3/11/2024

Árboles singulares de Sevilla

ÁRBOLES SINGULARES DE LA CIUDAD DE SEVILLA

El día 26 de febrero, el Alcalde de Sevilla presentó en la Glorieta de Bécquer el libro Árboles singulares de Sevilla. Se trata de una nueva versión, más reducida y a modo de guía de campo, del catálogo que se publicó en 2022 sobre los ejemplares más sobresalientes del rico patrimonio arbóreo de nuestra ciudad. Nosotros colaboramos activamente en esta relación de árboles singulares a través de nuestro blog y de un dosier sobre la ubicación y características de estos árboles que fue entregado a los funcionarios de Parques y Jardines. (...)

La versión degital de la guía de campo "Árboles singulares de Sevilla" se puede consultar aquí
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3/08/2024

Takahashi en Akita, el cronista de Japón (091)

TAKIHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Katsura de los Mil Troncos de Chōkai (prefectura de Akita)


Los fríos se van alejando
Cuando en el calendario inicia la primavera, en las regiones septentrionales de Japón impera todavía el frío. Pero los árboles trabajan en secreto, preparándose para el esperado acontecimiento. Si se los observa de cerca podrá verse que, incluso los que han perdido todo su follaje y se muestran desnudos, ya han coronado los extremos de sus ramas con las yemas de invierno.
     Pasado lo más álgido del invierno, los árboles comienzan a prepararse para echar brotes y florecer. Ya no falta mucho para ese momento, y entonces será como si la energía que han venido almacenando durante el invierno se desbordase.
     Los árboles, que se habían desprendido previamente de sus hojas para superar el crudo invierno, habían entrado en fase de letargo, no sin antes desarrollar sus yemas de invierno. Y son estas las que ahora, llegada la primavera, crecen y echan hojas y flores.
     Entre las especies caducifolias que llegan a convertirse en árboles gigantes están el olmo keyaki y el ginkgo. Junto a ellos, tenemos también el katsura. Los brotes de invierno del katsura dan flores de un rojo intenso antes de que hayan salido las hojas y es envueltos ya en ese color como estos árboles esperan la llegada de la primavera. Imaginemos las bellas hojas que caracterizan el katsura, en forma de corazón, durmiendo todavía en lo más profundo de esas yemas invernales. ¿No es como si de un momento a otro ese sentimiento de impaciencia ante la llegada de la primavera fuera a desbordarse?
     Es una época en que el sol comienza a calentar, pero el frío se hace sentir todavía en las horas crepusculares. Ver cómo los brotes van cobrando volumen reporta a los humanos la certeza de que la esperada primavera está ya a la vuelta de la esquina.


Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Kurisawa, Chōkai-machi, Yurihonjō-shi, Akita-ken 015-0503
Perímetro del tronco: 17,6 m.       Altura: 40 m.          Edad: 800 años
Designado Monumento Natural Prefectural.
Tamaño ★★★★★        Vigor ★★★★★       Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★★          Majestuosidad ★★★★

     Estamos en Yashima, uno de los distritos de la ciudad de Yurihonjō, en la zona meridional de la prefectura de Akita (Norte). Es una de esas áreas montañosas tan recónditas que se hacen acreedoras a la tradición de haber servido de refugio a los samuráis que se dispersaron por el país tras la derrota del clan de Taira frente al de Minamoto. En una ladera próxima al núcleo de población de Kurisawa, situado en medio de la naturaleza, se yergue el llamado Katsura de los Mil Troncos.
     Debido a que los katsura tienden a nacer formando agregados de un gran número de pequeños troncos, en todo el país hay ejemplares gigantes de esta especie que reciben este nombre. Pero este es uno de los mayores entre todos ellos. El que alguna vez fue su tronco principal ya no existe y en su lugar se desarrolló un intrincado conjunto de brotes que han acabado por formar un nuevo tronco. Por su aspecto ofidio, dicen que este árbol recibe también el nombre de Katsura de las Mil Serpientes.
     Visité el lugar a mediados de abril, la época del año en que se abren las yemas. En las ramillas apuntaban ya unas flores de color rojo, que adquieren un llamativo color escarlata especialmente en los ejemplares masculinos. Y como el katsura florece antes de cubrirse de hojas, siendo en esto igual a los cerezos sakura, da la impresión de que todo el árbol arde en intenso rojo. Este ejemplar alcanza los 40 metros de altura y su silueta es realmente magnífica. Contemplar un katsura de estas dimensiones en plena floración es, desde luego, una experiencia inolvidable. Y como las hojas salen inmediatamente después de las flores, todo el proceso se completa en apenas dos días. Un regalo primaveral del katsura que no hay que dejar pasar.
      Las mediciones in situ nos informan de que el conjunto del tronco de este katsura tiene un perímetro de 17,6 metros, siendo uno de los tres mayores del país. Los alrededores estuvieron una vez cubiertos por bosque primario, pero hace algunos años fueron acondicionados para atraer el turismo y contribuir así a revitalizar la economía del municipio. La visita resulta muy cómoda, ya que el camino forestal que conduce al árbol ha sido pavimentado y los árboles de los alrededores, talados. La fama de este ejemplar se propagó por el país en 1989, cuando apareció en una selección de los 100 árboles más notables del país realizada por el Ayuntamiento de Osaka y el periódico Yomiuri Shimbun. Además, el alto en el que se encuentra este katsura forma un mirador con espléndidas vistas al Chōkai-san, un volcán que se asemeja al Fuji.


