4/13/2010

JACINT VERDAGUER (Barcelona, 1845-1902)
La palmera

Los tres divins viadors
deu dies ha que caminen,
sense beure ni menjar,
l'acandiment los corlliga.
Si caminen gaire més
colltorceran en la via.
Al cel demanen socors
i a devallar-los no triga.

Una palmera gentil
a un oasis los convida,
oasis que de la mar
del gran desert és una illa.
-Veniu-hi a l'ombra, veniu,
Jesús, Josep i Maria,
que us farà de para-sol
ma valona de palmisses-.
A tots tres los ve de grat,
de l'herbei ne fan cadira.

Mentres la Verge s'asseu,
de l'arbre aguaita la cima;
carregada és de fruit d'or
com núvia de pedres fines:
-Josep, si els pogués haver
dos o tres dàtils prendria.
-Alterosos són per mi,
ai!, lo meu braç no hi arriba.
L'infant Jesús quand ho sent
diu a la palmera: -Inclina't-
i l'arbre abaixa son front
a les plantes de Maria,
que en floreja els dàtils d'or
com los joiells en botiga.

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4/09/2010

ANTONIO MACHADO (Sevilla, 1875-1939)
Apuntes


                 I

    Desde mi ventana,
¡campo de Baeza,
a la luna clara !
    ¡Montes de Cazorla,
Aznaitín y Mágina!
    ¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena!


               II

    Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
    Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.
Y la encina negra,
a medio camino
de Úbeda a Baeza.


               III

    Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
    San Cristobalón
la quiso espantar,
al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
     La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.


              IV

    Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
     A Santa María
un ramito verde
volando traía.
    ¡Campo de Baeza,
soñaré contigo
cuando no te vea!


               V

    Dondequiera vaya,
José de Mairena
lleva su guitarra.
    Su guitarra lleva,
cuando va a caballo,
a la bandolera.
    Y lleva el caballo
con la rienda corta,
la cerviz en alto.


              VI

¡Pardos borriquillos
de ramón cargados,
entre los olivos!


              VII

    ¡Tus sendas de cabras
y tus madroñeras,
Córdoba serrana!


              VIII

    ¡La del romancero,
Córdoba la llana!...
Guadalquivir hace vega,
el campo relincha y brama.


               IX

    Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la calor del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos.


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4/05/2010

TEODOR LLORENTE (1836-1911)
Vora el barranc dels Algadins

Vora el barranc de Algadins
hi ha uns tarongers de tan dolça flaire
que, per a omplir d'aroma l'aire
no té lo món millors jardins.
Allí hi ha un mas, i el mas té dins
volguts records de ma infantesa;
per ells jo tinc l'ànima presa
vora el barranc dels Algadins.

Vora el barranc del Algadins
s'alcen al cel quatre palmeres;
lo vent, batent ales lleugeres,
mou son plomall i els seus troncs fins.
En ells, millars de teuladins
fan un soroll que el cor enxisa.
¡Qui oir pogués sa xillerissa
vora el barranc dels Algadins!

Vora el barranc dels Algadins
l'aigua corrent los camps anega;
en sos espills lo sol llampega,
i trau l'arròs verdosos brins.
Sona el tic-tac en los molins,
i, al caure el sol, caçadors destres
a joca van d'ànets silvestres
vora el barranc del Algadins.

Vora el barranc dels Algadins
mourà demà les palmes l'aire;
li donaran los horts son flaire,
i sa cantúria els teuladins.

Lo mas demà guardarà dins
dolços rocords e imàgens belles:
¡jo no podré gojar ja d'elles
vora el barranc dels Algadins!

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4/01/2010

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (Moguer, 1881-1958)
El pino de la Corona - PLATERO Y YO - Cap. 40

     Dondequiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la Corona. A donde quiera que llego —ciudad, amor, gloria— me parece que llego a su plenitud verde y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas. Él es faro rotundo y claro en los mares difíciles de mi sueño, como lo es de los marineros de Moguer en las tormentas de la barra; segura cima de mis días difíciles, en lo alto de su cuesta roja y agria, que toman los mendigos, camino de Sanlúcar.
     ¡Qué fuerte me siento siempre que reposo bajo su recuerdo! Es lo único que no ha dejado, al crecer yo, de ser grande, lo único que ha sido mayor cada vez. Cuando le cortaron aquella rama que el huracán le tronchó, me pareció que me habían arrancado un miembro; y, a veces, cuando cualquier dolor me coge de improviso, me parece que le duele al pino de la Corona.
     La palabra magno le cuadra como al mar, como al cielo y como a mi corazón. A su sombra, mirando las nubes, han descansado razas y razas por siglos, como sobre el agua, bajo el cielo y en la nostalgia de mi corazón. Cuando, en el descuido de mis pensamientos, las imágenes arbitrarias se colocan donde quieren, o en esos instantes en que hay cosas que se ven cual en una visión segunda y a un lado de lo distinto, el pino de la Corona, transfigurado en no sé qué cuadro de eternidad, se me presenta, más rumoroso y más gigante aún, en la duda, llamándome a descansar a su paz, como el término verdadero y eterno de mi viaje por la vida.

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