
El trabajo realizado pudo verse reflejado en un amplio reportaje publicado en octubre de 2009 en la revista National Geographic.
Michael Nichols ideó un sistema, mezcla de tecnología y de mecánica básica, capaz de captar por zonas, imágenes de Hyperión, nombre que recibe la Sequoia más alta existente actualmente, para lograr superar el reto de poder abarcar totalmente sus 115,61 m de altura (algo así como el largo de un campo de fútbol), para, posteriormente, unir las imágenes resultantes del complejo proceso de captura y obtener de este modo un enorme y sorprendente mural, compuesto por 84 fotografías, en el que se reproduce la imagen del árbol más grande del mundo.

La Sequoia es uno de los árboles de la familia de las coníferas con el promedio de vida más elevado de ellas. Se estima en 2.200 años la edad del ejemplar más longevo vivo en la actualidad aunque se han dado casos que se han aproximado a los 3.000 años.
Las dimensiones que logran alcanzar este tipo de árboles son comparables a algunas especies ya desaparecidas de Eucaliptus Regnans o Abetos Douglas que superaban con facilidad los 120-130 metros de altura. En la actualidad es complicado ver ejemplares de estas dimensiones aunque aún contamos con algunas Sequoias que sobrepasan los 100 m.
Como resulta lógico ante tanta altura cuenta con una base acorde a ella, llegando a poseer diámetros a pie de suelo superiores a los 8 m en el caso de los más altos, siendo lo más habitual una medida cercana a los 5 m. en los más bajos. El ejemplar fotografiado por Michael Nichols posee una espectacular base de 7,9 m de diámetro.


La madera extraída de las Sequoias en muy apreciada en ebanistería por su excelente calidad, su llamativo color y su alta resistencia.
Su hábitat original lo encontramos, principalmente,  en la costa pacífica norteamericana,
donde el clima húmedo de la región sumado a un relieve montañoso peculiar hacen de esta parte del planeta el lugar idóneo para la supervivencia de estos enormes árboles.
En 1843 se introdujo esta original especie de conífera en el continente europeo donde encontró algunos lugares propicios para un buen desarrollo, como es el caso del “Monte Cabezón” en Cantabria España – donde se halla una de las plantaciones mas longevas del Europa, con ejemplares que superan los 100 años de antigüedad y que fue declarada como Monumento Nacional en el año 2003.

Sumergirse en el interior de un bosque americano de Sequoias te traslada a otro mundo, un lugar donde escasea la luz, siendo las altas copas de los árboles quienes impiden su entrada y donde uno se siente rodeado por enormes columnas de madera que parecen no tener fin. Un mundo utilizado como escenario de algunas de las superproducciones cinematográficas de finales del siglo XX, como es el caso de la saga “Jurassic Park” de Steven Spielberg o en “Retur of the Jedi” donde se convirtió por la magia del cine, en el planeta Endor.

El video muestra el proceso de creación del mural de M. Nichols para fotografiar la secuoya "Presidente", resulta interesante ver la disposición de las diferentes fotografías.


Aquí la creación de la imagen final de Hiperión

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