lunes, 29 de febrero de 2016


JOHN KEATS (Inglaterra, 1795-1821)

Durante el triste y lúgubre diciembre


I

Durante el triste y lúgubre diciembre,
árbol feliz, feliz,
tus ramas no recuerdan
el verdor de la dicha.
No puede el viento norte deshacerlas
silbando con su carga de aguanieve,
ni el hielo derretido y vuelto a helar impide
luego florecer en primavera.
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viernes, 26 de febrero de 2016

CONCHA MÉNDEZ (Madrid, 1898-1986)
El día que me siembren

¿Qué nacerá de mí
el día que me siembren?
¿Serán rubias espigas,
alguna flor silvestre,
o un árbol solitario
bajo la luz celeste?

¿O será puro polvo
que algún viento
se lleve?

¿Qué pasaré yo a ser
el día que me siembren?
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martes, 23 de febrero de 2016


http://silvicultor.blogspot.mx/

Clareos y Claras : Aclaraciones Clarificadoras.



Es frecuente hasta la saciedad que uno lea y oiga supuestas definiciones de clara y clareo que, en lugar de atender a criterios selvícolas, solo contemplan si son o no "comerciales". Algo como....

Clareo
: Corta de mejora en la que se extraen productos sin valor comercial o en la que los costes de corta y saca exceden el valor del producto obtenido, es decir no son autofinanciables. 
y por oposición:
Clara: Corta de mejora en la que se extraen productos con valor comercial o en la que los costes de corta y saca son inferiores el valor del producto obtenido, es decir son autofinanciables. 
Demostremos lo incorrecto de esta aproximación por "reducción al absurdo". Para ello supongamos una corta de mejora de un determinado rodal en la que extrajéramos un volumen V cuyo precio unitario en cargadero fuera P y sus costes unitarios de corta y saca fueran C

Supongamos que, ejecutada en Diciembre de 2014, tuvimos:
P1 - C1 > 0 
(según las definiciones de arriba, hicimos una CLARA)

En Enero de 2015, hubo una bajada en los precios de compra Pde forma que a igualdad de volúmenes y costes:

P2 - C1 < 0  
(es decir si hubiéramos ejecutado la corta un mes después, hubiéramos hecho un CLAREO)

Si en Febrero de 2015, como consecuencia de la bajada del precio de los combustibles los costes hubieran sido C2 < C1 de forma que :

P2 - C2 > 0  
(Haciendo lo mismo, gracias a la OPEP, volvería a ser una CLARA)

Si en el rodal contiguo, de iguales características de masa, pero con mayor pendiente, ejecutáramos una corta idéntica, es posible que los costes fueran mayores y volviera a ser un clareo. Si en un regenerado de Picea elimináramos un 20% de los pies, sería clareo excepto, si por la cercanía de la Navidad pudiéramos venderlos como árboles navideños, lo que a lo mejor nos convertía la operación en una clara. ¿está claro?

En resumen, no tiene sentido selvícola, definir las operaciones en función del supuesto valor de los productos, o de su "comercialidad". Dos operaciones idénticas sobre masas idénticas no pueden denominarse de diferente forma en función de factores ajenos a la masa. Para definir correctamente estos trabajos selvícolas hay que "mirar siempre desde la masa forestal".  Para ello nada mejor que recurrir a las "Clases Naturales de Edad".

De esta manera definiremos, de manera análoga a como hace Serrada (2008) y la SECF (2005):
Clareo: Corta de mejora de la masa principal en los estados de repoblado y monte bravo.
Clara: Corta de mejora de la masa principal en los estados de latizal y fustal.
¿Que lo más probable es que el clareo sea deficitario y que es posible que, a veces en la clara se obtengan productos cuya venta compense los costes (y aún con suerte le ganemos algo)? Si, pero, no siempre, y no en todos los casos, lo que podrán llevar a absurdos como los ilustrados arriba.

Referencias:

sábado, 20 de febrero de 2016

DANITH URANGO TUIRAN (Colombia)
Ceiba

Necesito un pedazo de tierra nueva
donde sentarme libre,
donde la poesía no desfallezca,
donde conciba en verano y de a luz en invierno.

