8/11/2016

CUANDO LOS ÁRBOLES MATAN

El mismo lenguaje que parece aclarar los conceptos... puede confundir nuestro pensamiento...

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8/08/2016

DENITH URANGO TUIRAN (Colombia, 1951)
A los árboles caídos

Los que sostienen la armonía de la tierra,
los que alzan sosteniendo combates con el viento
y atajando el furor del fuego
se yerguen indomables.

Los que le dieron majestad a la tierra Zenú,
cayeron una mañana o una tarde
bajo un hacha sin piedad
y no tuvieron ni uñas ni garras
ni dientes ni amigos.

El poder depredador
más fuerte que su longevidad;
y la guerra contra la armonía fue cruel.
Acaso supieron los hombres
qué los troncos lloraban a cada corte
Qué la tierra gemía
cuando caía un hijo suyo.

Han caído los que formaron la tierra,
los que le dieron consistencia y vigor,
han caído
y quién su semilla ha plantado
para verlos de nuevo crecer.

Está la tierra sin ellos,
sin sus aires, sin sus juegos, sin sus aguas,
sin sus ritos hacia el cielo.
Dónde sus elementales descansan
Los hombres saben eso

Ahora lloran las ninfas del bosque,
porque no tienen frondas para sus rondas,
ahora ya un venado
no juega al escondite,
esos tiempos de primaverales árboles se han ido.

La tristeza está sin árboles,
la alegría no tiene ramas ni corolas,
sólo el recuerdo de la tierra los tiene
y alguien que los vio morir una tarde.
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8/05/2016

JORGE CARRIÓN
La memoria de los árboles


La naturaleza lleva una contabilidad exacta del tiempo

     El cuerpo humano no registra la fecha de sus heridas. Examinando la cicatriz de tu pierna, la ciencia no puede determinar en qué año te caíste de la bicicleta; la biopsia no revela la antigüedad de un cáncer. Los cuerpos de los árboles, en cambio, recuerdan las glaciaciones, las plagas, los incendios o terremotos: todos y cada uno de los intentos de invasión que han sufrido a lo largo de sus vidas. Esa información está grabada con precisión en sus anillas concéntricas. La dendrocronología es la ciencia que estudia esas fiables bases de datos. Fue fijada como disciplina académica por A. E. Douglass, fundador en 1937 del Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles en la Universidad de Arizona, que todavía sigue siendo el más importante del mundo.
     Pero que un árbol no nos impida ver el bosque: lo importante es que Douglass creó escuela. Sus métodos enseguida se expandieron hacia la arqueología (muchas construcciones primitivas estaban hechas con madera), la hidrología (los árboles también registran los flujos de agua) y sobre todo la climatología (las plantas son puertas de acceso a las cuatro estaciones de cada uno de los últimos cientos o miles de años pasados). Son muchas las universidades norteamericanas y del resto del mundo con departamentos especializados en dendrocronología. En el Cono Sur hay dos de gran prestigio: el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, con sede en Mendoza, Argentina, y el Laboratorio de Dendrocronología de la Universidad Austral de Chile. Allí se descubrió que, tras la norteamericana Pinus longaeva, con hasta 4.500 años de vida, el alerce es la especie más antigua del mundo: les permitió reconstruir las temperaturas en la zona de los últimos 3.622 años.
     ¿Son los árboles la piedra Rosetta que permite traducir el idioma de la naturaleza? En Suiza –territorio neutral– se encuentra el Instituto Federal para la Investigación en Bosques, Nieve y Paisaje, que impulsa diversos archivos, como la Bibliografía de dendrocronología, que indexa más de 11.000 referencias en la materia, y el Glosario multilingüe de dendrocronología, que traduce 351 términos especializados a media docena de idiomas. Le pregunto a su creadora, Michèle Kaennel, cómo fue la gestación de ese diccionario: “Por cada idioma reuní equipos de hasta 50 profesionales de distintas disciplinas y trabajamos en red, asesorados por los máximos expertos internacionales”, explica. El año pasado fue comisaria de una exposición sobre el bosque fósil que se ha encontrado en plena ciudad de Zúrich: “Con 13.000 años, justo tras el retiro de los grandes glaciares alpinos, es el más antiguo y mejor conservado de este tipo”.
     Observando microscópicamente esas anillas congeladas en el tiempo se puede acceder a un registro anual de la historia y de la prehistoria. “Próximamente, vamos a publicar en Nature un artículo con datos muy sorprendentes sobre un acontecimiento de la historia de Europa que nos han revelado las anillas de los árboles”, comenta entusiasmada. La escritura tiene unos 5.000 años de vida. Pero mucho antes de que los seres humanos inventáramos alfabetos, la naturaleza llevaba una contabilidad exacta del tiempo dibujando círculos en la leña y la savia. En ese idioma está escrito el auténtico Antiguo Testamento: cada una de las antiguas glaciaciones y diluvios e incendios.

INFORMCIÓN: http://elpais.com/elpais/2016/03/11/eps/1457701994_780018.html
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8/02/2016

JOSÉ ANTONIO LABORDETA SUBÍAS (Zaragoza, 1935-2010)
Planta un árbol

Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, ayúdale a crecer
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.


Hubo un tiempo de árboles partidos
de voces acalladas, de miedos y de gritos.
Hubo un tiempo hoy ya casi vencido
que sólo las raíces crecieron al olvido.

Nadie pudo romper esas raíces,
nadie pudo matar la libertad,
nadie pudo impedir que ellas crecieran
contra el viento, la sangre y la impiedad.

Hoy están a flor de nuestras pieles
para formar un bosque sobre el mar,
la vida es implacable con el hombre,
la historia no se puede parar.
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CINCO AÑOS DE AUSENCIA...