3/11/2015

ÁNGEL MARÍA GARIBAY (México, 1892-1967)
El oyamel


Glauca en las cumbres tu ojival cabeza,
cual arpa al viento, sin cesar se mece;
mitos ocultos murmurar parece,
o que, piadosa, sin cansarse reza.

Del huracán se burla tu firmeza,
tu plumígera fronda se estremece,
y, ni al invierno, ni al ardor perece,
azul e inmóvil, muere como empieza.

Todo eres bello; por ti sube el alma
a otras alturas y en la paz reposa
que tu frondoso tremular destila.

Pero es más bella la profunda calma
de un ataúd, hecho de ti, en la fosa
que el dolor abre y el amor vigila.

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3/08/2015

PEDRO TRAPIELLO (León, 1952)
Míralo bien - Tejo

en Diario de León

     El pasmo vegetal de estos montes y de la Europa toda se llama tejo, el abuelísimo de todos los árboles. Hasta cuatro mil años llega a vivir esa catedral enramada si se lo permite el hacha o el fuego; de todo lo demás ya se defiende él a las mil maravillas: al sol le reta, del hielo se mofa, el tiempo ignora y no quiere ver demasiado cerca a sus hijos, así que le pone trampa a su semilla, que sólo puede germinar si ácidos gástricos le corroen el blindaje, es decir, que necesariamente ha de comérserla algún bicho o pájaro para perder la camisa en sus tripas y así cagarla bien lejos, que no siempre, pues también hace bosquete, tejedo, teixido, teijeira; si dejara que las semillas le nacieran justo al lado, los hijos le comerían por las patas, como les comen los ojos a los que crían cuervos. Sólo el tejo solitario aspira a cumplir milenios. Listo el tío. Y se tira al monte y a lo abrupto o le ponen de plantón a velar atrios y cementerios donde, por estar a sus anchas, también suele medrar arbolando el moño, pinando la figura o, a falta de laurel, perdiendo cuerpo en los ramoneos benditos del día de Ramos.
     Lo que más me fascina del tejo es que, al cumplir algunos siglos, amorcilla y retuerce los pliegues de su tronco hasta parecer una gavilla de boas. Qué dibujos. Qué árbol. Y qué madera veteada (cocida en cal, pasa por ébano).
     Debería estar muy penado que los talen, los quemen o los pisoteen porque el puto tendido tenía que pasar por allí. Los poquísimos que quedan son los últimos de estas filipinas perdidas. Ahora les urbanizan poniéndoles a desfilar como setos pirulones o les dan rincón en un chalet, como al mastín, que es gente tan de montaña como ese tejo original que sólo resiste encastillado en puertos, brañas o peñas calvas donde sólo el rayo pueda alcanzarle, pues de lo demás poco se fía (como para fiarse; todos los tejos que hubo a mano en las montañas leonesas se fueron talando desde hace siglos para quemarlos en fraguas y cocinas porque su brasa era antracita… o para agenciarse vigas, mangos, cruces o chavetas… pobre tejo).
     Y ahora que ya te presenté a mi amigo, mañana te presento aquí a otro que nos llevará a verlos de verdad.
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3/06/2015

El chopo cabecero de Teruel consigue el tercer puesto como Árbol Europeo del Año

Por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría)


El chopc cabecero del Remolinar, es un centenario álamo negro
Contra todo pronóstico el chopo cabecero de Aguilar del Alfambra (Teruel) ha conseguido el tercer puesto en la competición Árbol Europeo del Año 2015, por detrás del roble de Orissaare (Estonia) y el Platanero de Tata (Hungría). Miles de ciudadanos europeos han votado durante el pasado mes de febrero entre las 14 candidaturas presentadas de otros tantos países. Se trata de un certamen que se lleva celebrando cuatro años -con el fin de destacar los árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural a proteger-, pero nunca antes de había presentado una candidatura española.
El ejemplar elegido fue el Chopo Cabecero del Remolinar, un centenario álamonegro de Aguilar del Alfambra que representa a la cultura campesina de las altas sierras de Teruel. Es un símbolo. El símbolo de la gran chopera del Alto Alfambra, la mayor concentración de chopos trasmochos de toda Europa. Un paisaje único y espectacular.
Desde las asociaciones organizadoras de esta candidatura se hace una valoración muy positiva del resultado obtenido. Las circunstancias no eran favorables, pues el concurso carecía de tradición en España, era prácticamente desconocido. El chopo es un árbol humilde, no tiene el carácter legendario del haya, la longevidad del tejo o la majestuosidad del roble. Igualmente el Chopo Cabecero del Remolinar tampoco tenía el prestigio histórico o de la popularidad de otros candidatos. Asimismo, situado en un remoto pueblo de las tierras altas de Teruel, en un territorio casi deshabitado y con la población envejecida, contaba con una notable desventaja demográfica a la hora de recabar votos. Sin embargo los 13.951 votos conseguidos ha sido una cifra muy alta, muy superior a las expectativas más optimistas.
En este concurso lo importante es la historia y la relación con las personas. Se buscan árboles que sean una parte integrante de la comunidad humana junto a la que viven. Desde las asociaciones que promovieron la candidatura turolense consideran que los objetivos se han alcanzado con creces. Por un lado se ha conseguido poner de relieve la relación afectiva que tenemos las personas con los árboles con los que convivimos, organismos que forman parte de nuestras vidas aunque no siempre seamos conscientes de ello. En segundo lugar, se ha dado a conocer el paisaje del chopo cabecero del Alfambra y, por extensión, de las riberas del sur de Aragón, uno de los agrosistemas más valiosos y originales de la Península Ibérica. Y, por último, por ofrecer la oportunidad de difundir el interés de la cultura rural de las tierras altas de Teruel, unas comarcas todavía poco conocidas.
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