sábado, 15 de octubre de 2016

Juan Guzmán - Árboles en la heráldica de Canarias, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA (Ingeniero forestal)
Dragos, palmeras, pinos canarios y más, en la heráldica de las Islas Canarias


Traemos un trabajo de Juan Guzmán realizado en 2015 sobre la heráldica en las Islas Canarias en la revista  PELLAGOFIO nº 37.
Su, siempre interesante, último trabajo, dentro de la serie "Árboles de Canarias", ha sido sobre el Drago de Luis Verde, "el drago que predice los inviernos".
 
A la hora de definir las señas de identidad de un territorio, a menudo ocurre que los árboles cobran un protagonismo particular. En el caso canario, esta casuística se repite en varios municipios, pero también islas, recogiendo varios símbolos o figuras retóricas del monte o en directa referencia a determinados árboles. En este artículo recogemos aquellos blasones que reflejan solo árboles canarios, ya que también existen árboles frutales u otros ornamentos vegetales.
       Cabe decir que los escudos institucionales con simbología forestal suponen una importante mayoría en el archipiélago, incluso podemos encontrar islas como El Hierro en la que todos sus municipios aluden significativamente al árbol. También sucede que en un mismo escudo aparece más de uno: el de Teror (en Gran Canaria), combinando pino y palmera; o el de Puntagorda (en La Palma), donde se representa al pino con el drago.


      Entre los escudos que aluden a ejemplares concretos encontramos el de la Victoria de Acentejo (en Tenerife), que incluye al célebre Pino de la Victoria (29º 38´ 8´´ N y 13º 7´3.5´´ W), testigo mudo de la batalla de 1495 entre guanches y castellanos; el de El Paso (en La Palma), que recoge el Pino de la Virgen (28º 39´ 46´´ N y 17º 50´ 29´´ W) al que ya hemos dedicado un artículo; o los de El Hierro y Valverde, donde aparece, cómo no, el mítico til santo del Garoé (27º 47´48.5´´ N y 17º 56´24.5 ´´W), objeto también de un texto en esta serie “Árboles de Canarias”.
      Por su parte, el de Valsequillo (en Gran Canaria) o el de Alajeró (en La Gomera) centran su atención en ejemplares concretos de drago: el Drago de Luis Verde (27º 59´37´´ N y 15º 29´6´´W) en el primero y el Drago de Agalán (28º 4 29´´ N y 17º 14´73´´ W) en el segundo, mientras que el de Guía de Isora (en Tenerife) se refiere al Almácigo de Chajajo (28º 12´08´´ N y 16º 46´ 76´´W).


Del árbol al bosque

      Otros escudos vienen a denotar la abundancia de la especie en el municipio, es el caso del almácigo en Arona (Tenerife); el laurel en Tegueste (Tenerife) o en Moya (Gran Canaria); el pino canario en zonas cumbreras como Artenara (Gran Canaria), La Guancha (Tenerife) o El Tanque (Tenerife); la palmera canaria en Haría (Lanzarote) o Valle de Gran Rey (La Gomera); el laurel en Tegueste (Tenerife) y también en Moya (Gran Canaria); la sabina en Frontera (El Hierro); o el acebuche en La Oliva (Fuerteventura), en este caso más como reflejo de épocas pretéritas. Hay símbolos que van un poco más allá, así la enseña de Vilaflor (Tenerife) recoge al pinar en su conjunto.
      El elemento vegetal que más se repite entre las Islas es la palmera canaria, solo ausente en El Hierro. Nuestra palmera es especialmente frecuente en Gran Canaria, si bien debe tenerse en cuenta que algunos escudos municipales toman figuras del escudo insular. El segundo elemento más abundante es el pino canario y luego le sigue el drago.
En armonía con la denominación insular encontramos la palmera en el escudo de la isla de La Palma y si bajamos a escala municipal aparece el sauce en el Sauzal (Tenerife) y el pino en El Pinar (El Hierro), valgan las redundancias.
      Solo queda añadir que creo compartir con el lector que la bandera más forestal del archipiélago es la del Ayuntamiento de El Pinar, en El Hierro, a su vez el municipio más joven de Canarias –constituido oficialmente el 15 de septiembre de 2007–. Por eso ondear la bandera de este ayuntamiento equivale a airear la fragancia resinosa del más extenso de nuestros ecosistemas, es como evocar a la propia naturaleza y, cómo no, a la libertad que un día, como especie planetaria, perdimos.

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