Necesito una isla en el centro del río.
La voy a formar con piedras vivas,
le sembraré un ceibal,
un ceibal guerrero
que combata al viento
cuando venga violento contra mí.

Luego erigiré mi casa
sobre una planicie de verbos.
Mi casa de ceiba blanca,
de blanca ceiba que parezca nieve
entre la neblina del verano,
que sea nube
cuando bajen las nubes sobre ella.

Haré las puertas de ceiba roja,
el piso de ceiba amarilla:
producto de mi gran ceibal
será el lecho donde duerma;
sobre la ceiba roja
color de mi corazón
pondré mi espalda para luego soñar.

La ceiba yema de huevo
me dará el comedor familiar
donde comamos el duro pan;
no la mataré
seguirá dando combates
a la lluvia, al aire, al sol,
será viva.

Que no sirva para mi muerte,
mejor abonarla con mis cenizas.
Crecerá hasta tocar la luna,
hasta tocar el sol,
me servirá de escalera viva,
conocerá las latitudes
no quedará pobre la tierra.
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miércoles, 17 de febrero de 2016


KRZYSZTOF BROWKO (Polonia, 1975)
Fotógrafo








 
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lunes, 15 de febrero de 2016

ANTHOS, sistema de información de plantas de España
 
Anthos ya se puede consultar en el móvil gracias a su nueva APP Tuesday, 02 de February de 2016 | Gabinete de Prensa

►      La aplicación permite el acceso a la información del proyecto desde el medio natural a través de la plataforma Android en español e inglés

►      Anthos, que cumple 15 años con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, ofrece en la actualidad cerca de 2 millones de datos sobre la flora vascular española



El proyecto Anthos, que se desarrolla en el Real Jardín Botánico CSIC, ya se puede consultar desde hoy en los dispositivos móviles (smartphones y/o tabletas) con sistema Android y de forma gratuita gracias a la nueva app en la que ha trabajado el equipo humano de este proyecto durante 2015 y en colaboración con la empresa Mcrit-Geovincles que ha desarrollado y testado el producto en ambientes extraurbanos.

La nueva aplicación para dispositivos móviles permite el acceso los principales módulos de Anthos, incluyendo los datos de distribución y las imágenes contenidas en el proyecto, además de tener acceso a la base de datos de flora amenazada y protegida que se ofrece a través del módulo Phyteia.

Así, cualquier usuario que disponga de un teléfono o tableta de última generación, con tecnología Android y que se descargue la aplicación puede conectarse al servicio de Anthos y consultar en la base de datos aquella información que le resulte interesante sobre el terreno en relación a la flora silvestre española.

Interés de los usuarios de Anthos

En palabras del director del proyecto, el Dr. Carlos Aedo, investigador del Real Jardín Botánico, "Anthos da un paso más en lograr difundir su información en todos los ambientes posibles". Carlos Aedo resalta el interés de los usuarios de Anthos en este nuevo producto digital ya que, "en los últimos tiempos los usuarios nos habían transmitido su interés por acceder a los datos de Anthos desde los dispositivos móviles que se pueden manejar en el campo".

De esta manera un usuario frente a una planta silvestre podrá acceder a datos sobre las referencias a la especie, sus mapas de distribución o las fotos de la misma que le permitan confirmar su identificación sobre el terreno. Además podrá saber si esa planta está protegida en España o se encuentra en peligro, y si está incluida en alguno de los libros o listas rojas españolas. En definitiva, "el objetivo es trasladar la potencia de las bases de Anthos al entorno silvestre para ofrecer un mejor servicio a todos los interesados en conocer la flora silvestre española", apunta Aedo.

Anthos ofrece en la actualidad cerca de 2 millones de datos sobre biodiversidad de la flora vascular española, de forma libre y gratuita y con el respaldo científico del proyecto Flora iberica. Anthos constituye así la más importante base de datos española sobre biodiversidad vegetal con más de 140.000 visitas al año.

