8/17/2012

FRANCECS ALMELA I VIVES (Vinaròs 1903-1967)
Cant de la garrofera

     Ja havem cantat massa vegades
les oliveres argentades,
i les palmeres gràcils que tenen penjolls d'or
i els ametllers plens de joguines,
i els tarongers de flors albines,
i les figueres gegantines,
 i els pins catedralicis que sonen com un cor.

     Ara cantem amb veu sincera,
plena de fe, la garrofera,
aliena a les cantúries, dejuna de l'estramp,
espècie tota proletària,
titllada a voltes d'ordinària,
que ocupa el lloc humil d'un pària
dins l'aspra jerarquia que hi ha damunt del camp.

     Sa copa, obrant com una escombra,
fa un arreplec de tota l'ombra
que vola disfrassada pels àmbits de la llum
i la projecta en els terrossos,
amb vermellor de sang i grossos,
on les vesprades jauen cossos
que lligen o assacien la dèria del costum.

     Sa copa, obrant com un paraigües,
desvia el ròssec de les aigües
que cauen en les tristes diades de l’hivern.
I sots ses branques s'aixopluga
una vellarda fredeluga
o el llaurador que sol remuga
o el sec home captaire que té boca d'infern.   

     I, en acostar-se el temps d'autumne,
la garrofera —bon alumne—
barreja entre ses fulles verdoses la negror
de les garrofes encerades,
de les garrofes engordades,
de les garrofes ensucrades
que semblen dits llarguíssims d'un monstre de color.

     Tot recollint la presentalla,
la joventut balla que balla,
entona cants eròtics, diu mots rublerts de mel.
I, en desmaiar-se les campanes,
els carros van per vies blanes
cap a les cases llunyedanes
tallades de manera roenta sobre el cel.

     Hi restaran amuntegades
dins de les cambres ofrenades
al vent que corre i passa llançant udols i crits
i que s’emportapel vilatge,
en un subtil pelegrinatge,
el fum eteri del solatge
dque el vulgus anomena —com tot el món...— perfum.

     I acabaran essent delícia E
estimulant i alimenticía
dels àsens i les egües, de mules i cavalls
que en cercaran plens de frisança,
que en menjaran amb delectança,
que en pairan sense recança
com mengen els burgesos perdius, liebres i galls.

    Ja havem cantat massa vegades
les oliveres argentades,
i les palmeres grácils que tenen penjolls d'or,
i els ametllers plens de joguines,
i els tarongers de flors albines,
i les figueres gegantines,
i els pins catedralicis que sonen com un cor.

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8/12/2012

JOSÉ HIERRO (Madrid 1922-2002)
II. Alucinación

Me acuerdo de los árboles de Dublín.

(Imaginar y recordar
se superponen y confunden;
pueblan, entrelazados, un instante
vacío con idéntica emoción.
Imaginar y recordar…)

Me acuerdo de los árboles de Dublín…
Alguien los vive y los recuerdo yo.
De los árboles caen hojas doradas
sobre el asfalto de Madrid.
Crujen bajo mis pies, sobre mis hombros,
acarician mis manos,
quisieran exprimirme el corazón.
No sé si lo consiguen…

Imaginar y recordar…
Hay un momento que no es mío,
no sé si en el pasado, en el futuro,
si en lo imposible… Y lo acaricio, lo hago
presente, ardiente, con la poesía.

No sé si lo recuerdo o lo imagino.
(Imaginar y recordar me llenan
el instante vacío.)
Me asomo a la ventana.
Fuera no es Dublín lo que veo,
sino Madrid. Y, dentro, un hombre
sin nostalgia, sin vino, sin acción,
golpeando la puerta.

                        Es un espectro
que persigue a otro espectro del pasado:
el espectro del viento, de la mar,
del fuego -ya sabéis de qué hablo-, espectro
que pueda hacer que cante, hacer que vibre
su corazón, para sentirse vivo.


De “Libro de las alucinaciones” 1964
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8/07/2012

¿INTERNACIONALIZACIÓN DE LA AMAZONIA? 
RESPUESTA DE CRISTOVÃO BUARQUE... 

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos el 23 de octubre de 2000, un estudiante estadounidense le preguntó al senador brasileño CRISTOVÃO BUARQUE qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonìa, y que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.
    Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

    "Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.
    Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la  Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.
    De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería  ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las  decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
    También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de  los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia.  Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio  cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.
    No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
    Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para  participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan debería pertenecer a toda  la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia… cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
    Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las  lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
    En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para  garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados  del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran  cuando deberían vivir.
    Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!"

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8/03/2012

LEOPOLDO MARECHAL (Buenos Aires, 1900-1970)
Del árbol

Hay en la casa un Árbol
que no plantó la madre ni riegan los abuelos:
sólo es visible al niño, al poeta y al perro.

Su primavera no es la que fundan las rosas:
no es la vaca encendida ni el huevo de paloma.
Su otoño no es el tiempo que trae desde el mar
caballos irascibles, por tierras de azafrán.
Al Árbol suben otras primaveras e inviernos:
el enigma es del niño, del poeta y del perro.

Cuando la primavera sube al Árbol-sin-nombre,
vestidos de cordura florecen los varones;
y Amor, en pie de guerra, se desliza
de pronto a la sabrosa soledad de las hijas.
Entonces el sabor de algún cielo perdido
desciende con el llanto de los recien nacidos.
Pero cuando el invierno lo desnuda y oprime,
sobre los techos llueven sus hojas invisibles,
y, horizontal, cruza las altas puertas
alguien que por el cielo desaprendió la tierra.

Hay en la casa un Árbol que los grandes no vieron:
el enigma es del niño, del poeta y del perro.

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