Decía que esos primeros cuadros que recuerdan composiciones de Corot -hay que detenerse en la casa al fondo que tiene un trazado torpe, casi
infantil-. También la figura femenina
es torpe, de factura inexacta o limitada, desde el punto de vista de la
realización.
V. Gogh consideraba que nunca llegaría a ser un gran pintor por la torpeza de su dibujo, conocía su falta de habilidad, no hay que olvidar
que es de los primeros pintores enteramente autodidactas.
Pero qué decir de la luz y de la atmósfera naranja envolvente y
emocionante que pocos impresionistas consiguieron hacer. Aquí hay que
detenerse. Esos árboles son impactantes (no conozco personalmente
ninguno de estos dos cuadros y he visto mucha obra en
vivo de nuestro amado V. G.)
Estos árboles tienen su alma, están mucho
más vivos que los de Corot (la
composicion es similar, la luz y frescura del natural también, pero
en Corot con un gran conocimiento naturalista de pintor académico). V.
G. suple su torpeza de dibujo naturalista con su expresividad. Y aquí
está una de las cosas que ha dejado para la historia y que ha marcado
todo el siglo XX posterior a él. Todo el expresionismo,
ese gran estilo que nace en él se irá reinventando a lo largo del
siglo pasado (Blau Reiter, Jinete Azul, Expresionistas Alemanes de
principios del siglo XX, Expresionistas Abstractos Americanos de los 50, Informalistas, Neoexpresionistas de los 80 y
pintores actuales). Todos estamos marcados por algo que tienen ya estos
cuadros primeros de V. G..
No me importa repetirme en esta idea para que
quede clara. Él no pinta sólo con la mirada, pinta con el corazón, con
el alma... Él se hace árbol, empatiza tanto
que no es fiel a la realidad como hacía Corot, al que amaba tanto e
intentaba imitar. Se separa de ese realismo porque no sabe hacerlo, no
tiene academia, pero lo sustituye con la deformación, la simplificación y
ganando emocion.