El proyecto Anthos, Sistema de Información de las Plantas de España, cumple 15 años de funcionamiento en Internet (www.anthos.es) con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Se trata de un producto derivado del proyecto Flora iberica, el cual se financia a través del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia del Ministerio de Economía y Competitividad (CGL2014-52787-C3-1-P) y se desarrolla en el Real Jardín Botánico y en las universidades de Córdoba, Salamanca y Sevilla como sedes principales.

Con el objetivo de llegar a un público lo más amplio posible, la nueva aplicación está disponible en la web de Anthos así como en Google Play, tanto en castellano como en inglés.




Nueva APP Anthos

Información:
http://www.rjb.csic.es/jardinbotanico/jardin/contenido.php?Pag=293&tipo=noticia&cod=4819&len=en


viernes, 12 de febrero de 2016

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975) ALBERTO GINESTERA (Argentina, 1916-1983)
VÍCTOR JARA (Chile, 1932-1973)
Canción del árbol del olvido


En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse,
vidalita, los moribundos del alma.

Para no pensar en vos,
en el árbol del olvido,
me acosté una nochecita,
vidalita, y me quedé bien dormido.

Al despertar de aquel sueño
pensaba en vos otra vez,
pues me olvidé de olvidarte,
vidalita, en cuantito me acosté.

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Y la Canción al árbol del olvido, milonga perteneciente a su obra Dos canciones Op.3 interpretada al piano por Alberto Portugheis


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martes, 9 de febrero de 2016

Más allá de los bosques

A. Pavolini, vestido con 
su uniforme de jerarca fascista
ALESSANDRO PAVOLINI (Italia, 1903-1945)
De... "Nuovo Baltico"(*)

Este magnífico y trágico texto está tomado de: 
http://transeuntenorte.blogspot.com.es/search/label/bosques

 

