El tejo de Crowhurst, Surrey, England
Existen en Inglaterra dos tejos llamados “el tejo de Crowhurst”. Ambos crecen en un pueblo llamado Crowhurst, ambos en un cementerio al pie de una iglesia que en ambos casos se llama St George's. La diferencia estriba en que uno está en Sussex (un condado de la costa sur, en el Canal de la Mancha) y el otro, más antiguo, en Surrey (un condado contiguo pero tierra adentro). Tal vez alguna de las personas que lean este texto recuerde otra publicación mía –La edad de los tejos-, donde decía: “ la única manera de conocer la edad de un tejo es saber su fecha de plantación” y este tejo es una prueba palpable de ello. No sabemos su fecha de plantación y, si los tejos fuesen árboles al estilo clásico, sus medidas podrían darnos una idea, pero eso no vale en los tejos.

Veamos algo de su historia: posiblemente después de varios siglos de pudriciones el árbol quedó hueco (normal en todos los tejos viejos) y los vecinos lo sanearon colocando una puerta de acceso y una mesa con banquillos en su interior, con capacidad para 12 personas -otras fuentes hablan de un espacio de 1,80 metros de diámetro- supuestamente para brindar refugio a los asistentes a la fiesta anual del Domingo de Ramos en el cementerio (noticias de años posteriores hablan de gente bebiendo y divirtiéndose allí, hasta que la llegada de un nuevo pastor que cortó el asunto). Durante la limpieza del interior se encontró una bala de cañón incrustada en el costado (medio cubierta por madera nueva de crecimiento y se decidió dejarla allí) que se suponía que databa de la época de la Guerra Civil (alrededor de 1652), puesto que una mansión próxima fue un bastión realista.
En 1845 una violenta tormenta rompió numerosas ramas y parte de la copa, lo que llevó a que el improvisado refugio dentro del tejo perdiese su “techo”, aunque este suceso no aparece por escrito hasta 1850. Seguramente por esa época se le colocaron algunos parches de hierro o estaño, cuyos restos aún eran visibles en las primeras décadas del siglo XX. Durante la 2ª Guerra Mundial desapareció la bala de cañón, pero unos años más tarde, durante la evacuación de un campamento del ejército canadiense en las proximidades, la bola del cañón fue encontrada nuevamente y entregada a la iglesia. Evidentemente un soldado canadiense tenía la intención de llevársela a casa como recuerdo. En la actualidad el viejo tejo sigue en su sitio, con pudriciones internas pero en su sitio de siempre. Que sea por mucho tiempo.
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