9/28/2012

PEDRO Y SU ROBLE
Colección Molinillo de Papel


Un roble lleno de hojas,
de savia, de frescor,
y un niño, Pedro
que trepa por él,
que se esconde entre
su follaje,
que juega y duerme en sus ramas.
Pero llega el otoño y
las hojas del roble se secan y caen.
Pedro trata de salvar a su árbol
de esta pérdida, que a él le parece
una enfermedad incurable.

Con aire de fábula y poesía,
el relato de Claude Levert y
las imágenes de Came Solé se han
fundido en una original forma
de presentar al niño
el paso de las estaciones,
los cambios de la naturaleza,
en una palabra,
el misterio de la vida.
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9/22/2012


CARLOS FDEZ. SHAW (Cádiz 1865-1911)
Fuego en los pinos

La noche ha comenzado con fuego en los pinares
De un monte muy frondoso. Densísima humareda
Se escapa por la herida de la roja arboleda.
¡La van acribillando las chispas a millares!

Crujen los pinos, crujen las resecas retamas.
El fuego está en la cima, junto al cielo encendido.
El monte es un gigante de piedra, que ha querido
Ponerse una corona magnífica de llamas.

¡Como un Rey aparece! ¡Rey fantástico, loco!
Ya atajan el incendio… Ya mengua poco a poco,
Lamiendo los peñascos de un hosco precipicio…

…Al cabo, en el reposo de la noche, muy clara,
Sin luz y bajo el cielo, el monte es como un ara
Que ofrenda el humo vano de un vano sacrificio.
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9/17/2012


CONSUELO JIMÉNEZ DE CISNEROS (Alicante 1956)
Un árbol (A lo largo del camino)

Un árbol solo, pequeño,
en la infinitud del páramo,
una garra vegetal
rompiendo el paisaje en cuatro,
una clave para abrir
la soledad de los labios:

-Porque aún se podrá hablar
si, siquiera, escucha un árbol-

Porque no será desierto
absolutamente, cuando
persista ante el huracán
una sombra, un punto, un algo,
un retorcido latir
de hormigas, madera, brazos
nostálgicos de la flor,
y de la hoja nostálgicos.

Un árbol solo, pequeño,
en la infinitud del páramo.
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9/12/2012

JUAN ZORRILLA DE SAN MARTÍN (Uruguay, 1855-1931)
Himno al árbol

(En el Parque Nacional del Café, Montenegro, Quindío, Colombia) 

Plantemos nuestros árboles,
la tierra nos convida.
Juan Zorrilla de San Martín
Plantando cantaremos
los himnos de la vida.
Los cánticos que entonan
las ramas y los nidos,
los ritmos escondidos
del alma universal.

Plantar es dar vida
al generoso amigo
que purifica el aire,
que nos ofrece abrigo;
él crece con el niño,
él guarda su memoria,
en el laurel es gloria,
en el olivo es paz.

El árbol tiene un alma
que ríe entre sus flores,
que piensa en sus perfumes;
que alienta en sus rumores;
él besa con la sombra
de su frondosa rama,
él a los hombres ama,
él les reclama amor.

La tierra sin un árbol
está desnuda y muerta,
callado el horizonte,
la soledad desierta;
plantemos para darle
palabras y armonías,
latidos y alegrías,
sonrisas y calor.

El árbol pide al cielo
la lluvia que nos vierte;
absorve en nuestros aires
el germen de la muerte;
por él sube a las flores
la sangre de la tierra,
y en el perfume encierra
y eleva su oración.

Proteja Dios al árbol
que plante nuestra mano,
los pájaros aniden
en su ramaje anciano;
y canten y celebren
la tierra bendecida
que les influye vida,
que les prodiga amor.



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