Paisaje característico de la Finlandia centro-oriental. (Foto www.teije.nl


El más allá de los árboles 
    
Desde hace un mes, en el Báltico veo abedules. Estoy dulcemente obsesionado por los bosques.
Bosque de abedules cerca de Kouvola (sudeste de Finlandia).
(Fuente: http://onnila.wordpress.com/tag/kouvola/)
      Anoche no conseguía dormir y salí al bosque, entre los abedules, bajo un cielo sin estrellas, no por la oscuridad, sino por el resplandor. No esperaba, por supuesto, toparme con un reno, ni oír algún aullido, como la Novia del Lobo sobre la que escribe Aino Kallas [1]. Mis fantasías eran más bien vegetales.
     Acariciaba los troncos, duros, vivos, fríos; miraba las ramas que se sumergían en las tenues sombras. Los abedules permanecían inmóviles, con su aspecto ensoñado y meditativo. 
     En su vida, anclada a un único punto preciso de la tierra –pensaba yo–, los árboles quizá presientan otra vida, probablemente sueñen con ese más allá que les espera como lo contrario de su existencia en el bosque. Lo mismo que los hombres cuando imaginan el Paraíso. 
     La existencia del árbol es sumamente lenta, sin cambios de ritmo ni acontecimiento alguno. Esta es su primera característica. La segunda es el no poderse mover, el estar sujeto para siempre al mismo metro cuadrado. Y la tercera es esa pesadumbre, que tan bien se advierte por las noches, de no poder compartir su vida con la de ningún semejante, no poder fundirse en un abrazo con otro ser vivo hasta la ilusión amorosa de hacerse unidad. Los árboles apenas se tocan, rozan sus hojas, se acarician levemente con esos dedos ciegos, sufren la desazón del deseo sin poder alcanzarse del todo. Una maldición los mantiene aislados y sedentarios.
      Algún día, sin embargo, tú, abedul, que no has experimentado nada más que tu simple existencia, sentirás que algo ocurre en tu base. Algo brusco, rápido, indiscutible. Serán los golpes del hacha de un leñador finés. Se te presentará de este modo la muerte liberadora como lo opuesto de la vida: según tus presentimientos de esta noche y de muchas otras noches, cuando yo me acuesto y tú permaneces en pie.
Abedules cortados para la industria madedera.
(Foto © Victor Sagaydashin)
     Toda la vida te has mantenido inmóvil en tu lugar, centinela de ti mismo. A partir de aquel momento entrarás en tu más allá, empezarás a moverte y sentirás la voluptuosidad divina de la horizontalidad. Y ya desnudado de ramas, hojas y raíces, reducido a tu esencia, al tronco, empezarás a viajar horizontalmente arrastrado por la corriente de un río, y durante ese viaje no te detendrás. 
     Viajar, fluir eternamente: el paraíso de quien tuvo raíces. Los grandes ríos gélidos atraviesan raudamente los bosques arrastrando troncos migrantes. Los conducen hacia el golfo de Finlandia, hacia el golfo de Botnia, según el camino que trazó el Gran Hielo cuando arrasó Finlandia y, a su paso, fue dejando cicatrices en forma de lagos y corrientes de agua. Si te encallas en un lago, abedul, unos hombres subidos a una balsa te empujarán para devolverte al curso de agua. (Pero, ¿será un lago o el recodo de un río? Es más difícil contar los lagos en Finlandia que las estrellas en el cielo: éstas son más numerosas, pero más fáciles de localizar. Quien pretende censar los lagos finlandeses no sabe cómo distinguir entre los que se enlazan entre sí por brazos de agua y los recodos de los ríos; entre los lagos salpicados de islas y los ríos que se bifurcan a partir de una isla. Y no salen las cuentas: cincuenta mil, sesenta mil, sesenta y cinco mil…)
     Flotas y así prosigues tu camino… A veces te aflige una peligrosa sensación, una mezcla de placidez y temor, como la que sienten los hombres en la nuca al notar que el suelo se hunde bajo sus pies. Es cuando te precipitas en la vorágine de alguna cascada o sientes el trueno de unas cataratas. (He venido a Imatra para ver “la mayor cascada de Europa”, como me enseñaron en la escuela. Pero ya no puede verse, pues la ha aprisionado una gigantesca central hidroeléctrica. [2]) Los rápidos son los momentos líricos de la lenta y solemne épica de los ríos. El tronco salta en medio de aquella violencia inmóvil, de aquel fragor eterno y compacto, y en ese momento se purifica su corteza. 
Transporte fluvial de madera talada en el sur de la Carelia finlandesa.
(Foto © Hubert Stadler / Corbis) 
     Cada vez más blanco, más del color del alma, el abedul alcanza su nirvana de árbol. De tanto en tanto siente el esfuerzo del salmón al remontar las aguas, o el topetazo con otro abedul. De este modo tiene lugar, al fin, el encuentro de tronco con tronco. Rozándolo, se dispone a abrazarlo, a confundirse con él en la unidad. 
     Sin embargo, la fábrica de celulosa espera con sus fauces abiertas. Surge de repente en el tiempo, aislada en el espacio. Hasta ayer fue bosque y es bosque lo que la rodea.
     Fábrica de celulosa, de pasta de madera, de cartón y papel: industria natural y sana como una planta, aquí, entre bosques y cascadas, en esa inmensa abundancia de madera, de vapor, de electricidad. […] Fábrica que funciona sin interrupción, con fuegos y luces permanentemente encendidos: en las nocturnas jornadas invernales, en medio de la nieve congelada; en las clarísimas noches estivales, entre prados verdes y rapados como los campos de golf de Escocia. […] 
     Cuando, lejos de su bosque natal, el abedul llega a la fábrica, pasa del río a un canal y a una cinta dentada que lo trasporta hacia su Purgatorio. Se ve sumergido, y con él millones de árboles, en un malebolge [3] giratorio donde los troncos saltan y se entrechocan mientras se purgan, bajo el incansable hierro, de los residuos de su corteza. Allí sienten por última vez el aliento de la lluvia, del viento, de los hongos y de los arándanos. El tronco, mondo, blanco, vuelve a salir. Ahora será cuando las cuchillas eléctricas den cuenta de él. 
Traducción del italiano de Albert Lázaro-Tinaut 