Nº 091

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3/05/2024

Una magnolia en Nueva York, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
La magnolia de Nueva York
 
La magnolia (Magnolia grandiflora), es un árbol de hoja perenne, coriácea y brillante, con grandes flores blancas, originaria de la zona situada al norte del golfo de México, que con demasiada frecuencia ve su nombre vulgarizado como “magnolio”.
     En el territorio de los Estados Unidos, se considera que muy difícilmente una magnolia puede vivir al norte de Filadelfia (realmente se considera la llamada línea Maxon-Dixon, una demarcación entre cuatro estados, creada en el siglo XVIII, para delimitar las antiguas colonias inglesas y que forma la frontera sur de Pennsilvania). Por eso, en una ciudad como Nueva York, donde el invierno es muy frío -en enero y febrero puede llegar hasta los -10º C-, encontrar una magnolia es como encontrar una aguja en un pajar, y sin embargo hay una.
     La magnolia de Nueva York llegó en 1885 como un pequeño plantón, traído desde Carolina del Norte por William Lemken, para plantarlo en el patio delantero de su casa, en Brooklyn y que sobrevivió.
     En 1958 Hattie Carthan, una mujer afroamericana, dos veces divorciada y con dos hijos, se fue a vivir a Bedford-Stuyvesant, un barrio de Brooklyn. En esa época, la moda era marcharse a los barrios exteriores de la ciudad, buscando un entorno más verde, lo que entonces se definía como “tener una vida de campo en la ciudad”, ¡y eso, en Nueva York! Es una activista creando una asociación para mantener limpia la zona. En 1964 inició una campaña para preservar y plantar árboles en las calles de Brooklyn y fundó varias
organizaciones para promover la ecología y el espíritu comunitario del barrio, trabajando para fundar más de 100 asociaciones de bloques. En 1966, organizó una fiesta en Bedford-Stuyvesant para recaudar fondos y mantenerlo limpio, a la que invitó y acudió el alcalde. Desde entonces mantendrían muchos contactos y colaborarían en varios proyectos. 
     En esa época, Hattie todavía estaba trabajando para una empresa de investigación de mercados en el centro de Brooklyn. Todos los días tomaba el autobús número 38 de ida y vuelta por la Avenida Lafayette. Entre las calles Marcy y Tompkins, contemplaba con asombro una enorme magnolia de 14 metros de alta. Hattie, nacida en estado sureño de Virginia, sabía que el árbol que veía todos los días, frente a lo que parecían edificios abandonados, era especial y se propuso conocer su historia. Uno de esos días, en lugar de tomar el autobús hasta casa, se bajó del autobús y comienza a preguntar datos y nombres en los edificios próximos. Descubrió que los tres edificios de ladrillo rojizo en los que se encontraba la magnolia se iban a demoler para construir grandes bloques y un aparcamiento. Buscó la historia del árbol y su fecha de plantación. El árbol fue plantado allí antes de que se construyeran los edificios de ladrillo a su alrededor (tal vez William Lemken lo tuviese en maceta, esperando a tener jardín en el que plantarlo) se cree que esa es la razón por la que había sobrevivido en este clima, por la forma en que se construyeron los edificios detrás y al hecho de que pusieron la caldera directamente debajo del árbol. Entonces el árbol había tenido calor durante el invierno, impidiendo la congelación de sus raíces. Así sobrevivió.
     Corría el año 1969, cuando inició una campaña para salvar a la magnolia. Acudió al alcalde, al jardín botánico y recaudó fondos del vecindario para salvar las casas de detrás del árbol. Trabajó con escuelas locales recaudando 7.000 dólares a través de la venta de hojas de magnolia de papel creadas por los estudiantes. La cantidad fue igualada por la Horticultural Society de Nueva York, y finalmente consiguió pagar los 12.000 dólares que le pedían por los edificios, después de mucho regatear, desde los 30.000 que era su precio inicial. Los esfuerzos de la comunidad para salvar la magnolia llamaron la atención de la Comisión de Monumentos Históricos y el árbol fue declarado ese mismo año como “hito viviente” de la ciudad de Nueva York (hubo otro, un sauce llorón, ya muerto), consideración de la que sigue disfrutando en la actualidad. En los edificios de ladrillo rojo se instaló el “Magnolia Tree Earth Center”, una organización ambiental sin fines de lucro, que continúa funcionando en la actualidad.
     Hattie Carthan, que centró su actividad en enseñar a los niños a cuidar los árboles y fue la responsable de plantar más de 1.700 ejemplares en Brooklyn, lo que le valió ser denominada por el New York Times, como “la Dama de los Árboles”.
     La Sra. Carthan murió en 1984 y es la madre del movimiento medioambiental urbano en Estados Unidos, que sin ayudas puso en marcha cuando se cansó de ver cómo se deterioraba su barrio de Brooklyn. Su mantra era: “Salva un árbol, salva un vecindario”, y lo persiguió sin descanso, liderando el movimiento de base hasta bien entrados los 70. Después de su muerte, su obra continúa y varias iniciativas siguen su senda. Su labor ha sido reconocida dedicándole un jardín, un libro con su biografía y una magnolia: la Magnolia x brooklynensis “Hattie Carthan”, un híbrido de segunda generación de flores amarillas con una vena violeta de entre 10 y 20 cm.
     En los edificios de ladrillo rojo, hay un mural en su honor que se extiende por la pared que ayudó a financiar para proteger el árbol. Cuando miras la magnolia de Nueva York, ella lo está mirando contigo.

 

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3/02/2024

YANNIS RITSOS (Grecia, 1909-1990)
Los almendros

Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas
los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan 
una a una en la sombra, lejanas y felices.

Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar,
para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.

Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras
húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta 
la alegría de saber que podemos llorar.
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