(*) La primera edición de Nuovo Baltico de Alessandro Pavolini fue publicada por el editor Vallecchi de Florencia en 1935. El texto que se reproduce (pp. 113-118) han sido tomados de la edición al cuidado de Massimiliano Soldani publicada por la Società Editrice Barbarossa de Milán en 1998. 
[1] Aino Kallas (1878-1956) fue una destacada narradora y poeta finlandesa muy vinculada a Estonia, donde vivió y ambientó sus principales obras, entre las que sobresale la novela Sudenmorsian (‘La novia del lobo’, 1928), cuya acción se desarrolla, precisamente, en la isla estonia de Hiiumaa.
[2] En la localidad de Imatra, en la Carelia del Sur (al sudeste de Finlandia, junto a la frontera rusa), se encuentra, en efecto, una gran central hidroeléctrica. La presa de Imatrankoski, construida en 1929, aprovecha los rápidos del río Vuoksi, que antes formaban una de las cataratas más grandes y bellas de Europa.
[3] El Malebolge es el octavo círculo del “Infierno” de la Divina Comedia de Dante. Se divide en diez fosos circulares y concéntricos, cada uno de los cuales se dedica al castigo de una especie de fraudulentos (véase “Infierno” XVIII, 1-18).
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sábado, 6 de febrero de 2016

FRANCESCO PETRARCA (Italia, 1304-1374)

Viendo a un árbol caer, cual si arrancado
por fuerte viento o por el hierro fuera,
y a su excelso despojo en tierra echado
y esparcido, y su débil raíz fuera,

vi otro, que por objeto me había dado
Amor -y por Euterpe y Caliope, era
yo el sujeto-, que a mi se había enroscado
como al muro o al tronco enredadera.

Aquel laurel en el que hacían nido
mis suspiros y ardientes pensamientos,
que no lograron agitar su fronda,

en el albergue fiel al que han subido
echa raíces y a él tristes acentos
llegan aún, y no hay quien les responda.

                                                     Traducción Ángel Crespo
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miércoles, 3 de febrero de 2016

VERA JUÁREZ
¿Qué es el movimiento cinturón verde?

La protección de la mujer africana y el cuidado del medio ambiente se conjugan en el Movimiento Cinturón Verde ("Green Belt Movement"), fundado en 1977 por Wangari Maathai, una reconocida ecologista que fue la primera mujer africana y la primera ambientalista en recibir el Premio Nobel de la Paz.
     Hoy, el Movimiento cuenta con una red de más de 4.000 grupos comunitarios que plantan árboles, protegiendo así el medio ambiente y formando a la vez a las mujeres para que puedan generar ingresos a través de la silvicultura y la apicultura.
     Más de 50 millones de árboles ya fueron plantados en Kenia a partir de este movimiento que inició Muta Maathai y que se replicó en distintos países africanos.
     Conocida como "Mujer Árbol", esta mujer ha dedicado su vida a defender el medio ambiente y a buscar mejorar la calidad de vida de las mujeres, inspirando a muchos en la lucha por los derechos humanos.
     Como miembro del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, Maathai fue descubriendo que muchos de los problemas del país estaban en la degradación del ambiente. Entonces, presentó la necesidad de plantar más árboles y recibió apoyo.
     A partir de ese momento, impulsó que las mujeres crearan guarderías de árboles nativos de la zona, luego fuesen al bosque y colectaran semillas, a cambio de una retribución monetaria. El objetivo final era plantar esos árboles en el bosque y brindarles una herramienta de trabajo sostenible.
     La creación de la Gran Muralla Verde, un cinturón de árboles de 7000 kilómetros de longitud y 15 de ancho, entre el océano Atlántico y el mar Rojo fue anunciada en la cumbre de la Comunidad de Estados del Sahara y del Sahel, un año después de que Maathai recibiera en Premio Nobel. Este verdadero "Cinturón Verde" sería capaz de detener el avance del desierto que actualmente absorbe 1,5 millones de hectáreas por año.
Información: http://www.labioguia.com/notas/que-es-el-movimiento-cinturon-verde
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